¿Eres un gran líder o simplemente gestionas tu equipo por el puesto que te ha sido asignado? Un puesto de responsabilidad no garantiza que la persona que lo ocupa ejerza como un líder. Una cosa es ser lo suficientemente hábil para conseguir un ascenso y otra es dar la talla que ofrece ese peldaño en la escalera jerárquica.
Los líderes y los jefes sólo tienen una cosa en común: se ocupan de sus empleados. La diferencia está en los que trabajan por los líderes son propensos a obtener un ascenso, mientras que las personas que trabajan para los jefes se acaban hartando y dejan su trabajo o acuden a él odiándolo. Si lo que busca es ver a su equipo tener éxito y prosperar, hay que dedicarles tiempo para potenciar sus habilidades y competencias. No obstante no es el único consejo que desde INC han lanzado como fórmula para convertir a un jefe en un líder.
1.Un líder piensa en los trabajadores como socios. Un jefe ve sólo un organigrama de empleados. Si uno se refiere a las personas de su equipo más por sus cargos o funciones que por sus nombres, tenemos un problema. Es necesario pensar en las personas de manera individual e integral, como unos aliados con los que asociarse para alcanzar los objetivos marcados y, para ello, hay entender sus fuerzas y debilidades y sacarles el máximo partido para el equipo.
2.Un líder quiere ganarse el respeto desde la honestidad. Un jefe quiere caer bien. En ocasiones ser un líder responsable implica tomar decisiones que no gustan al equipo, pero que serán positivas a la larga para el conjunto. En determinadas situaciones no hay más remedio que sacrificar la simpatía a corto plazo a favor del respeto a largo plazo, sin embargo, estas acciones serán vistas desde un punto de honestidad por parte de los trabajadores.
3.Un líder se entusiasma con los logros de su equipo. Un mero gestor se siente amenazado. En la mayoría de los casos, los jefes han conseguido ese puesto por mera burocracia y por lo tanto, el miedo a perderlo es abrumador. Tanto que cuando un miembro de su equipo triunfa, teme ser eclipsado. Un verdadero líder, en cambio, lo toma como un orgullo e intentará desarrollar en su equipo nuevos líderes.
Cómo hacer el salto
Pero ¿cómo pueden los directivos tratar a cada persona como un individuo único, cuando el trabajo les abruma? INC también tiene tres consejos a seguir para alcanzar este objetivo:
•Conocer al equipo. Para ello, es importante obtener información acerca la gente de la empresa y lo que es importante para ellos.
•Centrarse en el crecimiento laboral de los empleados. Trabajar, notar y premiar el progreso de la gente en algo que realmente ayuda a fidelizar a los trabajadores, mantener su motivación y generar productividad empresarial.
•Compartir los resultados. El objetivo debe ser mostrar a la gente cómo su trabajo maraca la diferencia. Ser positivo compartir las recompensas por los éxitos alcanzados.
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