¿Cual es la herramienta más fuerte que tenemos? Los seres humanos nos hemos convertido en la especie más poderosa del planeta tierra por aprender a gestionar el conocimiento. Esto es, encausar y utilizar el mismo con el fin de lograr nuestras metas. Una representación perfecta en nuestros días es aplicar esto al funcionamiento de una empresa.
Si esta es capaz de dirigir el conocimiento, potenciándolo y aplicándolo para conseguir sus objetivos, sin duda tendremos una entidad competitiva y adaptable. Pese a lo que podemos pensar, el concepto de “conocimiento” está bastante definido y es importante conocerlo para centrar nuestras acciones. Pese a su naturaleza intangible es algo que se puede potenciar y valorar.
Peter Drucker, en los años 60, fue el primero en adelantar la importancia que tendría el conocimiento de modo que lo acuñaremos como uno de los padres de la gestión del mismo aunque con posterioridad fueron otros quienes lo desarrollaron. En esa época comenzaron las investigaciones de Herbert Simons (Catedrático de Informática) que utilizaban computadoras para simular la manera en que eran tomadas las decisiones por las empresas lo cual muestra el interés de descubrir ese motor intangible que dirige el futuro de una compañía.
Ya en los años 90 se hablaba del conocimiento y el aprendizaje como algo de gran importancia y existía el caldo ideal para que las ideas de Karl-Erik Sveiby calaran con éxito y se aceptara el concepto “knowledge organizations“. A partir de ahí muchos teóricos e investigadores han desarrollado sus particulares maneras de promover y gestionar el conocimiento.
Cuando nombro a Herbert Simons no lo hago como mero dato curioso, sino como representación de la gran importancia que ha tenido la informática y en especial las “Bases de Datos” e “Internet” en la difusión y almacenamiento del conocimiento en alguna de sus facetas.
El conocimiento, se entiende como aquellos datos procesados por las personas a las que se les agrega la experiencia para ser aplicados con sabiduría para resolver problemas. Por tanto se puede entender la vital importancia que tiene la información para que este proceso tenga éxito ya que para que la sabiduría y la experiencia puedan gestionar los datos se debe contar con toda la información posible y esta debe moverse por la organización con libertad y ser fácilmente accesible por todos. Cuando definamos el conocimiento en nuestra empresa tenemos que utilizar principalmente dos reglas:
■ El conocimiento solo es aquello que vaya a aportar valor a la organización y se vaya a utilizar.
■ Se descartará como conocimiento aquello que no pueda ser medido/valorado.
Estas reglas nos ayudarán a encontrar las fuentes de conocimiento para protegerlas y potenciarlas por eso hago énfasis en que no debemos considerar conocimiento aquello que no se vaya a utilizar. Destinar esfuerzos a algo que no nos va a resultar útil supone malgastar recursos y tiempo. Por último cabe aclarar dos tipos de conocimientos:
■ Conocimiento implícito: Es individual y subjetivo siendo de difícil difusión, codificación o formalización. Podría ser el instinto de un comercial o nuestras corazonadas.
■ Conocimiento explícito: Se puede extraer, difundir, clasificar y debe ser recompensado y valorado. Es vital estimularlo y entrenarlo. Es todo aquello transmisible. Podrían ser las reglas de la empresa, los cursos para vendedores, procesos…
Creo que el conocimiento debe ir dirigido a lograr un fin y por tanto deberemos distinguir la información del conocimiento de la empresa, que es la suma de conocimientos de sus empleados y otros valores. Se suele decir que el conocimiento radica en los procesos, los clientes, el personal y en la innovación y es importante distinguir entre las fuentes de información y las de conocimiento para potenciar estas últimas. Es tan importante o más que diferenciar entre comunicación e información.■
No hay comentarios:
Publicar un comentario