Después de asistir a los ultimos debates entre Gobierno, Sindicato y Patronal, nuevamente nos damos cuenta del grave perjuicio que dichos sindicatos están causando a la economía españolas con sus posturas intransigentes, anunciando próximas convocatorias de paros y huelgas, y estan tomando posturas menos flexibles respecto a los motivos de los actuales conflictos entre ambas posturas contrapuestas, es decir, Gobierno y Patronal.
Pero como se decía antaño, la vehemencia de estos sindicato--UGT y CCOO-- se la puede comparar como el Don Rodrigo en la horca: mientras agonizaba con la soga al cuello, aun le quedaban fuerzas para dedicarles a sus verdugos un corte de manga. Pero lo más grave de todo este galimatías, es leer o ver en los programas de TV.-- claramente de izquierda-- los comentarios que se reflejan en algunos foros de opinión que emiten juicios sumarísimos contra los empresarios. Este intento de socavar el prestigio de los empresarios, no es admisible, y menos permisible. No voy yo ahora a redescubrir lo que es un empresario. Pero para estos críticos, les voy a informar para su conocimiento y en profundidad lo que es y lo que representa la figura del empresario
El empresario es una persona dinámica y es la esencia y motor de la función empresarial y por ende de la economía.
Muchos autores, --que posiblemente estos críticos progres y de la ceja no conozcan--, han vertido innumerables comentarios sobre la figura del empresario, y cabe destacar algunas opiniones de estos eruditos sobre las cualidades que forman al empresario, en su definición más conceptual:
1. “Es un trepador típico y sin tradición… un revolucionario en los negocios y también un pionero involuntario en revoluciones sociales y políticas; sus contemporáneos no lo admiten en el momento en que da un paso adelante de modo que a menudo no es aceptado incluso entre los empresarios más tradicionales”.
2. “Esta impulsado por la necesidad de entrar en acción, el deleite del trabajo independiente y creativo, pero no se encuentra motivado por el deseo de satisfacer necesidades”.
3. “No decide en función de los costes marginales y los beneficios”
4. En sus decisiones, él no contrapone los riesgos a las oportunidades. “Es esa clase de tipo que menosprecia el equilibrio hedonista y no contempla con temor los riesgos implicados”. (Hedonismo: Doctrina ética que identifica el bien con el placer.)
5. No estudia cuidadosamente todas las combinaciones alternativas, porque “nunca llegaría a actuar”; por el contrario, toma las decisiones correctas inconscientemente.
6. Utiliza el 100 por 100 de los recursos ajenos.
7. Vence todas las dificultades externas, que son muchas, porque “el trabajador se resiste a los métodos vanguardistas, el consumidor a los productos nuevos y la opinión publica a formas nuevas de empresas, igual que hacen las autoridades, la ley y los acreedores”
8. Este tipo de empresario no es ni una profesión ni un estado permanente, es un “comportamiento que puede observarse de vez en cuando en un pequeño porcentaje de individuos”.
Ya en la época en que se realizaron estos comentarios por Schumpeter (1938), y posteriormente por Rexhausen (1960) la figura del empresario provocaba una gran fascinación en su sociedad contemporánea. Posiblemente en la actualidad algún empresario se sienta identificado con la imagen que hemos descrito, o no.
Pero posiblemente el 99% de los empresarios que en estos momentos estén leyendo estas líneas, admitirán como propias estas cualidades sin vacilación, incluso, sus actos le parecerán los más grandiosos, y cualquier opinión como la que se ha comentado al principio, les resultara completamente miserable por estática y obstrucionista.
En mi libro “Introducción a la Gestión Empresarial” (IEGE-2007) que ya ha sido leído por miles empresarios y estudiantes de habla española, he incluido a lo largo de los diversos temas del libro, la figura del empresario y lo he catalogado como: “un conquistador, lleno de valor, alegría de vivir y coraje, desinteresado y elástico. Es un creador, proponiendo planes e ideas nuevas con precipitada abundancia, casi hasta el punto de fragmentación; un importante empresario moderno con amplio sentido del marketing, arrojado e imaginativo. Sin una fortuna heredada que le ayude o le apalanque financieramente, personalidad esencialmente jovial, poderosa, un gran optimista, honrado, orgulloso, con coraje, pero también con una gran generosidad que destierra la idea de que un empresario en un ser falto de sentimentalismo”. (Citado en Moths y Von Heselberg, 1978)
Pero para la política económica actual lo que importa, por lo que se ve, no es el empresario dinámico, sino la combinación dinámica de “empresario, político, trabajadores y consumidores”.
Por ello nos tenemos que esforzar en esta combinación dinámica, y en la que las empresas de hoy estén preparadas para aceptar riesgos para hacer frente a los cambios estructurales que proponen los agentes del sistema y para crear nuevos puestos de trabajo.
Para terminar, en el foro que hemos venido comentado, figuraba la siguiente opinión de una conocida periodista “Ni soy empresaria ni autónoma, soy una trabajadora más de mi periódico, como los miles de hombres y mujeres que gracias a gente emprendedora y con muchas ganas de trabajar, o sea, empresarios y autónomos, tengo trabajo y puedo comer todos los días... ya me dirá usted de qué viviríamos sin trabajo... y el trabajo lo crean ellos (empresarios y autónomos)... no todos somos funcionarios, politicos o vivimos del papá Estado, que por cierto tampoco tendrían trabajo puesto que no habría a quien criticar o poner en evidencia"
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