No recuerdo que aquí se haya dicho que la ambición sea buena" y, aunque "nunca hemos apostado por los atajos y los trucos financieros, sería irresponsable decir que las escuelas de negocios no tenemos parte de culpa en la crisis". Para Santiago Íñiguez de Onzoño (Madrid, 1962), decano de IE Business School, la responsabilidad sobre los excesos financieros hay que compartirla también con los supervisores, las instituciones públicas y privadas e, incluso, con los clientes "más ambiciosos" que buscaban "duros por pesetas".
Íñiguez entona un mea culpa compartido convencido de que el trabajo de las escuelas de negocios pasa por promover el espíritu emprendedor. "El empresario no es el enemigo, es la solución a la crisis", y advierte del peligro de "perder la cultura de creación empresarial" si se insiste en obstaculizar la puesta en marcha de nuevos negocios a través de una "excesiva regulación". Aun así, se muestra optimista y es partidario de quienes defienden que, "de cualquier crisis, la economía y las empresas de un país salen reforzadas". En su opinión, "a veces, nos quedamos en la patología" y no se buscan soluciones. Si bien reconoce que muchos de los que han causado este desaguisado financiero han pasado por las aulas más prestigiosas del mundo, también "los que nos están sacando de la crisis han pasado por las escuelas de negocios".
El reto ahora es "generar más puentes entre el mundo empresarial y académico" para diseñar conjuntamente nuevas herramientas financieras y sopesar así mejor los riesgos, apunta Íñiguez. En este sentido, el decano de la IE Business School reconoce que ésta es una oportunidad para que las escuelas de negocios europeas tomen el relevo de las americanas, a las que la crisis ha golpeado tanto en su modelo académico, como en el de financiación. Santiago Íñiguez explica que mientras las instituciones educativas para directivos del Viejo Continente han centrado su discurso en la necesidad de crear valor para distintos stakeholders, como la Administración pública, los clientes o los proveedores, las escuelas americanas "se han centrado en maximizar la rentabilidad para el accionista", paradigma que ha quedado en entredicho tras el estallido de la crisis financiera.
Europa 'versus' EEUU
En cuanto a la estructura patrimonial y la cuenta de resultados, el modelo europeo también parece más sólido que el estadounidense, muy dependiente de los intereses que generan las donaciones de empresas privadas, y que se han visto drásticamente reducidas este año. Durante la época de bonanza, el apoyo de las compañías había supuesto un auténtico espaldarazo para los centros americanos más prestigiosos, pero ahora "han tenido que recortar gastos y empezar a prescindir de profesorado y de investigación".
En opinión de Íñiguez, "en época de crisis, las escuelas europeas están mejor preparadas porque dependen más del mercado", es decir, del número de matrículas, cuyo comportamiento suele ser anticíclico, ya que la gente tiende a formarse más cuando peor están las cosas. Sin incluir la universidad, en 2008, el IE facturó 71 millones de euros y las previsiones para el ejercicio actual prevén un incremento del 31%, hasta los 93 millones de euros.
En Europa, las donaciones privadas apenas suponen el 15% de los ingresos de las escuelas de negocios, que han optado por un sistema mixto de financiación, ya que "no se dan las condiciones fiscales, ni culturales", para que triunfe el modelo americano, explica, aunque el Plan Bolonia busca una convergencia de ambos sistemas, además de la unificación educativa del Viejo Continente.
Precisamente, esta mayor presencia de la empresa en el mundo académico ha levantado la polémica entre los que están a favor y en contra de este proyecto, al que deberá estar adaptada toda la oferta docente el próximo año. A la IE Business School, Bolonia le ha obligado a comprar una universidad para poder cumplir con los criterios europeos. Aun así, Íñiguez no duda ni un segundo a la hora de posicionarse: "Necesitamos más Europa que nunca". Y desmonta cada una de las tres grandes críticas que ha recibido el proceso de unificación.
"No sé qué significa la afirmación de que Bolonia implica la mercantilización de la universidad", asegura el decano, ante la polémica de dar mayor protagonismo a la empresa en el mundo académico. "La Universidad no debe ser una fábrica de parados" y muchos de los títulos actuales "no tienen salida al mercado laboral". Si crear puentes entre empresa y universidad significa adaptar las carreras al mundo real, entonces el cambio "es bueno".
Otra de las polémicas en torno a Bolonia es la extinción de las titulaciones en ciencias sociales, algo que Íñiguez califica de "falacia", ya que, en su opinión, "no sólo no van a desaparecer, sino todo lo contrario. Ahora, habrá una oferta de calidad internacional".
Y para quienes piensan que el tratado europeo supondrá un incremento de los precios de matriculación, el decano recuerda que el Gobierno central está promoviendo un sistema de becas, aunque reconoce que "hace falta adecuar las tasas al precio real" y se muestra partidario de "ligar el mérito académico a la concesión de becas", de forma que se establezca un mecanismo de reembolso de las ayudas en caso de no superar el curso.
