Caso nº 7. No se ha establecido una distinción entre el "staff personal" y el "Staff general"
Jim Sorenson era un hombre inteligente que se habia especializado en sicología. Tenia una gran experiencia en este campo, como tambien en arte y periodismo. A los treinta años llegó a ser adjunto del director en una agencia de publicidad.
El presidente del consejo de la agencia era también una persona brillantes, pero inconstante, que cambiaba de modo de pensar con demasiada frecuencia, lo que impedía que tuviera un éxito personalmente, cualquier tarea que realizara. Por ejemplo, despedía con frecuencia al personal de su departamento de investigación o rehusaba aceptar sus sugerencias y así la mayoría de sus investigaciones resulyaban infructuosas.
No admitía ninguna clase de crítica, ausentándose con frecuencia de la empresa y además enfrentó a los empleados. El director de la agencia era, desde hacia tiempo, el "peón" del presidente, recibiendo un sueldo de 100.000 dólares al año, ademas de otras gratificaciones, y no quería correr el riesgo de contradecir a su superior.
Después de trabajar cinco años en la agencia, Sorensen persuadió al director para que le nombrara su adjunto.
Sorensen se sirvió de su puesto para servir de intermediario entre el director y los otros ejecutivos. Consiguió para ellos aumentos de sueldo, elevados incentivos y trabajos menores; se ocupó de que disfrutaran de servicios médicos, tratamientos con siquiatras, asesores juridicos y otros servicios completamente gratuitos. Asimismo, intentó anticiparse a las decisiones y deseos de su jefe.
Dijo que pensaba obsequiar al presidente del consejo con ocasión de su septuagésimo cumpleaños y dió la idea de que se le podría encargar una composición musical alabando sus cualidades. Esta composición la realizaría uno de los mejores compositores del mundo.
La composición musical era un himno de alabanza. El adjunto contrató una orquesta y algunas estrellas de la Metropolitanj Opera para ejecutarlo en el Waldorf-Astoria en presencia de todos los ejecutivos y de clientes. El adjunto también tomó medidas para anunciar la creación de unas becas que se concedían con el nombre del presidente. No se olvidó tampoco de que la secretaria del presidente debía recibir regalos apropiados, joyas de Tiffany, por ejemplo.
Desgraciadamente no tuvo éxito Sorenson a pesar de sus esfuerzos para que el presidente fuera homenajeado y también fracasó en su deseo de hacerle popular entre los ejecutivos. El mal del problema estaba en que no era capaz de cambiar la actitud arbitraria del presidente. Finalmente, el director cayo en desgracia del presidente y éste le despidió. Automáticamente el adjunto se fue con él. El adjunto comentó que no habia obtenido nada, ni siquiera un coche descapotable, que era lo que menos podía haber esperado del presidente del consejo.
La fòrmula que Sorenson se trazó para actuar como adjunto personal puede consensarse en las siguientes premisas (cada una de ella se empleará según la ocasión lo aconseje) :
- El trabajo del director es de tal clase que únicamente podría charlar con Dios ( puesto que es el único superior a él) y puesto que no puede hablar con Dios, debe hablar con su adjunto.
- Debe aprender a nadar contra corriente. Su vida no le pertenece.
- Ya que a los trabajos no les puede dar la fuerza de su poder debe sin embargo realizarlos, o hacer que se realicen, valiéndose de su tacto personal.
- No debe hablar en contra del director ni en contra de nadie con otra persona.
- Debe enterarse de los que piensa el jefe.
- No debe dejar nunca de ser independiente ( pero aprendiendo a hacer uso de esta cualidad en su justa medida).
- Nunca le diga a su jefe nada delante de otros, podría ofenderle.
- No debe tener más responsabilidad que la de un oficinista, si no quiere granjearse la antipatía de los demás.
- Principalmente y, sobre todo, deberá recordar que trabaja para un egoista; asi debe trabajar sobre su ego.
- Es importante pasar los fines de semana con él, comer frecuentemente con su jefe y llamarle por teléfono cuando sea oportuno, o escribirle una nota.
- El alcohol es el mejor instrumento de dirección para el adjunto.
PRD
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Fuente: EL STAFF EN LA EMPRESA. Autores: Ernest Dale y Lyndall F. Urwick
Capitulo: Estudio de casos en que un adjunto ha fracasado.
EDICIONES DEUSTO- 1966.
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