La inversión en formación está de rabiosa actualidad. El Estado dedica inmensas cantidades de dinero para este fin, con tal de distraer a los miles y miles de parados, las direcciones generales de las empresas se refieren al tema con frecuencia, los asesores o consultores de formación lo convertimos en un argumento publicitario, las revistas, periódicos, dedican números exclusivos o publican artículos sobre el tema hasta la saciedad. Y ahora Internet como el vehículo de transmisión de la cultura empresarial, llegando a miles de alumnos que siguen cursos on line.
¿Se trata de una moda pasajera? ¿O más bien nos encontramos ante la súbita aparición de una problemática nueva, que tendremos que tomarlo muy en serio para renovar la manera de valorar y tratar los problemas de formación en las empresas y las organizaciones?
Parece que el asunto va en serio; se trata de una inversión inmaterial e intelectual, la gestión de los conocimientos y las destrezas en la empresa tiende a plantearse en términos de inversiones.
España parece preocuparse seriamente de la formación dentro de la empresa. Estamos asistiendo a la proliferación de innumerables escuelas de negocio, la universidad pública dando un signo de modernidad introdujo en sus aulas carreras de ciencias empresariales, no al estilo de las que se impartían en las antiguos Escuelas de Comercio, con sus peritos y profesores mercantiles, que conocían al detalle los matices de las pequeñas y medianas empresas.
Hoy la concepción de los estudios empresariales ha cambiado, como han cambiado los tiempos que nos esta tocando vivir. Si antaño el estudio de los sistemas gestión estaban enfocados a conseguir una mayor diligencia en la solución de los problemas, hoy día los alumnos que se forman en dichas escuelas tratan de conseguir la validación de sus estudios, no desde un enfoque práctico y aplicativo en su actividad profesional, sino para alcanzar un grado de reconocimiento de la sociedad, imprescindible para situarse en ella. Cuanto mas prestigio tiene la Universidad o la Escuela de Negocios, mas inversión de tipo personal o familiar ha de realizar el alumno.
Como es un pastel muy apetecible, y donde la persecución de objetivos económicos es al parecer su única meta, tanto la Universidad Publica como la Privada, han iniciado una lucha fraticida para obtener el beneplácito de los estudiantes para atraerlos a sus aulas, donde existe un sin fin de materias, también muy sofisticadas, que inducen al error del alumno, que no sabe que camino tomar.
Y una de estas opciones es gratis, como es la Formación Profesional de Grado Superior, que a mi entender plantea situaciones muy claras sobre la gestión empresarial y sus alumnos—una vez terminados sus ciclos de formación-- se incorporan al mercado laboral con un alto grado de preparación lo que les facilita rápidamente su incorporación en las empresas que demandan sus servicios.
Pero parece ser que al ser unos estudios que podríamos calificar de “no tan importantes” como los que se imparten en las Universidades Publicas o Privadas, las empresas de selección tienden a la contratación a los alumnos que estudiaron en estos Centros, en detrimento de los alumnos que estudiaron en las Escuelas de Formación Profesional.
Este fenómeno ha comenzado a notarse, y a sabiendas de que estos alumnos están perfectamente formados, son las escuelas elitistas y las universidades privadas (y alguna pública) las que no quieren que se les arrebate su estatus y lanzan mensajes subliminales de que una formación privada en este área de la empresa es mucho mejor que la formación a través de la Formación Profesional, que dependen del Estado.
Lo que si es cierto, que tanto unos como otros alumnos, tratan de alcanzar los objetivos personales que se proponen y luego son los resultados de sus acciones los que ratifican o desaprueban un sistema de formación u otro.
No obstante, la amplia oferta formativa actualmente en España ilustra perfectamente esta toma de conciencia con la necesidad de la formación, estimulada, sin ninguna duda, por el entorno cada vez más competitivo como es la globalización de la economía, y mucho mas cerca la Europa del siglo XXI.
Estamos apreciando el dinamismo de las empresas en materia de formación de la parte de la masa salarial que le dedican, a través del Tripartito, cuya financiación facilita el acceso a la formación a todos los miembros de la empresa. Pero, en general, salvo excepciones, la empresa española media no dedica más del 2% a sus planes formativos, lo que es inferior, por no decir utópico, al umbral mínimo ideal que los expertos fijan entre el 5% y el 10%.
Por otra parte “el tiempo que se dedica a los cursos y seminarios en España no excede del 3% del total de las horas de trabajo cuando lo óptimo es el 10%”
Sin embargo, situados en un contexto absoluto, es evidente que las empresas con un importante volumen de negocio disponen de medios más importantes que las pequeñas empresas, y son las que tienen en su haber el mayor número de horas de formación al año.
Esta conclusión permite pensar que el mercado de la formación deberá desarrollarse todavía más en el futuro si se tiene en cuenta la opinión de los expertos.
La oferta formativa se orienta generalmente hacia un tipo de formación de alto nivel destinada, preferentemente, a los ejecutivos superiores, dejando así, a un lado, áreas en la formación de menor nivel para directivos medios, a un menor coste.
Adaptarse a los constantes cambios que se han producido en los últimos años, con la incorporación de las nuevas aplicaciones tecnológicas, incrementando la productividad y alcanzar cotas más elevadas de eficacia son condiciones imprescindibles para remontar la crisis, reduciendo las posibilidades de que mas trabajadores se incorporen a la nefasta lista de desempleados.■
Pedro Rubio Domínguez
Director General
INSTITUTO EUROPEO DE GESTIÓN EMPRESARIAL
MADRID/ESPAÑA
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