En opinión de Íñiguez, "Bolonia es una oportunidad para los alumnos de estudiar en universidades de referencia internacional en función de su mérito", además de incrementar las posibilidades de movilidad del profesorado y de "mejorar la competitividad del continente" con el objetivo de crear "los Estados Unidos de Europa".
Como escuela de negocios independiente, Bolonia ha obligado al IE a comprar una universidad, y tras valorar diferentes alternativas en el extranjero, se decidieron por adquirir la SEK de Segovia, ahora ha pasado a denominarse IE Universidad, donde se empezarán a impartir nuevos grados de corte internacional, tanto en español, como en inglés. Íñiguez, que también es rector de esta nueva institución, explica que, tras valorar localizaciones en Holanda, finalmente se decantaron por Segovia por su cercanía con el campus de Madrid, aunque en la decisión pesó negativamente el sistema "hiperregulatorio que existe en España", y que representa un obstáculo para la libre circulación de alumnos y profesores a nivel internacional.
"España es uno de los países que más complicaciones burocráticas y administrativas tiene para cursar un máster",asegura el decano de IE Business School. En su opinión, "la educación podría ser uno de los sectores más atractivos desde el punto de vista del dinamismo económico en España", junto a otros tan punteros como las energías renovables o el transporte.
De hecho, en algunos países, la captación de alumnos extranjeros en sus universidades y escuelas de negocios se ha convertido en una de las principales fuentes de divisas. Sin embargo, Íñiguez reconoce que, sin los suficientes apoyos, es difícil que esto ocurra, ya que en el mercado nacional, no hay suficiente demanda para toda la oferta de formación que existe.
Bolonia es esa oportunidad para España porque "abre un mercado único", en el que también "veremos a más universidades americanas entrar en el marco europeo". ¿Cómo puede España competir en este entorno? Santiago Íñiguez tiene claro que la solución pasa por "convertir a Madrid en un hub educativo, a semejanza de Londres o Boston".
Pero, para eso, es necesario cumplir con tres requisitos: presencia importante de empresas, internacionalización de la ciudad y desregularización administrativa. De momento, la capital española sólo adolece de esto último.
Madrid, "hub" educativo
Hasta ahora, los centros educativos de Madrid se han centrado en atraer a estudiantes de Latinoamérica, "pero tenemos que aspirar a atraer al resto del mundo", y no sólo porque las escuelas de negocios y las universidades necesitan alumnos, sino también porque "el turismo educativo es más rentable que el sol y la playa", apunta Íñiguez.
Pese a las dificultades administrativas, España es el principal destino de los ciudadanos de la Unión Europea que optan al programa de intercambio universitario de la Erasmus y las escuelas de negocios españolas figuran entre las más diversas del mundo en cuanto a la procedencia de sus estudiantes. "Tenemos más alumnos franceses aquí que españoles estudiando en Francia".
Tal vez este interés por convertir Madrid en un hub educativo es lo que ha hecho que, hasta ahora, la IE Business School no se haya planteado abrir ningún campus propio fuera de la capital española, y haya apostado por alianzas estratégicas con otras escuelas de prestigio fuera de sus fronteras. Con todo, la opción de estrenar campus fuera de Madrid, "hoy en día, no lo descartaría", aunque no es algo planteable a corto plazo o, por lo menos, no hasta que se encuentre la forma de "replicar el modelo y la experiencia del campus" que la IE Business School tiene en el centro de la ciudad. "No es lo mismo que ir a una sucursal", asegura Íñiguez, fiel defensor del networking y la relación que se genera entre los alumnos.
Incluso cuando habla de la formación online es partidario de un sistema mixto, "en el que se desarrollan otras habilidades directivas y se aprende a ser más diplomático, porque por escrito las cosas ofenden más".
El 55% de los ingresos del Instituto de Empresa (IE) procede de la actividad internacional, tanto de cursos impartidos fuera de España, como de estudiantes extranjeros matriculados en el país. El campus de Segovia acogerá alumnos de más de treinta nacionalidades, como EEUU, India, Alemania, Emiratos Árabes Unidos, Australia, Canadá, Indonesia, Hungría y México, que hacen que algunos cursos de grado de la IE Universidad, como el de administración de empresas, tengan ya una demanda internacional de más del 70%.
En cuanto a la escuela de negocios, la IE Business School firmó un acuerdo con la Brown University, en Estados Unidos, para poner en marcha un Executive MBA conjunto, que será el primero de una serie de programas que se impartirán también en Brasil, China, India y, quizá, en los países del Golfo, según explica Santiago Íñiguez.■
Santiago Íñiguez,
Profesor de Dirección Estratégica de IE Business School.
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