Está muy bien aconsejar a los jóvenes que escojan la carrera que más les guste, pero ¿qué pasa con la gente de mediana edad, o mayores, que corren el peligro de perder sus trabajos con las próximas olas de automatización? La respuesta es, en parte, la misma que es aplicable a los jóvenes: en primer lugar, deberán estar preparados para cambiar de trabajo, lo que podrán hacer estudiando en sus casas gracias a las carreras en línea que ya están ofreciendo casi todas las universidades. Tal como me dijo el presidente de MIT, Rafael Reif, las universidades se están convirtiendo en centros de capacitación de por vida. En segundo lugar, los adultos tendremos que tener un plan b y un plan c, y reinventarnos dentro o fuera de los trabajos que hemos tenido hasta ahora. Por suerte, como veremos a continuación, hay más posibilidades que nunca de hacerlo.
La mayoría de nosotros conocemos a alguien que, con más de 50 años y luego de trabajar toda la vida en una oficina, se reinventaron como profesoras de reiki, empezaron a vender algo o montaron una pequeña empresa. Otros se dan gustos que nunca antes pudieron darse, como Richard Erde, un neoyorquino de 75 años amante de la ópera que, después de trabajar casi tres décadas como programador de computadoras, se presentó en 2005 a varias audiciones en el Metropolitan Opera de Nueva York y comenzó a trabajar ahí como extra. “He estado en el escenario del Met literalmente cientos de veces con cantantes de fama mundial, sin jamás haber cantado una sola palabra”, se ríe Erde. “Me he disfrazado de todo, desde monje budista hasta soldado ruso. Es fantástico y además ¡me pagan por hacerlo!”
Gracias a las plataformas de internet que conectan a quienes buscan bienes o servicios con quienes los ofrecen, se ha abierto un mundo de nuevas posibilidades para quienes desean explorar un nuevo trabajo. Actualmente, sólo 15% de alrededor de 162 millones de trabajadores independientes en Estados Unidos y Europa han usado las páginas de Upwork, Freelancer, Kickstarter, Etsy u otras parecidas para encontrar interesados en sus productos o servicios, pero la llamada economía on demand, o el trabajo por demanda, está creciendo a diario.
Kickstarter, la plataforma de crowdfunding donde cualquier persona puede recaudar fondos para una película o cualquier otro proyecto creativo, reportaba en 2018 más de 138 000 proyectos concluidos que han sido financiados por más de 14 millones de patrocinadores.
Al momento en que escribo estas líneas, uno de los proyectos que buscan recaudar fondos en Kickstarter es un libro titulado Historia fotográfica del Regimiento 95 de afroamericanos en la Segunda Guerra Mundial, que después de 42 días de presentado ha logrado casi 2 000 dólares en ofertas de compras. Muchos de los combatientes del Regimiento 95 murieron hace mucho, pero Stuart Bradley, el autor del proyecto, pensó que a sus descendientes les gustaría un libro con fotografías de sus abuelos que integraron uno de los pocos regimientos de afroamericanos existentes durante la guerra. Otro proyecto es Taller Nu, donde se ofrecen zapatos y carteras de moda creados y fabricados por mujeres presas en las cárceles de México, que lleva 170 ofertas de compra. Muchos de los proyectos en estas plataformas de crowdfunding son relativamente modestos. Pero otros no: el robot educativo Profesor Einstein recaudó 850 000 dólares en pocas semanas. Y el reloj inteligente Pebble, que sus creadores lanzaron en Kickstarter como un producto mejor que el reloj de Apple --sumergible y con una batería que dura hasta siete días— recaudó más de 20 millones de dólares de 78 500 compradores.
En la nueva economía digital, los emprendedores ya no dependen únicamente de los créditos bancarios ni de conexiones personales. Cualquiera que tenga una buena idea puede ofrecerla al mundo. Y cada vez más gente quiere ser su propio jefe o su propia jefa. Una encuesta reciente mostró que más de 70% de quienes trabajan de forma independiente, ya sea de tiempo completo o de medio tiempo, prefieren su trabajo por cuenta propia que los trabajos tradicionales. Los encuestados dijeron que, además de tener mayor flexibilidad de horarios, el trabajo independiente les brinda mayores oportunidades de crecimiento.
Y a medida que se reduzcan los empleos tradicionales, cada vez más gente de mediana y tercera edad se reinventará como pequeños empresarios en la economía digital.
ANDRES OPPENHEIMER
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