Todo negocio o empresa, independientemente de su tamaño, precisa para ser efectiva de un Plan de Negocio, claramente expresado y redactado que nos sirva de “guía” para el desarrollo del mismo. Podremos decir que será el resultado de:
- Un profundo conocimiento de la “misión económica de la empresa”, respecto a su “capacidad”.
- Una plena identificación de su “estrategia competitiva”
- Un plan detallado donde se fijen claramente “la forma y momento” de llevar a cabo la estrategia y la responsabilidad que cada departamento tiene en el Plan.
- Una serie de cuestiones o preguntas cuyas respuestas nos permitan analizar el éxito o fracaso del plan de acción.
Una forma de llegar a entender la misión y la capacidad
económica para llevarla a cabo es, olvidando las acciones anteriores de la
empresa y llegar claramente a los nuevos diseños promocionales esenciales que
es donde la empresa debe basar su nueva estrategia. En otras palabras “ir al meollo de la
cuestión”. La diversificación únicamente deberá realizarse cuando se hayan
explorado al máximo las operaciones centrales o básicas.
Las empresas sólo pueden manejar las complejidades
hasta cierto punto. O dicho de otra manera: solo pueden añadir valor a cierto
número de empresas. Además de simplificar la cartera de activos de la
corporación mediante ventas de empresas, algunas compañías han hecho verdadera
criba de sus negocios, reduciéndolos a unidades más pequeñas o mejor definidas.
Las estrategias tratan de aprovechar los “nichos” de mercado. El
anuncio de la entrada de nuevos competidores en el mercado, el desarrollo de
nuevos productos, la tendencia del crecimiento de los mercados, etc., todo ello
contribuye para que las empresas evalúen sus puntos fuertes y débiles, para
competir con ventaja.
Ningún plan es un “auto de fe”. Si
las conclusiones que rodean una operación cambian mucho sobre el plan previsto,
la empresa debe examinar su planificación para evaluar los resultados y cambiar
rápidamente la estrategia.
Si esto ocurriera, lógicamente la empresa precisará con
seguridad también, un cambio en el Plan de Acción.
UN PLAN
CORPORATIVO EFICAZ
Cuando los consultores de gestión analizamos los
objetivos de una empresa, bien de nueva creación o ya constituida, nos
cuestionamos si la dirección estratégica de la misma debe seguir siendo
ejercida con un estilo autocrático o por el contrario, siguiendo la línea que
trazan los momentos actuales, deberemos recomendar una dirección estratégica
participativa.
No es esta una mera cabriola dialéctica para tratar de
persuadir o motivar a los empresarios a que acepten nuestras sugerencias, sino
una cuestión que sabemos preocupa a estos gestores, y que según nos manifiestan
en las conversaciones previas a nuestros trabajos de consultoría, desean
ajustar su conducta al signo de los tiempos y más aún, alcanzar con ella
resultados mas positivos para los fines que persiguen.
El método autocrático, supone una alta capacidad de acierto y una
energía de mando extraordinaria que le permite establecer las líneas de
conducta más adecuadas, y con su autoridad hacer que todo el equipo las siga
para alcanzar los objetivos que se ha fijado; implica también que este equipo
vea en el jefe la figura del líder y conserve la confianza puesta en él. Las
ventajas de una gerencia de estas características ejercida en la dirección de
una empresa, son:
- Que existe una sola fuente de órdenes y decisiones.
- Que existe uniformidad de criterios.
Por otro lado los inconvenientes, a nuestro juicio, son:
- Que los mandos intermedios dejan de pensar y de actuar por sí mismos, ateniéndose únicamente a las órdenes y decisiones del jefe, de quién son todos los éxitos y los fracasos que se producen.
- Que no existe el trabajo en equipo sino un grupo de combate a las órdenes del capitán.
- Que si el capitán se hunde, o tiene momentos bajos o de incertidumbre, todo el grupo se detiene o retrocede.
El método participativo, con la formación de
equipos responsables en la gestión y consecución de los objetivos comunes, son
las ventajas determinantes para el éxito de las empresas, en un mercado
evolutivo y competitivo.
Como consultores deberemos siempre dar nuestra opinión
que en conciencia y según nuestros conocimientos del problema, sea la más
acertada. A pesar de estar enterados, en síntesis, de lo que los empresarios
desean realizar en un futuro próximo, con el fin de encarar con garantías ese
futuro, y para poder enfocar con el máximo acierto y eficacia las soluciones
que permitan alcanzar los mejores resultados en la gestión que se nos encomienda,
necesitamos conocer mas profunda y detalladamente ciertos aspectos de la
organización funcional y económica de la empresa.
Por ello, una parte del tiempo previsto para nuestra
intervención, será empleado en un trabajo preparatorio (ADV), para poder estar
en situación de ofrecer a la dirección de la empresa, los programas mas
adecuados a implantar, tanto económicos como funcionales, para alcanzar los
objetivos propuestos.
Pedro Rubio Dominguez
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