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martes, 5 de junio de 2018

Responsabilidades sociales de la empresa


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En las empresas existen otras obligaciones, al margen de ganar dinero y velar por los intereses de los accionistas.  Por ejemplo, las responsabilidades que tiene la empresa desde el punto de vista social.

En Europa no existe una uniformidad de criterio en materia social entre los distintos países y en la mayoría de los casos estas responsabilidades están determinadas por las leyes. Pero esta regulación en materia social no es sino la demanda de la opinión pública que se encuentra inmersa en cambios constantes.

Pueden existir conflictos en el papel que desarrollan los empresarios, cuyo deber inequívoco es la defensa de los intereses de la empresa.  Pero es la misma sociedad en su conjunto la que demanda una serie de expectativas y el gestor se verá obligado a satisfacerlas.  Obvio es señalar que, el gestor defenderá en primer lugar los intereses de la empresa en vez de los de la sociedad, puesto que son aquellas los que pagan sus salarios.

No obstante, la opinión pública va cambiando paulatinamente y se van formando en la sociedad grupos de presión que van demandando a las empresas acciones concretas para que éstas adopten una actitud más acorde con los problemas que crean los intereses económicos y comerciales.

El hecho de que la industria contamine el medio ambiente se reconoce como una enfermedad de nuestro tiempo que destruye paisajes, emite residuos tóxicos, que levanta construcciones inadmisibles, crea ruido y suciedad, etc.

RESPONSABILIDADES DE LOS GESTORES

En primer lugar, debemos establecer las responsabilidades que la empresa tienen para con sus empleados.

El objetivo principal del gestor es obtener los mayores beneficios, aunque en empresas de gran tamaño existen otros importantes objetivos, como es el mantenimiento de su cuota de mercado, pues representa con mayor exactitud el valor de la organización al margen de los beneficios.

Dentro de estos conceptos, está la responsabilidad del gestor hacia los accionistas de la empresa.  Esta podríamos considerarla como la primera de las directrices de un gestor profesional, experimentado y cualificado. 

Estos gestores tienen a su vez la responsabilidad ante los empleados de la empresa, si bien la mayoría de los gestores relegan esta responsabilidad a un segundo plano.  Se sentirán satisfechos si la empresa obtiene suficientes beneficios, lo que permitirá a los empleados continuar en sus puestos de trabajo.  Con esto les basta para la estabilidad de su carrera profesional.

Existen leyes destinadas a proteger y defender a todas las partes implicadas. Por ejemplo: disposiciones legales para defender a los accionistas y sus intereses, si el gestor es culpable de fraude societario; hay leyes que protegen al empleado de tratos injustos o no razonables por parte del gestor (Estatuto de los Trabajadores), y existen leyes que protegen al público y a los consumidores, asegurando que las empresas no cometan abusos que pongan en peligro la salud y bienestar o sus ahorros (Asociaciones de Consumidores).

ÁREAS DE RESPONSABILIDAD SOCIAL

A medida que surgen o se desarrollan nuevas actitudes, aumentan las obligaciones de las empresas y sus dirigentes.

La opinión generalizada es que los gestores son los responsables de mantener un nivel de vida y de renta justa y razonable para sus empleados. En las empresas españolas existen los llamados “comités de empresa” cuya mayor responsabilidad es vigilar y/o proteger los derechos de los trabajadores, sobre todo los peor pagados, fijando y apoyando los salarios mínimos interprofesionales.  Si bien ésta es una responsabilidad que compete a los Sindicatos, los Empresarios y el Gobierno, son muchos los que piensan que los gestores tienen la responsabilidad moral de fijar niveles de salarios que no minen gravemente el nivel de vida del país.

En el ámbito de la Salud y Seguridad, existen en España muchas leyes para proteger a los empleados y los consumidores.  Estas son áreas que demuestra cómo la ley responde a la opinión pública, y los empresarios, no todos, reconocen su responsabilidad de proporcionar condiciones de trabajo acorde con lo dispuesto en dichas leyes.

