Un gran
desafío que enfrentan los departamentos de capacitación de las empresas es el
de poder motivar a los colaboradores para que participen de los cursos, los
valoren y, en la medida de sus posibilidades, trasladen lo aprendido a la
práctica cotidiana.
Es un gran desafío por una razón: los planes de capacitación no seducen por sí solos. Es un error pensar que a todo el mundo le gusta ir a cursos e intercambiar conocimientos. Y es aún más peligroso creer que una persona, por el solo de hecho de asistir a un evento, va a modificar su comportamiento.
Hoy en día las empresas se están dando cuenta de que necesitan encarar una acción intensa de comunicación interna y endomarketing para lograr que la gente se sume a las actividades de capacitación y aplique al máximo su potencial.
Quiero compartir con ustedes algunas de las líneas de trabajo que aplico para potenciar la participación de la gente en los cursos de formación que brindan las empresas.
Es un gran desafío por una razón: los planes de capacitación no seducen por sí solos. Es un error pensar que a todo el mundo le gusta ir a cursos e intercambiar conocimientos. Y es aún más peligroso creer que una persona, por el solo de hecho de asistir a un evento, va a modificar su comportamiento.
Hoy en día las empresas se están dando cuenta de que necesitan encarar una acción intensa de comunicación interna y endomarketing para lograr que la gente se sume a las actividades de capacitación y aplique al máximo su potencial.
Quiero compartir con ustedes algunas de las líneas de trabajo que aplico para potenciar la participación de la gente en los cursos de formación que brindan las empresas.
1. Comunicación operativa
Para que una persona participe en un curso de
capacitación debe saber que éste existe. Parece una obviedad, y de hecho lo es,
pero les aseguro que en muchas empresas, cuando se le pregunta a alguien por
qué no asistió a un curso, responde: “porque no sabía”.
Entonces la empresa debe asegurarse de comunicar lo
básico:
- Los
cursos que se van a dictar durante el año.
- A quién
están dirigidos o quién puede participar.
- Si se
necesitan conocimientos previos y cuáles.
- La
duración y el lugar donde se dictan.
- Cómo
inscribirse o si necesitan autorización de un líder, etc.
Además los colaboradores deben saber dónde van a
encontrar esta información (por ejemplo, en una sección dentro de la Intranet,
o en las reuniones mensuales con su líder o en carteleras, etc.), y es clave
que esté siempre actualizada.
2. Comunicación estratégica
Una vez que la persona sabe acerca de la existencia
del curso, tiene que conocer las intenciones estratégicas que hay detrás. Es
decir: saber por qué tendría que participar en esa capacitación.
En esta instancia recomiendo que la empresa comunique:
- Los
objetivos del curso.
- Por qué
se lo invita a participar.
- Por qué
ese curso es adecuado para su función.
- Qué
espera la empresa que la persona haga luego del curso.
- Quiénes
más van a participar (y quiénes no) y por qué.
3. Comunicación motivacional
Una vez que la persona sabe que existe el curso
(operativo) y por qué tiene que asistir (estratégico), el tercer paso es que
quiera participar. Aquí se juega la capacidad de la empresa para motivarlos, y
para hacerlo es preciso elaborar mensajes clave que respondan las preguntas que
se pueden hacer los colaboradores:
- ¿Por
qué debería participar en el curso, en qué me beneficia?
- ¿En qué
me afecta si no lo hago?
- ¿Voy a
poder aplicar lo aprendido? ¿Cómo, dónde y cuándo?
- ¿La
gerencia está realmente comprometida y le interesa que la gente participe?
- ¿Los
que se capacitan, obtienen desempeños superiores o avances en su plan de
carrera?
- ¿Qué
opina la gente que ya participó de este curso?
A la vez los líderes deben manifestar públicamente que
valoran que la gente concurra a las capacitaciones. Lamentablemente a veces los
cargos directivos envían, sin querer, mensajes desmotivadores que se
manifiestan en expresiones que subestiman la importancia del curso, o en
lamentos por la “pérdida de días de trabajo”, o directamente por el total
desconocimiento de que un colaborador está participando en un programa de
formación.
4. Comunicación ascendente
Por último, siempre recomiendo abrir un canal de
comunicación ascendente en tres instancias:
a. Antes del curso: hablar con los futuros
asistentes a los cursos, contarles acerca del programa de formación,
preguntarles qué necesitan y esperan. En una palabra, involucrarlos y tomarlos
en cuenta para el diseño pedagógico.
b. Durante: monitorear cómo marchan las capacitaciones para
hacer los ajustes que sean necesarios.
c. Al final: conversar con los participantes y conocer no
sólo “si les gustó o no el curso”, sino si sienten que lo aprendido fue útil,
si piensan que pueden aplicar los conocimientos a sus tareas y qué más
necesitan en el futuro para pasar del “saber” al “hacer”.
La comunicación interna puede impulsar el éxito de un plan de capacitación, y para esto es útil enfocarse en las dimensiones operativas, estratégicas, motivacionales y ascendentes. A la par, tenemos que comprometer a los líderes para que sean conscientes de que ellos emiten (tal vez sin saberlo) los mensajes más poderosos y perdurables dentro de una organización. Por eso es fundamental que ellos realicen una comunicación clara acerca del valor que tiene el espacio de capacitación dentro la empresa.
La comunicación interna puede impulsar el éxito de un plan de capacitación, y para esto es útil enfocarse en las dimensiones operativas, estratégicas, motivacionales y ascendentes. A la par, tenemos que comprometer a los líderes para que sean conscientes de que ellos emiten (tal vez sin saberlo) los mensajes más poderosos y perdurables dentro de una organización. Por eso es fundamental que ellos realicen una comunicación clara acerca del valor que tiene el espacio de capacitación dentro la empresa.
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