Es un hecho, por desgracia incuestionable, la existencia de un enorme número de accidentes de trabajo, con consecuencias desastrosas para todos los que participan directamente en el esfuerzo productivo, y que, pese a los intentos de diversos organizamos públicos y privados por crear conciencia de la magnitud de este problema, todavía, la opinión pública no está suficientemente sensibilizada ante el mismo.
Pero hay algo más grave que esta insuficientemente conciencia del problema y que es una especie de postura fatalista frente al hecho, que desde ahora calificamos en todo caso de evitable, del accidente de trabajo. De forma categórica, no hay fatalismo; hay falta de prevención. “Mientras haya un solo accidente queda algo que prever, algo que mejorar, algo que inventar. Cada lesión es por si misma una prueba de que algún riesgo a alguna combinación de riesgo o alguna combinación de riesgos no has sido corregidos de una manera satisfactoria” Son frases de uno de los más destacados especialistas españoles en materia de seguridad en el trabajo.
Se ha comprobado estadísticamente que en las empresas donde se descuida la prevención, los índices de frecuencia de accidentes son como media de tres a cinco veces superiores a los de aquellas otras en que se hacen esfuerzos en materia de seguridad. En la actividad de construcción, y obras públicas se observan variaciones de cinco a quince, y en la metalúrgica de tres a doce en los índices de frecuencia respectiva.
Pero ¿cómo prevenir esos riesgos de los que hemos afirmado axiomáticamente su evitabilidad? En primer lugar, y, ante todo, conociéndolos. Solo después de conocer con todo detalle los riesgos que la actividad laborar lleva consigo, podemos tomar las adecuadas medidas preventivas.
Hemos llegado así al punto que nos interesa en este trabajo: el análisis de las tareas. Esta es la única técnica hasta el momento que nos puede proporcionar en este aspecto, como en tantos otros, la información necesaria para nuestra toma de decisiones que, en este caso, se refiere a acciones preventivas en materia de seguridad.
El análisis de tareas hecho con el fin de mejorar la seguridad debe tener en cuenta, como principales objetivos a conseguir, los siguientes:
1) Descubrimiento de los riesgos materiales existentes.
2) Descubrimiento de los actos arriesgados y los movimientos o posturas peligrosos que adopta el trabajador al realizar su tarea.
3) Determinación del equipo y las herramientas necesarias para realizar el trabajo con seguridad.
4) Determinación de los requisitos necesarios para la ejecución segura del trabajo, tales como buen estado físico, facilidad de movimientos y aptitudes especiales para realizar la tarea.
El descubrimiento de los riesgos materiales conducirá a tomar mediadas que tiendan a su eliminación total o parcial.
Los actos arriesgados y los movimientos o posturas peligrosas detectados en el análisis nos llevarán a medidas que aseguren su total erradicación.
La determinación del equipo y las herramientas que permitan la realización del trabajo con seguridad puede entrar ya dentro del fecundo campo de una moderna ciencia conocida con el nombre de Ergonomía, que estudia todo lo que se refiere a la adaptación de la máquina al ser humano.
F. Puy Hernández
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