El objetivo de una de estas leyes es concienciar a los empresarios sobre la gravedad de los accidentes laborales y, en segundo lugar, facilitar las herramientas necesarias para que, investigando accidentes e incidentes y analizando sus causas, puedan llevarse a cabo medidas correctoras que las eliminen o controlen.

También hemos de reconocer que la mayoría de las empresas adquieren la responsabilidad para conseguir el bienestar de su personal más allá de lo que propugnan las leyes, con servicios tales como: planes de jubilación, servicios sociales y de ocio; todo esto ha sido bien desarrollado y las organizaciones modernas se ocupan en mejorar estos aspectos, puesto que dan al personal un sentido de compromiso, de integración y elevan su moral y confianza.

En España ha habido desde 1977 una modificación gradual de las actitudes de las personas hacia el papel de los sindicatos, lo que demuestra una vez más el dinamismo con el que hay que considerar las responsabilidades sociales de la gestión. Se daba por hecho que los sindicatos representaban al conjunto de los trabajadores y que tenían una función en la sociedad al expresar sus opiniones desde una postura o situación de fuerza.  Esto ha ido cambiando con el tiempo y hoy se percibe que los sindicatos sirven a una minoría de los trabajadores, por lo que la obligación social de los empresarios de negociar con ellos ha cambiado sustancialmente.

En cuanto a la protección de los consumidores va aumentando y los gestores tienen que responder a esta presión constante.  El gestor acepta el código de conducta sobre transporte y suministro de mercancías peligrosas o contaminantes como algo razonable, pero todavía existe una resistencia a modificar enfoques tales como: publicidad, promoción de ventas y competencia desleal.  

Quizás, con el tiempo, la actitud y la presión sigan creciendo hasta el punto de obligar a los empresarios a cambiar su enfoque, pero siempre existe el riesgo que alguno de ellos impida que esto ocurra verdaderamente.  La empresa tiene la responsabilidad ante la sociedad en su conjunto de impedir prácticas negligentes y de proteger el nivel de vida de los consumidores.  Esto se ha convertido últimamente en un tema candente, bajo el concepto de responsabilidad social de la empresa actual.

TENDENCIAS FUTURAS DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL.

Posiblemente se incremente la presión sobre los organismos del Estado para que aumenten sus responsabilidades en materias sociales.  Algunas de estas tendencias son:
  • Reducir el consumo de energía y hallar formas más eficaces de conservarlas, al mismo tiempo de buscar otras alternativas.
  • Estudiar las formas de reducir la conflictividad laboral.
  • Progresar mas en el ámbito del trabajo combinando los sistemas tradicionales con las nuevas aplicaciones tecnológicas.
  • Búsqueda de empleo a los más desfavorecidos.
  • Mayor transparencia en la información y protección a los consumidores.
  • Una mayor preocupación por la decencia, veracidad y honestidad en la comunicación publicitaria, promoción de ventas y relaciones públicas.

Ninguna organización deberá hacer uso indebido, directa o indirectamente, de los elementos medioambientales en los cuales trabaja.  Los grupos ecológicos propugnan que las empresas deberían dedicar parte de sus recursos para cubrir sus responsabilidades sociales y les exigen a que éstas planifiquen correctamente sus proyectos, basando su desarrollo y puesta en marcha de acuerdo a las expectativas de la sociedad.

AUMENTO DE LAS RESPONSABILIDADES DE LA GESTIÓN

Podríamos argumentar que las empresas, algunas veces, se embarcan en un tipo de actividades más allá de sus funciones legítimas, pero en la mayoría de las ocasiones se basan en promocionar sus productos y servicios con un fin lucrativo, sin preocuparse de otros aspectos que no sean los estrictamente económicos.

Esto puede parecernos algo duro, y algunos pensarán que es totalmente injusto y que, por una ganancia a corto plazo, se sacrifique lo que es herencia de todos.  El problema para la industria es que cuando realiza prácticas “poco rentables”, los costes lo ha de soportar el consumidor en precios más altos, y esto les supondría ser menos competitivos.

