En el día a día como consultor inmobiliario residencial voy descubriendo innovaciones en las viviendas que se promueven. Resulta fácil identificar a las promotoras que caminan en mayor medida por esta senda necesaria. Necesitamos viviendas que, apoyadas en la tecnología, sean más eficientes y por ende sostenibles.
Por otro lado, nos encontramos con zonas comunes que aportan espacios novedosos como zonas de estudio, de recreo infantil, ‘gastrobar’, espacios cardioprotegidos con desfibrilador, conexión wifi, etc. Todo ello redunda en una mejor experiencia vital en el hogar, con menor impacto en el medio ambiente. Siendo todo esto necesario y deseable, el hecho innovador más revolucionario que plantean los nuevos tiempos es, a mi entender, la industrialización. Y en este campo ya se están dando pasos en nuestro país, con dos promotoras como protagonistas: Vía Célere y Aedas.
Desde hace más de un siglo, la construcción de edificios no ha variado significativamente. Sí es cierto que los materiales han mejorado, los métodos constructivos han evolucionado y el hormigón armado tiene un protagonismo merecido. Pero, desde la transformación que supuso conquistar las alturas por medio de las estructuras metálicas y el uso de ascensores en la segunda mitad del siglo XIX, que permitió mitigar la carestía de suelo en ciudades como Nueva York o Chicago, se puede considerar que no se ha producido ninguna revolución. Sin embargo, ejemplos de viviendas hechas en fábricas, ensambladas in situ, quedan imbricados en este fenómeno que es la industrialización en el mercado inmobiliario.
La construcción de un edificio de manera tradicional puede llevar hasta dos años, una primera ventaja si apostamos por prefabricar las viviendas es que este plazo se puede reducir de manera muy significativa. Podemos situarnos por debajo de los nueve meses, siendo la obtención de licencias el principal escollo, debido a la no siempre rápida administración. Los primeros pasos en el sector residencial se han dado en vivienda unifamiliar. Sin embargo, Vía Célere ya ha lanzado un bloque de pisos en Boadilla del Monte 100 % industrializado, que se construirá en apenas 7 meses de obra. Y seguimos avanzando.
Promoción Vía Célere Puerta de Boadilla, 100% industrializada
La industrialización tiene múltiples ventajas. A la reducción del plazo se añade que el proceso constructivo conlleva una mayor seguridad laboral, alejado de las inclemencias del tiempo, más sostenible por un mejor aprovechamiento de los materiales y reciclaje de los mismos, minimiza las molestias en el entorno de obra, y permite cuidar la calidad y el diseño técnico en planta industrial.
Pensemos lo que nos permitirá la industrialización en el futuro, el interpretar un edificio como un ‘tetris’. Siendo conscientes de que no todo puede fabricarse en otro punto, ni todos los edificios pueden ser construidos offsite. A pesar de esta limitación, el negocio inmobiliario cambiará pues los cálculos de las inversiones serán diferentes al reducirse los plazos, habrá menos incertidumbres. No necesitaremos tantísima mano de obra desplazada a los puntos donde se está construyendo, ¿fabricaremos viviendas en la España vacía? Ya se hace en municipios con escasa población. ¿Exportaremos, importaremos? Atenderemos mejor fuertes demandas de vivienda, que tensionan los precios de compraventa y alquiler.
Otras unidades habitacionales merecen mención, como son las residencias de estudiantes y de mayores, sectores alternativos y cada vez más protagonistas. La industrialización encaja perfectamente en ambos. Las promotoras que están apostando en nuestro país por este fenómeno están llamadas a seguir liderando el mercado residencial venidero. Estamos ante la segunda revolución inmobiliaria.
Ignacio Ortiz es Ingeniero de Caminos con especialidad en Urbanismo y Ordenación del Territorio. Miembro del Comité Técnico ‘Ciudades, Territorio y Cultura’ del Colegio de Caminos. Director de Investigación de Mercados en ACTIVUM, compañía de servicios inmobiliarios.
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