En este articulo consideramos las distintas alternativas para una visión más exacta de las relaciones internas de la empresa e identifica las conexiones entre las distintas funciones de la gestión y las compara con las ideas tradicionales sobre la estructura corporativa.
Hace muchos años que los científicos descubrieron que
nuestro universo lo conforman una multitud de formas estructurales que operan
en un sistema de jerarquías íntimamente ligadas. Al extrapolar estas ideas a
las mentes de las personas que configuran nuestra sociedad, vemos como las
mismas van siendo asimiladas y consecuentemente se ven reflejadas en nuestra
forma de proceder y organizarnos.
Recientemente, uno de estos postulados ha emergido
entre las ciencias modernas: el concepto de ecosistema. En él los elementos de nuestro medio ambiente se
combinan entre sí, de tal forma que cualquier cambio que se produzca en alguno
de ellos, se ven afectados directamente todos y cada uno de los elementos que
se estén considerando.
Esto contrasta con las ideas que se barajaban antiguamente,
donde las distintas partes del medio ambiente no tenían otra relación que la
simple secuencia, como una máquina.
Pongamos un ejemplo: consideremos las dos actitudes de un
agricultor que desea que su granja sea rentable.
Si considera la granja como un mecanismo o instrumento de
producción, realizará acciones:
- Para aumentar las cosechas, el agricultor utilizará fertilizantes para mejorar los cultivos, y pesticidas para eliminar los insectos y las malezas que hacen peligrar la cosecha.
- Para aumentar la productividad empleará tractores en vez de animales y mecanizará los elementos de la producción para reducir o evitar la mano de obra.
Por el contrario, si nuestro agricultor considera que su
granja forma parte de un ecosistema de equilibrio compensado, comprenderá que:
- El fertilizante se filtrará por la tierra hasta llegar a las corrientes subterráneas de agua, provocando una concentración orgánica que impedirá la oxigenación de este valioso e imprescindible líquido.
- Esto provocará la desaparición de muchos seres vivos, y las algas y malas hierbas impedirán el paso del agua, bloqueando las corrientes naturales y afectando el drenaje de las tierras.
- El uso indiscriminado de pesticidas hará que los insectos se vuelvan más resistentes y habrá que aumentar las dosis para eliminarlos. Estos componentes químicos entran en la cadena alimenticia que llega por ultimo a los animales de quienes tomamos la leche.
- Con el tiempo los seres humanos introducimos en nuestro organismo estos venenos, con resultados que afectan al sistema nervioso, comportamientos, manera de pensar, etc.
- Los tractores y otras máquinas de labranza comprimen la tierra y esta no puede drenarse con facilidad lo que afecta a las aguas subterráneas, cuya función es mejorar la calidad de los campos. También acelera el proceso por el cual los residuos de fertilizantes llegan a las vías de agua.
- Una vez producidas estas alteraciones, todo el sistema refleja la cadena de cambios producidos y nos encontramos con un panorama totalmente distinto de cuando empezó. Y lo que es peor: la mayoría de estos cambios son incontrolables.
Con este ejemplo podremos llegar a entender lo que
ocurrirá tarde o temprano en nuestro ecosistema. Lo mismo sucede en cualquier
sistema de organización, sobre todo los que se componen de personas. Los
sistemas tradicionales que representan gráficamente las organizaciones empresariales
pueden tener una serie de imperfecciones, como tratamos de analizar en los siguientes temas que publicaremos en nuestro Blog.
Pedro Rubio Domínguez
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