Hoy hay varios modelos de la
curva del cambio que nos aporta explicaciones sobre las etapas por las que
pasamos ante determinadas circunstancias. El modelo tiene su origen en el
trabajo de Elizabeth Kübler-Ross a
través de seis etapas: negación, enojo, depresión, miedo,
negociación y aceptación.
A raíz de este planteamiento Dennis T. Jaffe y Cynthia D. Scott adaptaron el modelo al proceso de cambio
organizacional mediante cuatro etapas: negación, resistencia, exploración y
compromiso.
La curva del cambio supone un
instrumento diseñado para guiar personas, grupos y organizaciones a entender,
aceptar y administrar el proceso de cambio. Es recomendable emplearlo en las
primeras etapas de cambio o cuando la resistencia a este resulta significativa.
Se trata de un modelo muy
interesante si le interesa profundizar, pero nosotros aquí sólo queremos
invitarle a una reflexión: la empresa de la que estamos hablando está creada
para adaptarse con rapidez y energía al cambio y este proceso de reinvención
constante hace que no todas las fases sean tan necesarias. No queremos decir
que no haya que hacer esfuerzo, no es que el cambio sea algo rápido, sino que
el proceso de aceptación y acción, refiriéndonos sólo al cambio organizacional,
se acorta para estar en constante movimiento.
Tener una empresa flexible y
adaptable hace que esté preparada para la acción. Hablamos de reducir las fases
a dos de las claves: aceptación y
acción. Jung nos dejó una de las mejores lecciones: “no podemos cambiar nada hasta
que lo aceptamos”.
En muchas ocasiones cambiar no
supone modificar algo externo ni desarrollar comportamientos complejos, sino
adoptar la decisión de aceptar plenamente la circunstancia que nos ha tocado
vivir y actuar a partir de ella, es decir, modificar nuestra actitud ante la
situación que se nos presenta.
Ojo: aceptar nos es resignarse, sino comprender las cosas en su
plenitud, tanto con sus pros como sus contras, y seguir hacia adelante. Cuando
aceptamos nos enganchamos a la vida y podemos experimentar otras emociones y recuperar
cierto control, mientras que cuando nos resignamos lo único que hacemos es
anclarnos en el pasado y limitarnos a lamentarnos o a irritarnos por nuestra
situación. Ahí es donde nos encontramos a muchas organizaciones: en la negación
o resignación.
En sus conferencias Víctor
Küppers habla de la actitud ante el cambio y comparte una fórmula interesante:
CONOCIMIENTO +
HABILIDAD x ACTITUD |
La C suma y la H también,
pero la A multiplica. La diferencia
está en la A, en la actitud, que es
la verdadera potenciadora.
Tratando de pensar en una fórmula para la cultura del camaleón, llegamos a la siguiente conclusión:
(I + L) x C INNOVACIÓN + LIDERAZGO x CONFIANZA |
La diferencia estriba en la cultura de confianza, que
potenciará la comunicación abierta, colaboración, empatía, innovación. ■
ANTONELLA YAYER – JORGE SALINAS
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