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lunes, 3 de julio de 2017

El cambio tecnológico y la pobreza interpelan al mundo del trabajo


Los cambios llevan a robotizar un creciente número de tareas

Un sistema educativo que abandone el esquema tradicional de un instructor que habla parado frente a 30 alumnos que escuchan; una sociedad que, a través de sus dirigentes de diferentes ámbitos, sepa definir cómo usar las nuevas tecnologías para disminuir el eventual efecto social negativo y para promover un desarrollo inclusivo (en lugar de dejarse estar mientras la robotización absorbe puestos de trabajo); un marco legal para las contrataciones laborales que diferencie a las pymes de las grandes compañías. Esas cuestiones, entre otras –que podrían verse como metas deseables–, sobrevolaron los debates que, sobre la temática de la generación de empleo, hubo en el XX Encuentro anual de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), que tuvo lugar el jueves y viernes pasados.

“No es la naturaleza de la Argentina; esto es fruto de un proceso de construcción social, porque no estuvimos a la altura durante décadas”, sentenció el sociólogo e investigador Agustín Salvia, primer expositor del encuentro, al hacer una lectura de los datos de la realidad social del país. Según los resultados de la encuesta del observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA (centro de estudios que Salvia dirige), en 2016 sólo el 41,4% de la población económicamente activa de los centros urbanos contaba con un empleo pleno en el que se cumplían todos los derechos. Las otras personas quedan atrapadas por la desocupación o por las situaciones de informalidad, que tienen su expresión más grave en las subocupaciones precarias. También según esa encuesta, si se considera al total de quienes tienen una ocupación (asalariados y cuentapropistas), el 51,3% no cuenta con aportes a la jubilación y a la obra social. Y además, 12 de cada 100 familias habitan una vivienda precaria, una condición –entre otras varias– que pone trabas al acceso al empleo.

“Se nos viene un tsunami de cambios tecnológicos y si no actuamos a tiempo las diferencias sociales se van a agravar”, advirtió Salvia.

El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, que integró el panel sobre “Inclusión a través del trabajo digno y sustentable”, dijo que el Gobierno “reconoce la realidad”, y apuntó al largo plazo de la problemática de la pobreza y la desigualdad. “Esto no empezó ayer, por más que durante mucho tiempo no se daban datos”, afirmó.

Según el funcionario, que exista un aumento de los juicios por accidentes de trabajo al mismo tiempo que cae el número de siniestros, muestra que “hay algo en el diseño de las políticas públicas orientado al conflicto y no a generar la posibilidad de una conciliación”. A los cambios normativos vinculados a ese tema, Triaca agregó –como una de las forma de buscar soluciones a los problemas del trabajo– la necesidad de abordar la cuestión de los costos laborales pero “de una manera muy cuidadosa”, dada la necesidad de financiar las jubilaciones y otras prestaciones sociales. Y se refirió a la posibilidad de un esquema progresivo, que prevea un costo más aliviado para las pymes.

Según datos oficiales, en el primer cuatrimestre del año se crearon 24.000 puestos en el sector privado y formal. Es un avance casi nulo del número de empleos. Triaca afirmó que durante la caída y el estancamiento del PBI hubo “retención de puestos” en las empresas, lo cual explicaría que no se contrate enseguida “cuando la cosa anda mejor”.

Más allá de esos datos de la coyuntura, una cuestión de la que se habló en ACDE es de cuánto más que el crecimiento y que las contrataciones de las empresas hará falta para dar respuesta a las necesidades de empleo, sobre todo entre la población más vulnerable.

Para Jorge Lawson, director del Banco Nación, promover el emprendedorismo es clave. “Ser emprendedor es una forma de ser, de vivir; es levantarse pensando cómo se va a cambiar el mundo”, afirmó. Y apuntó: “Hoy la educación capacita para ser empleado, pero hay que animarse a innovar”Lawson preside la Fundación Empretec, que de la mano de Naciones Unidas y del Banco Nación, desarrolla el plan Comunidades con valor, enfocado en crear, desarrollar y vincular a pymes en el marco de las economías regionales. Para Lawson, un sector que debe avanzar con un cambio de fondo es el bancario, para que acompañe a quienes emprenden. Y ese cambio podría graficarse en cuestiones tan prácticas como la forma de atención: si llega un cliente, sentarse al lado de él y no enfrente sería una marca de la adaptación necesaria.

Derribar “paredes” y cuestionar convenciones es también un desafío del sistema educativo. Oscar Ghillione, director general del Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET) del Ministerio de Educación, señaló que hoy falta anticiparse al mundo laboral. “Tenemos grandes paredes, algunas invisibles, que nos impiden lograr puentes entre el mundo del trabajo y el de la educación, y ahí debemos ser más inteligentes”, explicó.

En materia de formación, uno de los desafíos es el de prepararse para tareas específicas en función de los cambios que ya están llegando: el secretario general del sindicato Smata, Ricardo Pignanelli, se refirió a cómo se capacita, en la industria automotriz, para trabajar con los vehículos híbridos.

Pero más allá de eso, hubo quienes marcaron la necesidad de pensar cómo encarar la educación en tiempos de incertidumbre respecto de cuáles serán los trabajos que habrá en el futuro. “Hay que educar en capacidades para crear y colaborar con otras personas”, reflexionó Roberto Cruz, gerente general para la Argentina, Paraguay y Uruguay de Cognitiva, una empresa basada en Watson, un sistema de inteligencia artificial. Destacó el desafío de estar atentos y dijo: “Debemos saber qué queremos construir con la tecnología en nuestra sociedad”.

Al menos dos rasgos de la realidad marcan la magnitud de ese desafío. Uno es la rapidez del cambio: “La velocidad de hoy es la más lenta que vamos a ver”, advirtió Gastón Podestá, director global de Recursos Humanos de Accenture. El otro rasgo es el de la “Argentina dual”, con el 30% de su población en la pobreza. Según la encuesta de la UCA, en el 16,5% de los hogares hay un déficit de acceso educativo (hogares donde hay al menos un menor de entre 4 y 17 años que no asiste a un establecimiento, o donde ningún integrante de entre 19 y 40 años terminó el secundario).

“Cuando se habla de cuántas personas salen de la pobreza, hay que ver que muchos quedan en una situación de alta vulnerabilidad”, observó Cristina Calvo, directora del Programa Internacional “Democracia, Sociedad y Nuevas Economías” de la UBA, en referencia a un fenómeno global. Y compartió una reflexión sobre la llegada de la inteligencia artificial: “No estoy tan preocupada por el hecho de que los robots empiecen a pensar como los humanos, como por el riesgo de que nosotros, los humanos, dejemos de soñar”.

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