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jueves, 18 de junio de 2020

COLABORADORES CON INICIATIVA

Cómo involucrar a los colaboradores con la estrategia corporativa ...


Es un asunto bastante conocido –aunque no por ello tenido en cuenta- que muchos trabajadores se van de la empresa en la que trabajan no porque estén descontentos con su trabajo o sus condiciones laborales en general, si no porque no les gusta su jefe.

A pesar de tantas teorías sobre gestión empresarial, liderazgo, recursos humanos, etcétera, se sigue fallando en un aspecto primordial, y una de los principales motivos para ello es la mínima concesión a la iniciativa por parte de los jefes. Se buscan colaboradores eficientes y obedientes, pero pocos directivos están dispuestos a aceptar (en la práctica) a trabajadores que tengan iniciativa y que sean autónomos.

En mi opinión, esto es claramente un error. Muchos jefes se empeñan en demostrar una y otra vez que los que mandan son ellos, que su opinión es la única válida, y que los trabajadores están ahí para ejecutar sus órdenes. Después, paradójicamente, se lamentan de que no pueden estar tranquilos, que siempre tienen que estar disponibles para cualquier cosa, y que “nadie piensa en esta empresa”.

Y en realidad, tienen lo que han querido tener. Probablemente, si ha tenido algún trabajador con ideas e iniciativa (proactivos), ya se habrá ido a otra empresa. Los que permanecen, se adaptan al papel que les dejan desempeñar. Y sin embargo, como la situación no termina de ser satisfactoria para el jefe (ya que le ocasiona un estrés excesivo, o simplemente demasiado trabajo, al tener que “estar en todos los asuntos”), se generan fricciones, broncas… sin que los trabajadores implicados sepan muy bien a qué atenerse.

Muchos empleados tienen tendencia a adaptarse a esta situación –hago lo que me mandan, y punto-. Pero si como directivo, se cuenta con algún colaborador con iniciativa e ideas propias (y tiene cierto criterio), es altamente beneficioso para su jefe y para la empresa no solamente dejarle un poco de libertad, sino fomentar este modelo para él y para otros empleados.

Hay que tener muy presente que nuestro criterio personal, aunque sea bueno, no es el único, y que puede haber muchas maneras de hacer las cosas. Si pretendemos establecer un funcionamiento muy rígido en la empresa, y que todos los asuntos tengan que pasar por jefatura, por pequeños que sean, estaremos desperdiciando muchas posibilidades de mejora.

Y es que si nos empeñamos en atar en corto a todos los empleados, lo que conseguiremos es una empresa de corto alcance.



Pablo Rodriguez
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