No es ningún secreto. El mercado laboral se dirige imparable hacia la temporalidad y hacia los trabajos por proyectos, algo que se traduce en relaciones cada vez más fugaces entre los profesionales y las empresas y en una demanda de perfiles especializados, capaces de solventar las tareas de cada momento. Y la tendencia, pese a tener mayor impacto en las capas inferiores de las compañías, está empezando a dar que hablar también en los despachos. Aunque con unas condiciones y características muy diferentes, alejadas de la inestabilidad y precariedad que normalmente acarrean estas medidas.
“Hablamos del alquiler de directivos, o headrenting, un modelo que si bien tuvo su máximo esplendor en los años más duros de la crisis, vemos que a día de hoy sigue creciendo”, explica Alberto Fernández, socio de Servitalent, una de las firmas que ofertan este tipo de servicios, con una cartera de directivos de alto nivel disponibles. La razón, prosigue, se encuentra en que tras los años de más dificultad económica, las compañías no han recuperado las plantillas de las que disponían anteriormente. Tampoco en la alta dirección. “Y ahora, como en la crisis, siguen prefiriendo contar con ciertos servicios de sus profesionales únicamente en el momento en el que los necesitan, sin atarse a ellos”.
Se estima que los ejecutivos se dedican a dirigir un 20% de su jornada
Antes, el objetivo al contratar a un ejecutivo era tener a un profesional con dedicación permanente a la empresa, durante todo el tiempo. “Sin embargo, las organizaciones se han dado cuenta de que los directivos no se pasan las ocho, nueve o diez horas de su jornada dirigiendo”, alega Jorge Nogués, socio director de Grupo SuDirectivo, otra de las firmas del sector. Diversos estudios, ilustran Fernández y Nogués, estiman que los ejecutivos dedican a dirigir a los equipos menos de la mitad del tiempo de su jornada, en torno a un 20%. “Por eso las compañías no necesitan que estos perfiles estén full time en la empresa, sino solo cuando es necesario”, cuenta Nogués.
La tendencia, aseguran los expertos, es imparable con el paso de los años. Solo quedan algunos detalles por pulir para que realmente se haga efectiva en el grueso de las compañías. Uno de ellos es saber cuáles son las posiciones realmente alquilables. Otro, quizá el más importante, es el relativo a la seguridad. “El gran escollo a superar, tanto para las empresas como para los profesionales, son los círculos de confianza”, apunta Fernández. Por el momento, los alquileres de directivos se hacen de forma muy pausada y meticulosa, con cierto recelo, “porque cuando se añade el atributo de la temporalidad, muchos empresarios desconfían al entender que puede haber un riesgo para la empresa, relacionado por ejemplo con la fuga de información confidencial”, reconoce. Sin embargo, en Servitalent han sabido cubrirse las espaldas al recurrir a ciertos servicios ofertados por terceras partes. Por ejemplo, aliarse con otras empresas que promueven un certificado de directivos que asegura que el perfil en cuestión es quien dice ser. “Esta medida, como los acuerdos de confidencialidad, dan seguridad a la empresa, porque es cierto que el apelativo de la temporalidad todavía alimenta la incertidumbre”, afirma Fernández. Si bien es cierto, recuerda Nogués, que estas modalidades, por su mera definición, aseguran la confidencialidad y la seguridad: “El directivo sabe que se gana la remuneración día a día, y si no es efectivo, su trabajo se acaba”.
La confianza de la empresa es el gran escollo a superar
Otra de las razones por las que estas alternativas están ganando peso en el mercado, señala Nogués, es el auge de las startups y pequeñas y medianas empresas. “Son firmas que nacen siendo muy pequeñas y que a medida que van creciendo necesitan unas funciones directivas diferentes. No puedes tener al mismo ejecutivo financiero ni al mismo directivo comercial cuando pasas de facturar un millón de euros a embolsar 10 millones”, ilustra. Esto, además, no significa que uno sea más válido que otro, sino que cada cual atiende a sus etapas. “Es una especialización pura”. Por el mismo camino apunta Fernández, quien alega, por ejemplo, que en la fase embrionaria de una startup hace falta un perfil diferente al que se necesita al entrar en una importante ronda de financiación.
Ir de empresa en empresa, al contrario de lo que pudiera parecer, no es negativo para el ejecutivo. “De hecho, las condiciones para que un directivo pueda ser alquilado es que tenga más de 10 años de experiencia y que en ese tiempo haya pasado por cinco o seis empresas. Eso denota adaptación y capacidad de trabajar en diferentes entornos”, resalta Fernández, quien aporta un dato significativo: en el headrenting, el 65% de los honorarios pactados entre empresa y directivo se mueve entre los 100 y los 400 euros al día, “y normalmente estas relaciones oscilan entre los seis meses y los dos años de duración”.
Pablo Sempere
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