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viernes, 14 de febrero de 2020

¿LOS ROBOTS DESPLAZARÁN A LOS MÉDICOS?


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Hasta los médicos tendrán que acostumbrarse a convivir con robots. Según el multimillonario innovador tecnológico de Silicon Valley Vinod Khosla, la tecnología reemplazará 80% del trabajo que hacen los médicos hoy en día, empezando por los diagnósticos. En la actualidad, muchos diagnósticos en los mejores hospitales de Estados Unidos ya los realiza la supercomputadora Watson de IBM, que puede analizar muchísimos más datos que cualquier médico. Mientras que un médico hace sus diagnósticos basado en su experiencia y conocimientos, Watson hace sus diagnósticos en el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center a partir de datos que puede recoger de la historia clínica de 1.5 millones de pacientes y dos millones de páginas de artículos académicos en revistas científicas.

¿Qué médico puede competir con eso? 

Watson puede comparar los síntomas, la genética y la historia médica de cada paciente con las historias de éxito o de fracaso de cientos de miles de casos semejantes y decidir de acuerdo con estadísticas sólidas qué conviene hacer en cada caso. ¿En quién confiaremos más, en una computadora con acceso a millones de casos clínicos o en un médico con una experiencia de unos pocos miles de pacientes? Cuando nuestros nietos o algún antropólogo del futuro vean la serie de televisión House —en la que el personaje central, Gregory House, es un doctor que impone sus diagnósticos sobre los de sus colegas guiado por su experiencia o la creencia de que funcionarán mejor— probablemente se pongan a pensar y digan: ¿así funcionaba la medicina a principios del siglo XXI?

Como veremos en el capítulo dedicado a los médicos, los gurúes de la tecnología médica coinciden en que la medicina va a dejar de ser una práctica basada en la experiencia y el olfato profesional de los médicos y se convertirá en una ciencia basada en datos aportados por máquinas inteligentes. En lugar de que los médicos nos ausculten el pecho con un estetoscopio, cerrando los ojos para concentrarse mejor, y nos midan la presión con una cinta de goma en el brazo, como se viene haciendo desde hace mucho tiempo, se usarán cada vez más sensores digitales y otras tecnologías mucho más precisas que ya están en el mercado. Y las operaciones, que en muchos casos ya se realizan con robots, serán hechas por brazos robóticos, que tiemblan mucho menos que los humanos.

“SIRI, ME DUELE LA CABEZA”

Las nuevas tecnologías permitirán que hagamos cada vez más estudios médicos en casa y que no tengamos necesidad de ir a un consultorio médico u hospital. Muchos de nosotros ya estamos usando el buscador de Google, o asistentes personales de nuestros teléfonos inteligentes, como Siri, o asistentes virtuales como Alexa o Cortana, para hacer preguntas médicas. Y gracias a la inteligencia artificial, estos asistentes personales pronto podrán responder consultas médicas igual o mejor que muchos médicos. Alexa, el robot asistente virtual de Amazon que tengo en mi casa, un tubo negro de unos 20 centímetros de alto que se prende cuando lo llamo por su nombre, ya puede darme instrucciones precisas sobre qué hacer si me duele la cabeza, tengo un infarto o debo practicarle resucitación cardiopulmonar a una persona en una emergencia.

Cada vez más, haremos las consultas médicas con Siri, Alexa o sus sucesores. Si nuestros niños tienen fiebre, el primer paso no será ir al médico, sino consultar al robot, que —según la información que le demos y la que reciba de nuestros sensores— decidirá si aconsejarnos darles una aspirina o llevarlos a la sala de emergencias del hospital más cercano. 

¿Qué tareas les quedarán a los médicos?

Se los contaré más adelante, pero les doy un anticipo: tendrá mucho que ver con explicar a sus pacientes los diagnósticos de las máquinas inteligentes y a sostenerles la mano en el proceso.

A medida que los robots se vuelven más diestros y más baratos, hasta la anestesia en las operaciones la hará un robot. En Estados Unidos ya ha sido aprobado un sistema automático para la sedación de pacientes llamado Sedasys, de Johnson & Johnson, para quienes se realiza una colonoscopía.

Mientras que un anestesista aumenta el costo de una colonoscopía de 600 a 2 000 dólares, Sedasys —que permite usar un solo anestesista para supervisar a 10 pacientes simultáneamente, en lugar de tener un anestesista para cada uno — tiene un costo de 150 dólares por paciente.

Los farmacéuticos tendrán que reinventarse tanto o más que los médicos.

En Estados Unidos, ya desde hace varios años, la Universidad de California en San Francisco está usando un robot farmacéutico, que ha preparado millones de recetas sin haber cometido ningún error. La farmacia automatizada de la universidad ha preparado más de dos millones de prescripciones sin equivocarse, lo que está llevando a que cada vez más hospitales roboticen sus farmacias. Comparativamente, el promedio de los farmacéuticos humanos se equivoca en 1% de sus recetas, lo que equivale a unos 37 millones de errores por año.


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ANDRÉS OPPENHEIMER 

Andrés Oppenheimer es un periodista, escritor y conferenciante argentino que reside en Estados Unidos y ha participado en varios foros internacionales. Ha sido incluido por la revista Foreign Policy en español como uno de los "50 intelectuales latinoamericanos más influyentes".​
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