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miércoles, 14 de enero de 2015

EL CRECIMIENTO DE LAS ECONOMÍAS LATINOAMERICANAS A LA BAJA



El crecimiento de las economías de Latinoamérica ha defraudado en los últimos trimestres las expectativas tanto de las instituciones privadas como de los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Un hecho que ha provocado una continua revisión a la baja de las últimas proyecciones. Con estos antecedentes se llega al comienzo del 2015, un ejercicio sobre el que los economistas y analistas se muestran muy cautelosos.
El ritmo de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) de América Latina y el Caribe mantiene una clara línea descendente durante los últimos años. Se incrementó a un ritmo del 6,2% en 2010, del 4,6% en 2011, del 2,9% en 2012 y del 2,7% durante 2013. La región se ha visto claramente beneficiada los últimos ejercicios por el encarecimiento de los precios de las materias primas, especialmente provocada por la demanda de China. Pero el boom de los precios de las materias primas se dio por agotado en 2011.
Previsiones generales
El FMI prevé que la región cierre el año 2014 con un crecimiento de apenas el 1,3% (solo una vez en los últimos 12 años se ha registrado una tasa de crecimiento más baja) y del 2,2% en 2015, según el ultimo informe sobre las perspectivas económicas para la región publicado por este organismo el pasado mes de octubre y titulado Perspectivas económicas: Las Américas. El FMI señala que existen importantes riesgos para las economías de los países sudamericanos durante 2015. Entre ellos, destaca la posibilidad de que la demanda global de materias primas sea menor a lo esperado, por ejemplo, a raíz de una mayor desaceleración en China. La consiguiente disminución de los precios de las materias primas, los volúmenes de exportación y la confianza de los inversores golpearía con especial dureza a las economías de América del Sur, según el organismo. También indica que las perspectivas económicas podrían verse afectadas por un resurgimiento de la volatilidad en los mercados financieros si las tasas de interés en Estados Unidos aumentaran de forma más abrupta de lo previsto. “Más allá de estas fuentes externas de riesgo, los países deberán gestionar con cuidado los desafíos políticos que planteará un menor crecimiento a nivel domestico”, avisa el FMI en el mencionado informe.
Germán Rojas, director de la Licenciatura en Economía del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), cree que la clave para el crecimiento de cada economía latinoamericana dependerá de su dependencia del exterior. “Cada país crecerá de acuerdo a su relación con la economía internacional. Aquellos países que dependen de productos como el petróleo tendrán un desarrollo incierto, ya que la reducción en el precio internacional ha ocasionado que se vean mermadas sus finanzas públicas y, en consecuencia, que el riesgo aumente”, indica. 

Como aspecto positivo de cara a 2015, señala “el crecimiento sólido de la economía norteamericana, que ocasionará que las importaciones aumenten, generando empleo y crecimiento en Latinoamérica”. Sin embargo, advierte de que “la volatilidad internacional que países como Rusia, Venezuela y México podrá influir negativamente en el crecimiento económico de la zona”.
Rojas es claro al señalar los retos a los que se enfrentarán las economías latinoamericanas durante los próximos doce meses: “el mayor riesgo es la caída en el precio del petróleo, pero también serán un punto negativo la desaceleración de la economía de China, la Unión Europea y de Rusia”. Este profesor del ITAM cree que para hacer frente a estas dificultades “en el corto plazo los países solo podrán hacer ajustes fiscales, lo cual generará, dada la resistencia de los gobiernos a reducir el gasto público, más impuestos y deuda”. Sin embargo, cree que esta medida “generará un mayor ambiente de incertidumbre”, por lo que “la única solución posible es un esfuerzo fiscal serio, aunque no parece que esté considerado en la agenda política de los gobiernos latinoamericanos”.
Evoluciones dispares pero problemas comunes
El estudio titulado Perspectivas económicas de América Latina 2015, elaborado por la OCDE, el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de Naciones Unidas (CEPAL), sitúa el crecimiento de Brasil (séptima economía del mundo) en el 1,3% para 2015, recuperándose desde el 0,2% de 2014. Al mismo tiempo, este informe prevé un avance del 3,2% en la economía de México, del 3,0% en Chile y del 4,3% en Colombia. Los países con una evolución más débil del PIB seguirán siendo Argentina y Venezuela.
El informe Perspectivas económicas de América Latina 2015 señala que una de las principales preocupaciones en estos momentos es que las bajas tasas de crecimiento previstas para la región en los próximos años, cercanas o por debajo del 3%, no representen una desaceleración temporal, sino que reflejen un crecimiento potencial más bajo que el habitualmente estimado. La OCDE, el CAF y la CEPAL indican que en el largo plazo las modestas perspectivas de crecimiento para la región recuerdan la necesidad de avanzar en el ámbito de las reformas estructurales para impulsar el crecimiento potencial con equidad, dentro de las cuales el fortalecimiento de la educación, las competencias y la innovación son clave. Y es que consideran que la evolución de la productividad en América Latina es decepcionante con respecto a otras economías emergentes. Una mayor productividad permitiría además avanzar hacia un crecimiento más inclusivo, y reducir los elevados niveles de desigualdad y de pobreza.