Podríamos decir que, si la sociedad estuviera dispuesta a pagar precios más altos para cubrir los gastos extraordinarios de las empresas, si estas utilizaran sistemas en defensa del medio ambiente, no habría argumentos en contra para rechazar estos nuevos costes.  Pero es claro que, si el 50% de las empresas soportaran estos costes extraordinarios y el otro 50% no, éstos últimos tendrían considerables ventajas competitivas, lo cual no sería justo.

Además, podríamos argumentar que aquellas compañías que utilizaran algunos recursos para fines socialmente loables podrían obtener mayor acumulación de poder, creando una imperfección en los mercados.  Estos postulados, comentados desde un punto de vista teórico liberal, y las responsabilidades que ello conlleva, deberían recaer en un Gobierno Internacional que rinda cuentas al mundo de sus acciones.

Pero esto es una utopía, dado que los países más poderosos son los menos dispuestos a asumir estas responsabilidades que chocan frontalmente con sus intereses nacionales.

PROBLEMAS DE LA GESTIÓN

La mayoría de la sociedad desea que sean las compañías más importantes las que asuman sus responsabilidades sociales.

Pero existen problemas, porque si estas empresas trataran de satisfacer las demandas de la sociedad, se encontrarían con los siguientes obstáculos:
  • Aunque las decisiones de estas actitudes sociales deberían ser tomadas por los ejecutivos corporativos, serían los ejecutivos medios de las empresas los que tendrían que llevar a cabo estas políticas, lo que les causaría posiblemente una tensión considerable.
  • Los sistemas financieros, es decir las políticas de inversiones y de ganancias, deberían ser ajustadas o reestructuradas.
  • Los beneficios e incentivos no serían los adecuados para un sistema solo preocupado de resolver los problemas del medio ambiente.
  • Al tener las empresas y su personal, prácticas y sistemas basados en incentivar la producción y los beneficios, el mayor problema sería la falta de experiencia de la gestión en éste ámbito.

Un factor que deberemos tener en cuenta y que lleva a recientes demandas en las responsabilidades sociales de las empresas, son los rápidos avances en la tecnología (energía nuclear, industrias petroquímicas y agrícolas, etc.)

El análisis del coste y los beneficios son técnicas que se han aplicado hasta ahora para determinar el rendimiento y utilidades de las empresas, teniendo en cuenta tanto costes sociales como económicos.  Siempre se tratan de incluir y cuantificar en lo posible, tanto factores de costes como de beneficios.

RESUMEN
  1. La responsabilidad social de las empresas en general y sobre todo las industriales implican un importante elemento de controversia.  Es un tema muy delicado que durante los últimos años ha puesto en evidencia los crecientes temores de la humanidad por la preservación y conservación del medio ambiente.
  2. Todo empresario, sea pequeño, mediano o grande, debe darse cuenta de estos procesos y reflexionar sobre sus propias actitudes por si son receptivos, o se resisten a los cambios.  Llega un momento en el que el impulso por una mayor rentabilidad tiene que ceder paso a consideraciones más urgentes: la ecología.


EJEMPLO PRÁCTICO

En los Estados Unidos de Norteamérica en la década de los 70 del pasado siglo se produjo un cambio en la estructura de la edad, lo cual, unido a la caída del dólar, las empresas decidieron introducir planes de jubilación anticipada, cargando estos nuevos costes sociales al resto de los empleados activos, sin solucionar totalmente el problema de los mayores.

La solución debería haber sido, el diseñar nuevos programas para seguir empleando a los mayores que querían seguir trabajando porque todavía estaban capacitados para hacerlo, al tiempo que solo aplicarían jubilaciones para aquellos que realmente no podían seguir trabajando.  En la Europa del siglo XXI esto se ha tenido en cuenta y los resultados son francamente prometedores.

Pedro Rubio Domínguez
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