Un estudio de la agencia S&P Ratings dice que España es el sexto país de la UE más afectado por la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, aunque el ministro de Economía, Luis de Guindos reiteró que no va a cambiar las previsiones de crecimiento para este año, fijadas en un alza del 2,7% del PIB. |
Pero la caída del IBEX 35, del 12,35%, el mismo viernes cuando se conocieron los resultados, indica que los mercados no parecen tenerlo tan claro.
Según S&P Ratings, la relación económica con Gran Bretaña supone sólo el 2,7% del PIB español, pero su salida de la UE golpea los dos sectores que tiran de la recuperación económica, el turismo y el inmobiliario, que tienen en los británicos su mayor cliente. Más allá de que las negociaciones consigan que los británicos tengan libertad de movimientos y un estatus legal y fiscal similar al que tienen los ciudadanos comunitarios, la caída de la libra esterlina hunde su poder de compra y la incertidumbre sobre el futuro reducirá seguramente su consumo.
“Es una situación ligeramente negativa, pero no catastrófica” señaló el presidente de la Federación Española de Hostelería y Restauración (FEHR), José María Rubio, que consideró que el mayor impacto a corto plazo vendrá por la depreciación de la libra. Rubio recordó que los británicos veranean y compran viviendas en España desde antes de que naciese la UE, por lo que asumirán de manera “ordenada y tranquila” esta decisión. La patronal de las líneas aéreas, la Iata, estimó ayer que el número de viajeros británicos caerá entre un 3% y un 5% hasta el 2020, por la libra y el empeoramiento de su economía.
Cada año llegan a España 15 millones de turistas británicos, que gastan 14.000 millones de euros. Incluso si no vienen menos, una devaluación de la libra del 14%, como la que ha sufrido desde diciembre del año pasado, reducirá previsiblemente su gasto en un porcentaje similar. Esto tiene un efecto especialmente importante en las zonas con alta concentración de turistas británicos, como la Costa del Sol, la Costa Blanca y las islas.
Hay 760.000 británicos que tienen su segunda residencia en España, y cerca de 319.000 de ellos son residentes permanentes, principalmente jubilados que viven de una pensión que cobran en libras y que son usuarios intensivos de la sanidad pública, a la que tienen derecho como ciudadanos comunitarios.
Su futuro depende de que las negociaciones con la UE, o las bilaterales que pueda emprender España, les mantengan la cobertura sanitaria. Y la incertidumbre sobre ese estatus futuro frenará previsiblemente las compras de segundas residencias en España.
Los británicos son, de nuevo, los primeros compradores de vivienda de costa: compraron 15.700 el año pasado. La caída de esta demanda debería frenar los precios en esas zonas, donde además se están volviendo a empezar nuevas promociones.
España exporta al Reino Unido por valor de 18.000 millones anuales (el 7% de la exportación total), y podría perder mercado por cambios en los aranceles. La negociación, sin embargo, será lenta, advierte la patronal de transportistas Astic, y la situación actual puede mantenerse unos dos años. El mayor impacto vendrá también aquí por la caída de la libra. La Federación Española del Vino recordó ayer que Gran Bretaña es nuestro segundo mercado y que los exportadores ya están sufriendo el impacto negativo del factor divisa.
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martes, 28 de junio de 2016
REPERCUSIONES DEL BREXIT EN EL TURISMO Y EL INMOBILIARIO
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