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lunes, 5 de octubre de 2020

LA NUEVA CURVA DEL CAMBIO

 

Hoy hay varios modelos de la curva del cambio que nos aporta explicaciones sobre las etapas por las que pasamos ante determinadas circunstancias. El modelo tiene su origen en el trabajo de Elizabeth Kübler-Ross a través de seis etapas: negación, enojo, depresión, miedo, negociación y aceptación.

A raíz de este planteamiento Dennis T. Jaffe y Cynthia D. Scott adaptaron el modelo al proceso de cambio organizacional mediante cuatro etapas: negación, resistencia, exploración y compromiso.

La curva del cambio supone un instrumento diseñado para guiar personas, grupos y organizaciones a entender, aceptar y administrar el proceso de cambio. Es recomendable emplearlo en las primeras etapas de cambio o cuando la resistencia a este resulta significativa.

Se trata de un modelo muy interesante si le interesa profundizar, pero nosotros aquí sólo queremos invitarle a una reflexión: la empresa de la que estamos hablando está creada para adaptarse con rapidez y energía al cambio y este proceso de reinvención constante hace que no todas las fases sean tan necesarias. No queremos decir que no haya que hacer esfuerzo, no es que el cambio sea algo rápido, sino que el proceso de aceptación y acción, refiriéndonos sólo al cambio organizacional, se acorta para estar en constante movimiento.

Tener una empresa flexible y adaptable hace que esté preparada para la acción. Hablamos de reducir las fases a dos de las claves: aceptación y acción.  Jung nos dejó una de las mejores lecciones: “no podemos cambiar nada hasta que lo aceptamos”.

En muchas ocasiones cambiar no supone modificar algo externo ni desarrollar comportamientos complejos, sino adoptar la decisión de aceptar plenamente la circunstancia que nos ha tocado vivir y actuar a partir de ella, es decir, modificar nuestra actitud ante la situación que se nos presenta.

Ojo: aceptar nos es resignarse, sino comprender las cosas en su plenitud, tanto con sus pros como sus contras, y seguir hacia adelante. Cuando aceptamos nos enganchamos a la vida y podemos experimentar otras emociones y recuperar cierto control, mientras que cuando nos resignamos lo único que hacemos es anclarnos en el pasado y limitarnos a lamentarnos o a irritarnos por nuestra situación. Ahí es donde nos encontramos a muchas organizaciones: en la negación o resignación.

En sus conferencias Víctor Küppers habla de la actitud ante el cambio y comparte una fórmula interesante:


(C + H) x A

CONOCIMIENTO + HABILIDAD x ACTITUD



La C suma y la H también, pero la A multiplica. La diferencia está en la A, en la actitud, que es la verdadera potenciadora.

Tratando de pensar en una fórmula para la cultura del camaleón, llegamos a la siguiente conclusión:


(I + L) x C

INNOVACIÓN + LIDERAZGO x CONFIANZA



La diferencia estriba en la cultura de confianza, que potenciará la comunicación abierta, colaboración, empatía, innovación.

ANTONELLA YAYER – JORGE SALINAS

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