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viernes, 18 de noviembre de 2016

5 claves para liderar a introvertidos



Laurie Russo en el boletín de la American Management Association del pasado 16 de octubre plantea que los introvertidos están en todas partes y por tanto como directivos tenemos muchas posibilidades de contar con más de uno en nuestros equipos. Ser introvertido no significa ser tímido o antisocial, sino que es una parte de la personalidad. El primer paso, pues, para liderar a un introvertido es comprender que la introversión no es un defecto o un fallo sino que son personas que extraen su energía de fuentes distintas a las que consideramos habitualmente. 

La autora propone estas 5 recomendaciones para que gestionar a los introvertidos sea más sencillo:

1.- IDENTIFICAR A LOS INTROVERTIDOS. Los introvertidos suelen mantener un perfil bajo y reflexivo y raramente son los primeros en levantar la mano, en ofrecerse voluntarios para hablar en público o sentarse en la primera fila. Con frecuencia no comparten sus vidas privadas con el grupo ni preguntan por la de los demás, no porque no sientan interés por ellas sino porque su inclinación natural les lleva a interiorizar y compartimentalizar la vida personal y la profesional. Pueden causar una muy buena impresión cuando la relación es persona a persona, pero suele agotarles y luego necesitarán recargar energía.

2.- RESPETAR SU NECESIDAD DE TRANQUILIDAD Y REFLEXIÓN. Cuando un introvertido solicita poder trabajar en un entorno sin distracciones lo hace porque quiere hacer el mejor trabajo posible, no porque odie o rechace a sus compañeros o a su trabajo. Su necesidad de concentración es primordial para ellos y las distracciones les causan una sobrecarga sensorial y ansiedad. Valoran la calidad, la meticulosidad y la exactitud en relación con su trabajo por lo que necesitan zonas tranquilas donde trabajar. No hay que olvidar que su capacidad de trabajar de forma autónoma, sin necesidad de supervisión o aprobación constante facilita la labor del líder. 

3.- APRECIAR LAS CAUSAS POR LAS QUE LOS INTROVERTIDOS PIENSAN PRIMERO Y HABLAN DESPUÉS. Los introvertidos no comunican cualquier idea que les viene a la cabeza. Son pensadores y planificadores y se centran en profundidad en todos los aspectos de una situación, siendo capaces de detectar perspectivas futuras que otros no han considerado todavía. Los introvertidos no hablan mucho pero cuando lo hacen lo que dicen ha sido objeto de múltiples reflexione sus consideraciones. Es recomendable estimular su participación cuando toda la atención  no esté puesta en ellos. 

4.- PROCURAR NO ENFRENTARLOS A LOS EXTROVERTIDOS. Los estilos de ambos pueden colisionar en el ambiente laboral, pero ninguno es mejor o peor. Los dos tienen sus ventajas e inconvenientes y pueden complementarse. Contar con miembros en el equipo efusivos y que manifiesten abiertamente sus ideas es necesario, pero también son imprescindibles los profesionales que no sólo aceptan sino que se muestran contentos por mantenerse en los márgenes para lograr que el trabajo se haga. Las tareas más “aburridas o rutinarias” son tan importantes como las más deslumbrantes, por lo que debemos evitar las competiciones de popularidad. 

5.- NO GESTIONAR LA INTROVERSIÓN COMO SI FUESE UNA DEBILIDAD QUE HAY QUE “CURAR” POR MEDIO DEL CASTIGO O LA VERGÜENZA. Si queremos liderar adecuadamente a los introvertidos no podemos interpretar  que su silencio o expresión facial neutral implica que algo va mal y por ejemplo considerar que por tanto el profesional no está comprometido o está adoptando una actitud negativa, Confundir introversión con mala actitud y castigar a la persona por ello sólo puede conducir a dañar la relación profesional y a reducir el entusiasmo y la motivación. 

Si queremos comprometer a los introvertidos Katy Tynan recomienda:

a).- Antes de una reunión facilitarles toda la información posible sobre el tema a tratar, de esta forma tendrán tiempo para reflexionar y preparar sus respuestas y las conversaciones y participación será más fructífera.

b).- Solicitar que sus propuestas las hagan por escrito para evitar que se sientan incómodos enfrentándose a un grupo para expresar sus ideas.

c).- Procurar que se relacionen con un extrovertido. Formando una pareja de un extrovertido y un introvertido se consigue que ambos se ayuden. Los extrovertidos pueden colaborar para articular las ideas de los introvertidos y los introvertidos pueden, a su vez, ayudar a los extrovertidos a ver cuándo sus ideas pueden necesitar una mayor reflexión o han dejado escapar detalles importantes.

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