Es obvio que el mundo cambia sin cesar, y mucho más en esta segunda década del nuevo milenio. Las evoluciones tecnológicas e industriales han acelerado su proyección a una velocidad hasta ahora desconocida. Hoy, existen productos que poco después de haber llegado al consumidor, son ya obsoletos; bienes de consumo de ámbito nacional son ya cosa común. Nadie niega ya que los negocios más prósperos del día de mañana serán aquellos que sepan sacar provecho de un entorno cambiante y por ende, inestable.
¿Tienen las empresas una percepción homogénea de dicho futuro? ¿Preparan a sus directivos de forma similar, si es que lo hacen?
La realidad cotidiana nos recuerda que las empresas solo pueden alcanzar sus objetivos al disponer de la gente adecuada, en el lugar adecuado y en el momento adecuado.
Hemos buscado datos comparativos que nos permitiese determinar esperanzas y temores de los Directivos de empresas en las economías mas desarrolladas de hoy día, y se derivan del mismo implicaciones del concepto general de Directivo. Estos datos demuestran claramente, no sin cierta inquietud, que las grandes empresas españolas se preocupan relativamente poco de desarrollar el talento directivo cara al futuro.
Estas empresas parecen ignorar los retos de la imparable mundialización de los negocios y creen que la supremacía del pasado les basta para asegurar la supervivencia en el futuro. Creemos que una estrecha colaboración entre la Dirección General y su responsable de Recursos Humanos puede ser decisiva para corregir tal deficiencia. En estos años cruciales, donde las economías occidentales están en entredicho, la función de los responsables en Recursos Humanos desempeñará un papel fundamental a la hora de seleccionar a estos nuevos directivos-- mejor preparados-- que serán los responsables de regir los destinos de sus empresas hacia la economía del nuevo milenio.
Mercados globalizados, fusiones y adquisiciones transnacionales, integración económica internacional, las nuevas aplicaciones tecnológicas, y un sinfín de otros factores, están cambiando la forma de las organizaciones empresariales así como los perfiles de sus líderes ejecutivos.
Como un observador más, me he preguntado como todo esto afectará a las empresas que puedan salir de la crisis y que una vez pasada ésta, se encuentren en primera línea de salida.
Creo que la función de los Recursos Humanos debe desempeñar un papel fundamental en la contratación de ejecutivos excepcionalmente talentosos. Una buena gestión del talento directivo es tan importante para la supervivencia y el éxito futuro, que la contratación de estos ejecutivos debe ser considerada con tanta seriedad como las amenazas u oportunidades que aún están por llegar.
Ya estamos viendo una rotación excepcionalmente elevada de Ejecutivos. La escasez del talento directivo, ligada a la necesidad de preparación para una gestión de las empresas a nivel mundial, puede conducirnos a una verdadera situación de crisis, en este campo.
El Directivo que debe afrontar en estos momentos los retos de los mercados y debe saber anticipar el futuro de su empresa así como el sitio que ésta ocupa en el concierto mundial de los negocios y en que escenario se va a mover. Marcar un camino claro será uno de los mayores retos del Dirigente de empresas, tan dispersas geográficamente.
Es cierto que los Directivos actuales desempeñan un papel fundamental en la preparación de las empresas para el futuro. ¿Cómo, pues, deben actuar los líderes de hoy para preparar las generaciones que les relevarán dentro de cinco o diez años?
Ante todo, deberemos enfatizar la primacía del hombre como activo de una empresa. La fuerza de los líderes de cualquier organización determinará el futuro de ésta.
Hombres y mujeres de talento existen en toda empresa, pero no se puede sacar provecho de dicho talento si no se identifica. He conocido empresas y negocios que luchaban por salir adelante y en las que los empleados tenían la respuesta a los problemas y nadie les pidió opinión.
En un entorno cada vez más complejo y competitivo, tan solo las personas excepcionales pueden asegurar la supervivencia de la empresa. Y sobre todo, para atraer y conservar a tales personas, el futuro dirigente debe identificarse plenamente con la esencia de su empresa.■
Pedro Rubio Dominguez
IEGE/MADRID/ESPAÑA
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