Para adquir la "sabiduría" de que hablaba Russell al referierse al trabajo del consultor, este no tiene más que investigar los hallazgos de las ciencias sociales. Los resultados de la investigación en este terreno, parte de los cuales hemos citado en algún articulo anterior, pueden ser enormemente valiosos para un consultor. Estimulado por esta información puede fácilmente investigar los principios elementales de la sociología, la psicología y la antropología. (Hay mucho de esto también en los estudios de investigación industrial). Otro camino hacia la "sabiduría" está en los libros sobre gestión empresarial. Estos proporcionan un conocimiento de los negocios, sus propósitos, sus operaciones y la gente que los dirige.
Tras haber investigado los informes sobre investigaciones y los libros sobre negocio y ciencias sociales, el consultor ve los aspectos sociales de su propia organización mucho más precisa y claramente, Esto le capacita para comprender mejor la situación social en que trabaja, y su parte en dicha situación. Armado de sus instrumentos sociales, puede hacer mejores observaciones, mejores preguntas y un análisis más completo de los problemas.
La habilidad de conocerse a si mismo
Además de la típicas experiencias de aprendizaje el consultor se enfrenta con otra asignación más dificil. Tiene que verse a sí mismo, como individuo y como especialista. Como especialista, no puede perder de vista sus limitaciones. Ha de estar en guardia para impedir que sus mejores intenciones como técnico hagan surgir obstáculos o presiones que impidan el éxito final de sus trabajos de consultoría. Por encima de todo, ha de procurar constantemente ampliar sus conocimientos, aceptar cambios y modificar su comportamiento a fin de efectuar un trabajo útil.
En su trato con los demás, el consultor forma parte de las relaciones humana. Él es sólo un instrumento en el proceso. Y nadie, ni siquiera un especialista, carece de fallos,. A causa del tipo de relaciones, particularmente dificil, en que se halla, le importa ejercitar, como dijo alguien, "una humildad que debe dirigir todos sus actos, y un examene de conciencia incesante". Debe progresar continuamente en el conocimiento de si mismo.
El conocimiento de sí mismo proviene también de "un incesante examen" de la conciencia profesional-- una búsqueda sincera de los medios para convertirse en un consultor más eficaz. Es preciso preguntarse y responder con franqueza a cuestiones como:
- ¿Cuales son mis propios objetivos?
- ¿Estoy dispuesto a hacer el sacrificio necesario para ser un buen experto, o me contento con desearlo?
- ¿He establecido buenos objetivos para los clientes para los cuales trabajo?
- ¿Respeto el potencial creador de cada individuo o quiero darle todas las respuestas para demostrar lo listo que soy?
Preceptos esenciales en la consultoría de empresas
El conocimiento de si mismo y de los demás, el papel del consultor como animador al desarrollo directivo, y la aceptación de los factores humanos, todas estas cosas pueden asegurar la eficacia individual de cada consultor, que puede derivar de ellas los preceptos más importantes para su trabajo:
- Hay que contar principalmente con los ejecutivos. No sólo puede hacer excelentes contribuciones, sino que tienen "la sarten por el mango"
- Hay que dejar que sea el ejecutivo quien tome las decisiones. El consultor sólo puede ayudarle a mejorarse a si mismo, para desempeñar mejor su trabajo. Tratar de tomar decisiones en el lugar del ejecutivo significa hacerle dependiente e impedir su desarrollo.
- Atenerse a las indicaciones del ejecutivo. Hay que ajustarse fielmente a las recomendaciones que un ejecutivo envia a sus colaboradores más significativos, No pueden existir instrucciones conjuntas del directivo y del consultor. Hay que evitar esa dicotomía.
- Mantenerse en un segundo plano. No hay que buscar reconocimiento personal por los esfuerzos e ideas desarrolladas. Sólo serviría para anular las buenas relaciones que el consultor desea establecer con los ejecutivos de linea.
- Aceptar que se es un extraño. Hay que ser siempre amable y simpático, sin olvidar que en el trabajo del consultor no cabe la posibilidad de ser "uno más" entre los ejecutivos de linea. Puede añadirse, entre paréntesis, que el ser un ser extraño libera al consultor, hasta cierto punto, de sospechas de fovoritismo, prejuicio o intevernción en politicas particulares.
- Respetar las relaciones confidenciales. No hay que ahorrar ningún esfuerzo para mantener confidencial todo lo que pueda parecer una confidencia.
