Translate

martes, 1 de octubre de 2019

Por qué desarrollar la inteligencia emocional es tan valioso


El prestigioso psicólogo Daniel Goleman estuvo en Buenos Aires y dio una charla a sala llena.

"Manejar las emociones con astucia puede brindar 
tanto éxito como un coeficiente intelectual elevado", según el prestigioso psicólogo.

Habla pausado y sonríe. Conoce el efecto de sus palabras en su interlocutor (no por nada está doctorado en Psicología). Sonríe y pide un café. Casi parece mentira que este señor de saco y camisa, sonriente y cálido, es el mismísimo Daniel Goleman (72), prestigioso escritor de best-sellers de divulgación científica, ex periodista del New York Times y a quien se le atribuye haber enunciado por primera vez la teoría de la Inteligencia Emocional (IE).

Luego nos dirá que no fue él quien creó la terminología, sino que simplemente la investigó y divulgó en cada uno de sus libros, partiendo de aquel que publicó en 1995 y que llamó “Inteligencia Emocional”, y del cual se han vendido más de 5 millones de ejemplares hasta la fecha.

Goleman estuvo en Buenos Aires por 72 horas. Invitado por la Fundación CEMAR, vino a dar un seminario sobre “Foco e Inteligencia Emocional”. Y lo hizo a sala llena, en el teatro Coliseo.

También aprovechó para presentar su más novedosa herramienta de manejo de la IE en el ámbito profesional, la ESCI 360 o Emotional and Social Competence Inteligence 360 (Inteligencia de competencia emocional y social 360). “Hace 25 años que vengo estudiando y perfeccionando mis ideas con respecto a la IE y pude diseñar un modelo para mejorar las habilidades de liderazgo en las empresas”, le dijo a Clarín antes de subir al escenario.

“Es un modelo que pone a prueba al líder frente a su equipo de trabajo y consiste en puntuarse del 1 a 10 en todos los aspectos competentes al ámbito laboral: capacidad de comunicación, empatía, liderazgo, etc. Y cada uno los colaboradores debe hacer lo mismo para con su jefe: puntuar su desempeño en cada una de las áreas, pero de manera anónima. Al ver los resultados y comparar con las puntuaciones propias, se debe hacer una lectura inteligente, aprovechando los puntajes bajos para mejorar cada aspecto, ya que quedan reveladas fortalezas y debilidades”, agrega sobre su modelo.

Hijo de docentes universitarios, Goleman se doctoró en Psicología en Harvard. Trabajó como periodista en The New York Times y fue ahí donde leyó por primera vez un artículo firmado por los psicólogos norteamericanos Peter Salovey y John Mayer sobre IE.

Sin embargo, a pesar de que ya había editado varios libros sobre psicología, no fue sino hasta la publicación de “Inteligencia Emocional” en 1995 que no supo lo que era ser un escritor exitoso.

Lejos de quedarse dormido en los laureles, siguió investigando y publicó algunas obras más, como “La salud emocional: conversaciones con el Dalai Lama” (1997), “La meditación y los estados superiores de consciencia” (1997), “La práctica de la inteligencia emocional” (1999), “Emociones destructivas. Cómo entenderlas y superarlas” (2003), “Inteligencia emocional infantil y juvenil” (2009) y “El cerebro y la inteligencia emocional” (2013), entre otros.

Al principio, todo lo nuevo genera resistencia

Sin embargo, y a pesar del éxito masivo de sus postulaciones sobre el aprovechamiento de la IE, en el ámbito empresarial encontró ciertas asperezas en los primeros años de divulgación de su best-seller. “Me animé a hablar de las emociones y de cómo usarlas con inteligencia y no fui tan bien recibido en las empresas”, relata.

“En algunos ámbitos me prohibieron mencionar la palabra emoción, no obstante me arriesgué y seguí adelante. ¿Cómo hice para entrar en el ámbito empresarial? Me basé en las neurociencias, porque las personas de negocios necesitan recibir datos duros, ver hechos y hacer deducciones. Así logré que me escucharan y aceptaran mis conceptos sobre la importancia de la IE en el ámbito laboral”, dice.

“Por otra parte, todos internamente sabían que el manejo de las emociones es importante en todos los ámbitos, salvo que nadie se animaba a hablar de eso. Todos sabemos que si en el trabajo tienes un ataque de ira o te enojas con tu equipo, estás en problemas si no sabes cómo manejar la situación… Ok, con la IE les comencé a explicar cómo hacerlo, y lo aceptaron relacionando con los datos duros y porque, de última, es experiencia de vida”.

Manejar las emociones con astucia

Uno de los puntos fuertes de las investigaciones de Goleman es la comparación de la IE con el coeficiente intelectual. El norteamericano afirma que saber manejar las emociones con astucia puede brindar tanto éxito empresarial y de negocios como un coeficiente intelectual elevado.

