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jueves, 29 de octubre de 2020

7 ideas para aprender sobre liderazgo jugando con el cubo de Rubik

 

       

Originalmente llamado "cubo mágico", se lo considera el juguete más vendido del mundo, con unos 500 millones de piezas.

  • El juego plantea un objetivo común.
  • Cada pieza es diferente. 
  • El cubo es un sistema. 
  • Todas las piezas están enlazadas.

Está ahí, con sus colores brillantes, mezclados y distintivos. Despierta curiosidad cuando alguien lo está manipulando. Es emocionante cuando nosotros mismos logramos encajar, al menos, una cara completa. En definitiva, tiene algo de irresistible: en cualquier lugar donde haya un cubo de Rubik la tentación es la de tomarlo entre las manos y empezar a jugar.

Este 2020 el cubo cumple 40 años de desembarco mundial. En esencia, es un rompecabezas mecánico tridimensional creado por el escultor y profesor de arquitectura húngaro Ernő Rubik en 1974. Lo licenció a Ideal Toys en 1980 y de allí comenzó su camino de expansión. 

Originalmente llamado “cubo mágico”, se lo considera el juguete más vendido del mundo, con unos 500 millones de piezas. Según la guía Guiness de los Records el formato original es de 3 x 3 x 3 cubos, y más recientemente se ha transformado en un formato megamix (dodecaedro, 12 caras), en una pirámide, un reloj (en dos lados, cada cara con 9 relojes para alinear) e incluso el francés Grégoire Pfennig ha hecho una versión de 33 x 33 x 33, el cubo mágico de mayor tamaño, con 6,153 piezas.

7 aprendizajes de liderazgo con un cubo entre las manos

Mientras escribo estas líneas, tengo a mi lado el Rubik que me observa atentamente, como invitándome a un desafío inconcluso. Y observándolo, tomé consciencia de algunos aspectos del liderazgo de equipos que podemos aprender para aplicar:

1. El juego plantea un objetivo común

Se trata de alinear cada cara del cubo. En el equipo esto se define como propósito hacia la meta que queremos alcanzar. Un team con objetivos claros y un marcado espíritu de liderazgo de influencia produce mejores resultados.

2. Cada pieza es diferente

Las individualidades hacen al conjunto, cada una suma y tiene valor en la obtención del resultado final. El rol del líder y de cada integrante es apreciar esas diferencias y lograr conciliarlas cuando haya desvíos con el fin de reencauzarlas sin perder de vista el objetivo final.

3. El cubo es un sistema

El cubo no funciona si le falta una pieza, o si es defectuosa o si se traba y esto impide realizar la acción necesaria. Lo mismo sucede en los equipos. En sí mismo, el movimiento, la sinergia, la estrategia y la habilidad del líder para dar el impulso correcto es lo que provocará el resultado esperado.

4. Todas las piezas están enlazadas

En el cubo cada una se eslabona con las demás y al moverse, producen un resultado completamente diferente. Sucede lo mismo al trabajar junto a otros, donde el impacto individual influye en todos: cada pieza cuenta. La cohesión es fundamental sobre todo en momentos de confusión, donde no se sabe bien hacia donde moverse, y es precisamente esa comunión que produce el resultado, basado en la confianza, el aporte, la creatividad y la colaboración.

5. Cada movimiento individual afecta al conjunto 

Tal como sucede en un equipo, el desempeño individual es directamente proporcional al éxito de todo el team: cuando aparecen individualidades muy fuertes, egocéntricas y desconectadas de lo que se necesita hacer para alcanzar los objetivos, los equipos no funcionan y se desgastan.

6. Las piezas se impulsan unas a otras con pensamiento estratégico

Mediante el movimiento y el pensamiento focalizado en la solución, la dinámica del cubo invita a aprender sobre cómo la cercanía entre los miembros de una organización tiene un impacto directo en la forma en que se llegará al final. En cuanto al líder, observa, analiza, siente, y actúa guiando las piezas y motivándolas en el alineamiento que se busca alcanzar.

7. Los engranajes necesitan de un óptimo funcionamiento y comunicación

Para terminar estas siete ideas de liderazgo jugando con el cubo de Rubik, un aspecto estratégico para el buen funcionamiento de cualquier equipo es la comunicación. En sí misma, es un sistema que tiene códigos, símbolos, representaciones. Si lo verbal, lo no verbal, los rituales y el flujo que circula son los apropiados, se logrará que el equipo pueda alcanzar de mejor forma la meta que persigue. De lo contrario, el funcionamiento se verá afectado y, por lo tanto, será deficiente.

Hay un meme circulando en Internet que dice "La vida es como un cubo Rubik, la resuelves o la complicas aún más." Nos invita a reflexionar acerca del rol del líder y de cada miembro del equipo y a preguntarse: con tu participación, ¿juegas a que el equipo crezca y contribuyes positivamente? ¿O generas todo lo contrario? La respuesta está en cada pieza.

Daniel Colombo. Master Coach especializado en CEOs, alta gerencia, profesionales y equipos de trabajo.

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