- Dejar que los ejecutivos de linea ensayen las cosas por sí mismo. No hay que creer que no puede hacerse nada que tenga relación con el trabajo del consultor, sin la participación de éste. Más tarde, puede presentarse la oportunidad de ayudar al perfeccionamiento de algo que los ejecutivos intentaron por sí mismo.
- Actuar siempre con la actitud propia del consultor. Hay que mantener la flexibilidad al trabajar con los ejecutivos. Tratar de hacer el trabajo de consultor significativo, comprensible y aceptable para el ejecutivo de tipo medio.
- Mantenserse a un lado. Es preciso evitar interferencias en las operaciones y relaciones entre ejecitivos.
- Recordar que son las pequeñas cosas las que cuentan. Son las cosas pequeñas que el consultor hace, dice y sugiere, las que determinan la impresión de lo que se espera de él.
- Por encima de todo, recordar que alguna gente no cambia jamás. No se puede esperar hacer milagros, Hay que aceptar el hecho de que la mayoría de la gente necesita mucho tiempo para cambiar actitudes y comportamiento.
Estos preceptos llevan a la obtención de una nueva serie de recompensas por el trabajo del consultor, recompensas enormes, aunque intangibles. Estas recompensas no consisten en perfección técnica, sino en la satisfacciones derivadas de la eficacia y habilidad particulares-- el papel creador del consultor.
Quizás la mayor recompensa es lo estimulante del trabajo, el saber que cada experiencia del consultor será una asignación nueva, diferente y completa. En cada una de ellas, la meta del consultor será ayudar a otros a desarrollarse, a trabajar mejor, a hacer funcionar mejor sus empresas o negocios.
Su mayor satisfacción será la realización de que está llevando a cabo una función de puro servicio profesional, en la que él, sus actitudeds y su comportamiento son elementos importantes. Lo que dará la medida de su éxito no serán sus realizaciones como experto, ni las técnicas que haya establecido, sino que los ejecutivos de la empresa le hayan aceptado como alguien que quiere ayudarles, sincera y abiertamente como "mentor"
El consultor obtendrá mucha sdatisfacción sabiendo que, como resultado de su asesoramiento y asistencia, las cosas empiezan a ir mejor en la empresa-cliente. También sabe que se esfuerza siempre por hacer un trabajo completo, pero que tal vez no lo logra nunca del todo. Su satisfacción deriva del hecho de que son los ejecutivos de linea los que han obtenido los resultados. Probablemente, se separará de ellos antes de que hayan completado su intervención, ya que la iniciativa para continuar depende ellos. El consultor ha sido durante un tiempo su fisioterapeuta. Entre tanto, el consultor puede hacer planes para la próxima fase del desarrollo´de los directivos, cuando vuelva a tener ocasión de asistirles. ( en consultoria lo denominamos " extensión de los trabajos")
Por otra parte, tendrá que aceptar algunas de las dificultades que entraña su papel. Será dificil describir a otros en qué consiste su trabajo. No hay una simple frase que sirva de título para su posición. Desgraciadamente, también, su asesoramiento no ofrece la atracción de procedimiento infalible de varios programas de consultoría, muchos de los cuales, sólo con sus títulos, implican que los problemas ya serán resueltos.
De vez en cuando, el consultor dudará de su propia eficacia. Sin guías especificas para la comprobación de sus esfuerzos, hallará que, la mayor parte del tiempo, tiene que "tocar de oido" entre un número de posibilidades. No teniendo un prograam exactamente planeado o una secuencia lógica de los pasos a seguir, sus propios sentimientos de inseguridad serán a veces agravados por las frustaciones de los ejecutivos que están experimentando con él la resolución de un problema. Sin embargo sabe que está trabajando de un modo que asegura el éxito de sus objetivos como consultor,
Sobre todo, se sentirá estimulado en su trabajo por el continuo desarrollo de su perspicacia y habilidades particulares. En esencia, para ser un consultor eficiente y hábil, le estimula y recompensa su constante perfeccionamiento de sí mismo.
Conclusiones finales.
- Los problemas en la relación cliente- consultor están sufriendo cambios importantes y rápidos. Técnicas de gestión que eran prerrogativas del consultor externo están pasando al consultor interno de la empresa. Esta descentralización alcanza a unos y a otros y por último la automatización de los distintos procesos productivos en las empresas hace estas relaciones más criticas,
- El prestigio de los consultores ante los directivos de empresas, es la principal clave de su éxito por encima de sus técnicas y conocimientos.
- La aceptación por los distintos responsables de la gestión de los consultores como personas, como elementos claves de su función y como activadores del cambio, se podrá lograr si éstos introducen la consideración del factor humano en todas las facetas de su trabajo.
PRD.
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