Las decisiones sobre las estrategias de precio pueden verse considerablemente diferenciadas en función de los objetivos fijados en la política comercial de la empresa. Por ejemplo, para un producto nuevo resultará adecuado intentar cubrir lo antes posible una cuota importante de mercado. La estrategia se basará en el estimulo y búsqueda de una fuerte demanda, motivados por unos precios bajos y una fuerte promoción. Por ejemplo; los supermercados que se inauguran en los nuevos barrios de las grandes ciudades.
La empresa puede utilizar la estrategia llamada “roce del mercado”, es decir observando como es aceptado el precio por el público objetivo, fijando precios iniciales introduciendo ficticiamente unos costes altos de promoción, donde teóricamente desaparece el beneficio, antes de rebajarlos definitivamente.
Las decisiones en cuanto al precio se tienen en cuenta contemplando siempre los planes financieros sobre las inversiones realizadas y las ganancias esperadas, y los planes estratégicos de marketing.
En los mercados de competencia perfecta existe un límite máximo para fijar los precios, en función siempre de la demanda. Es decir, la empresa tiene en cuenta únicamente lo que el mercado puede soportar. Esta conclusión simplifica mucho las complejidades de la demanda y su relación con la determinación de los precios.
No olvidemos nunca que el cliente compra siempre allí donde más valor le dan por su dinero. Los precios variarán lógicamente en función de cómo lo tiene marcado la competencia y las calidades ofrecidas. También tendremos en cuenta los créditos, los descuentos, cambios de precio y su posible efecto en la demanda.
Texto extraído del libro:
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