Rojas estima que los países que están en una situación de mayor debilidad y, por lo tanto, lo pasarán peor los próximos meses son Venezuela, Brasil y México, “ya que parte de su riqueza depende del petróleo”. “En el caso de México, además, está la incertidumbre social y la falta de rumbo político y económico”, añade. Respecto a Argentina, señala que “sigue presentando debilidad e incertidumbre”. Por el contrario, las economías que ve más fuertes para enfrentar los desafíos económicos más próximos para la región son la de Chile, Perú y Colombia. “Son países que se ven sólidos”, apunta.
Mauro Guillén, director del Lauder Institute de Wharton, advierte que América Latina es una región muy grande, por lo que se pueden observar grandes diferencias en el comportamiento de las economías. A su modo de ver, se pueden distinguir tres principales áreas. “La primera de ellas es México y América Central, que exporta básicamente productos manufacturados, principalmente a Estados Unidos. Las economías de estos países no lo están haciendo mal, sobre todo ahora que la actividad estadounidense se está recuperando, pero podrían hacerlo mucho mejor en la medida en que la economía estadounidense se recupere por completo”, explica.
La segunda sub-región, apunta Guillén, es gran parte de América del Sur, donde la mayoría de los países son fundamentalmente exportadores de materias primas y energía, en gran parte, productos agrícolas y minerales como el hierro. “Estos países, entre ellos Brasil, han sido golpeados por la desaceleración de la demanda de sus exportaciones de materias primas procedentes de China. A menos que China crezca más rápido, estos países no lo pasarán bien”, señala.
Y finalmente, la tercera sub-región sería la que comprende los países de Bolivia, Venezuela y Argentina. “Estos son lugares donde los problemas son esencialmente auto-infligidos por sus políticas populistas, que han desalentado la inversión extranjera y el comercio”, opina.
Brasil
Felipe Monteiro, miembro del Instituto Mack de Wharton, cree que 2015 no será un buen año para Brasil, pero tampoco especialmente malo. “Es importante señalar, para contrarrestar previsiones negativas, que, aunque las exportaciones de Brasil son muy dependientes de las materias primas, la mayor parte del PIB del país no proviene de las exportaciones. Las exportaciones son sólo una pequeña parte del PIB. Por lo tanto, el deterioro que pueda sufrir la balanza comercial no significará necesariamente un gran daño para el PIB brasileño”, argumenta.
Respecto a 2015, Monteiro espera que sea un año de “limpieza”, en el que el Gobierno tiene que poner la economía en orden y tomar medidas que no son populares, pero que son importantes para afrontar los desafíos fiscales que tiene Brasil. “Este será un año para cambiar las cuentas públicas, lo que implicará la creación de nuevos impuestos, no sólo en la gasolina, sino también en sectores que ahora tienen algunas ventajas fiscales. El Ejecutivo debe estudiar seriamente la manera de recaudar más”, asegura. Monteiro confía en que el recién nombrado ministro de Economía, Joaquim Levy, tome las medidas que necesita el país.
México
En cuanto a México, Guillén señala que, en los últimos años, “ha hecho progresos en varios frentes, pero lo que realmente ayudará al país será que la economía de Estados Unidos lo haga bien”. Destaca que, a medida que México se ha industrializado, su flujo de exportaciones ha pasado a depender cada vez menos de los precios de las materias primas, para ser cada vez más dependientes de los mercados económicos globales por la producción de bienes manufacturados, especialmente vehículos y equipos electrónicos.
Al igual que Brasil, México se enfrenta a importantes retos políticos que podrían empañar las buenas perspectivas de crecimiento. Guillén señala que “el nuevo presidente de México (Enrique Peña Nieto) llegó al poder con una agenda muy ambiciosa, aunque en estos momentos se encuentra algo estancada”. Para este profesor de Wharton, “las reformas son esenciales, ya que el país tiene un gran potencial en ciertas industrias que atraerían mucha más inversión extranjera si se liberalizaran”. Guillén cree que, en general, muchos cambios están ocurriendo en México y, en su mayor parte, el futuro se ve mejor que en el pasado más reciente. “A pesar de ello, no estoy 100 por ciento optimista al respecto. Hay un montón de cuestiones por resolver”, advierte.
Venezuela
La mayoría de los analistas coinciden en señalar a Venezuela como la economía que más sufrirá durante los próximos doce meses. Y es que, de todos los países sudamericanos golpeados por la caída del precio del petróleo, Venezuela es el más vulnerable. 

Monteiro espera “que pase algo” en el país durante el próximo año o 18 meses porque “no puede sostener su deuda si los precios del petróleo se mantienen en los niveles actuales”. “Va a ser muy interesante ver el impacto de esta situación en el país. Por más que Brasil, Argentina, Ecuador y México dependan del crudo, Venezuela es aún más altamente dependiente del petróleo”, concluye.

Por gentileza de

The Wharton School
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