“Depende de las situaciones, pero si un matemático con coeficiente intelectual alto está haciendo un ejercicio de aritmética, seguramente saldrá airoso de la experiencia. Pero si a esa misma persona está a cargo de un departamento de matemáticos, es probable que su tarea se vea dificultada o peor aún, que le vaya terrible, porque entonces su trabajo dependerá de las relaciones, de su habilidad para trabajar en conjunto y de manejar a otras personas… Entonces en este caso, tener una IE desarrollada será más importante que contar con un coeficiente intelectual elevado. En síntesis, lo mejor es tener una combinación de ambas, especialmente si se trabaja en equipo”, dice Goleman.

Si un matemático con coeficiente intelectual alto está haciendo un ejercicio de aritmética, seguramente saldrá airoso de la experiencia. Pero si a esa misma persona está a cargo de un departamento de matemáticos, es probable que su tarea se vea dificultada o peor aún, que le vaya terrible, porque entonces su trabajo dependerá de las relaciones, de su habilidad para trabajar en conjunto y de manejar a otras personas… Entonces en este caso, tener una IE desarrollada será más importante que contar con un coeficiente intelectual elevado. En síntesis, lo mejor es tener una combinación de ambas, especialmente si se trabaja en equipo

Dr. Daniel Goleman. PSICÓLOGO Y ESCRITOR

Otro de los ítems desarrollados por el norteamericano en sus investigaciones es el enfoque. Según cita en sus libros, focalizar es un activo mental a menudo ignorado que tiene implicaciones masivas sobre cómo manejamos la vida. El cerebro se atrofia si no se usa, pero se fortalece si se trabaja adecuadamente, lo que mejora nuestra conciencia general y capacidad de atención.

Focalizar es lo que permite a hombres y mujeres exitosos lograr sus triunfos en diversos campos de acción, tanto sean deportistas de competición, educadores, artistas o personas de negocios, revelando lo que distingue a los expertos de los aficionados y a las estrellas de los “promedio”.

“Para lograr el enfoque, primero se debe identificar el objetivo y luego los pasos a seguir para lograrlo. Una vez logradas esos dos ítems, el tercero es persistir en el camino, a pesar de las dificultades u obstáculos que se presenten”, afirma Goleman. Y continúa: “En un concurso de deletreo de palabras llevado a cabo en escuelas primarias de Nueva York, se pudo comprobar que los niños ganadores eran, a la vez, los mejores alumnos. Es decir que los niños que más se dedicaban a estudiar, también eran los que más empeño y persistencia ponían en conseguir sus metas. La conclusión es, siempre sigue adelante. Si te das por vencido, nunca podrás desarrollar la IE”, afirma Goleman.

Empatía y mindfulness, el camino para desarrollar la IE

El experto afirma que son varios los ejercicios que podemos poner en práctica, pero que destaca dos en particular:

1- Ejercitar la empatía
2- Cultivar el mindfulness.

“Al poner en práctica la empatía, tomamos conciencia de escuchar al otro y de intentar entender lo que siente, además de hacerle saber que estoy prestando atención a su relato. Y con el mindfulness trabajamos lo que es la ‘atención plena’, que consiste en estar atento aquí y ahora, manejando las emociones e ignorando las distracciones (la principal es el teléfono) para lograr el enfoque. Cuanto más tiempo podamos ejercitar el mindfulness, mejor será el resultado, más fuertes serán los efectos”, enfatiza el experto. Y agrega: “El mismo circuito cerebral en el que trabaja el mindfulness es el que maneja -y por lo tanto puede controlar- las emociones perturbadoras, que son cuatro: el enojo, el miedo, la ansiedad y la depresión. Son tan importantes que no nos dejan ejercitar nuestras habilidades al máximo, si no las controlamos”.

Las cuatro habilidades de la IE

Desde que enunció la importancia de su desarrollo, Goleman indicó que la IE tiene varios componentes o habilidades que debemos desarrollar para poder ejercerla a pleno.

El listado fue evolucionando a medida que avanzaron sus investigaciones, llegando al modelo actual integrado por:

1. La Autoconciencia
Implica conocerse a uno mismo, saber cómo nos sentimos y cómo nos afectan esos sentimientos.

2. La Autorregulación
Nos ayuda a controlar las emociones perturbadoras y los sentimientos que generan.

3. La Empatía
Saber cómo llegar al otro.

4. El Manejo de las Relaciones Interpersonales
Aplica no sólo en el trabajo, sino también en familia y en la vida en general.

La importancia de la IE en los niños

Según el psicólogo, es fundamental transmitir a los niños los valores de la IE. Y dice que los padres que la practican, la enseñan de manera natural a sus hijos, desde su nacimiento.

“Cuando un bebé llora y su mamá o su papá lo alza y acuna, ya le está enseñando a tranquilizarse y controlar sus emociones, dice. “Los padres son los primeros profesores en todo y particularmente en el área emocional, donde la familia funciona como una red de contención”.

A estas enseñanzas Goleman las llamó “sembrar las semillas correctas” en los niños pequeños. Este enunciado lo realizó al explicar sus nuevos conocimientos sobre la arquitectura del cerebro, y la comprensión de las dos partes que lo integran, la emocional y la racional.

____________________________________________________

No hay comentarios:

Publicar un comentario