Los tecnoescépticos tienen serias dudas de que todos estos adelantos tecnológicos nos conduzcan a un mundo feliz. Pronostican un enorme aumento del desempleo, argumentando que el viejo axioma según el cual la tecnología siempre ha creado más trabajos que los que ha destruido ya no es válido. Aunque en el pasado eso era cierto, ya no lo es, porque los avances tecnológicos están sucediendo cada vez más rápido, tal como lo estipula la ley de Moore, y no están dando tiempo para crear suficientes nuevos empleos, dicen.
El hombre primitivo tardó decenas de miles de años en propagar por el mundo adelantos tecnológicos como el fuego y la rueda. Eso permitió que, con el tiempo, se crearan nuevas aplicaciones y nuevos trabajos para estas tecnologías. Pero, desde entonces, los tiempos se han venido acortando.
Mientras que en el siglo XVIII la Humanidad tardó 119 años en esparcir las máquinas de tejer fuera de Europa, en el siglo XX tardó apenas siete años en difundir Internet desde Estados Unidos hacia todo el planeta y en el siglo XXI WhatsApp —el programa de mensajes de teléfonos celulares inventado por dos veinteañeros— logró en sus primeros seis años de vida 700 millones de seguidores, lo mismo que logró el cristianismo durante sus primeros 19 siglos.
Otro ejemplo de la aceleración tecnológica que estamos viviendo es la cantidad descendiente de años que han requerido varias tecnologías para llegar a 25% de la población de Estados Unidos. Cuando Estados Unidos comenzó a utilizar la electricidad a principios del siglo XIX, tuvieron que pasar 46 años para que la electricidad llegara a 25% de la población. Cuando se inventó el teléfono, pasaron 34 años para que fuera adoptado por el mismo porcentaje de la población. Con la radio, pasaron 32 años; con la televisión, 26 años; con las computadoras personales, 15 años; con los teléfonos celulares, 12 años; con Internet, siete años, y con Facebook, apenas cuatro años.
Quienes encendían las lámparas de gas callejeras en el siglo XIX tuvieron varias décadas para adaptarse y cambiar de profesión mientras se expandía el uso de los faroles eléctricos. Hoy día, los trabajos de los vendedores, guardias de seguridad, cajeros de supermercados y hasta cirujanos están siendo amenazados por robots y algoritmos de un día para otro, sin darles mucho tiempo para reinventarse.
ANDRÉS OPPENHEIMER
Andrés Oppenheimer es un periodista, escritor y conferenciante argentino que reside en Estados Unidos y ha participado en varios foros internacionales. Ha sido incluido por la revista Foreign Policy en español como uno de los "50 intelectuales latinoamericanos más influyentes".
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