Motivación
La motivación de los empleados es un factor muy importante que, como consecuencia, se relacionará con el compromiso que estos mostrarán por la empresa.
Un empleado desmotivado baja el rendimiento, la productividad, y además puede ser perjudicial para un correcto desempeño de sus quehaceres, así como del ambiente laboral, sea la empresa que sea. Además, la alta rotación de personal en las compañías no resulta beneficiosa para los objetivos de las éstas, ya que se pierden los ciclos y toda nueva incorporación necesita de un comprensible y altamente beneficioso periodo de adaptación en cualquier nuevo empleo. Es por tanto que resulta un punto muy importante para las compañías disponer de trabajadores motivados que estén a gusto con sus responsabilidades y rol en la empresa.
En el mundo laboral moderno, cada empleado tiene sus objetivos personales y sus objetivos laborales. La clave está en que los directivos sean capaces de identificar el puesto o los proyectos con los que cuadran cada perfil de empleados. Lograr emparejar a un trabajador acorde a sus competencias y sus responsabilidades, sin excederse ni quedarse corto, es tarea difícil y ampliamente subjetiva, pero si se acierta, puede derivar en un gran éxito para la compañía en forma de productividad y compromiso por parte de ese trabajador. Un empleado necesita sentirse valorado en la compañía, participar en cierto grado en la toma de decisiones y comprobar que puede llegar a cumplir sus objetivos específicos personales a través de la empresa. Es responsabilidad de la empresa brindarle esas opciones para que se sienta feliz en su trabajo.
Otras herramientas para lograr equipos de trabajo motivados son las posibilidades de crecimiento y desarrollo. Otorgar oportunidades para poder alcanzar metas en el plano personal, supone un acierto total para la empresa.
Líder
No obstante, para que los equipos de trabajo funcionen correctamente, no sólo es necesaria una gran motivación, sino también la figura de un líder (o varios) que sea capaz de guiar a los colaboradores a través de objetivos.
Cabe destacar que hay que analizar la figura del líder moderno desde un prisma de objetividad y realismo. No existen los líderes perfectos, ni los dioses. Por lo tanto, es indispensable no exigirle que sea capaz de guiar en todos los campos. Hay que aprovechar los puntos fuertes de las personas, y puede que un líder sea bueno en algo, pero para otro aspecto distinto, se necesite destacar a otra persona que lo hace mejor. En un ambiente participativo no debería haber problema para emplear esta técnica, ya que un líder no es un dictador, sino una figura que puede guiar a otros en terrenos donde se desenvuelve con mayor facilidad y menos dudas. A un líder lo definen las circunstancias, sus puntos fuertes y el contexto en el que se halla. El ‘momentum’ es el que alzará a una persona a la categoría de líder, cuando sus compañeros y compañeras vean en esa persona a alguien que es capaz de tirar del carro en esas circunstancias. Sería un inmenso error por parte de la directiva imponer uno de manera artificial, pues una de las principales características de un buen líder es la capacidad que tiene de que el resto se identifique con él y lo sigan voluntariamente.
Por lo tanto, y resumiendo las características principales del proceso nada fácil de encontrar a un líder podríamos destacar tres principales:
- No existe un líder único y verdadero, sino varias personas que pueden ser alzadas como figuras clave para momentos determinados y de manera completamente caustica.
- Un líder ha de ser conocedor de su condición de líder y tener un espíritu y mentalidad transformadora. Debe saber que es él o ella quién debe liderar el cambio en ese momento concreto.
- El equipo define al líder. Es decir, la imposición de un líder cuando no hay un gran grado de identificación por parte del resto del equipo, es profundamente contraproducente para los intereses de la compañía y el buen ambiente laboral. A un líder han de respetarlo voluntariamente.
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