TERCERA FASE: MADUREZ
Llegado a este punto en la Curva
de Vida, el mercado presenta unos aspectos generales bastante diferentes a los
existentes en los otros tramos del Ciclo.
La singladura del producto por el
mercado ha producido un desgaste, lo que le ha obligado a decantarse por un posicionamiento
objetivo, de acuerdo con sus peculiaridades intrínsecas, que son aquellas que
le han etiquetado los consumidores a través del conocimiento particular,
conseguido en los diferentes actos de consumo.
La demanda ya no tiene el ritmo
acelerado de etapas anteriores, antes, al contrario, se mantiene en una
posición de estabilidad, consecuencia de una demanda destinada a la reposición
de la mercancía y de un crecimiento vegetativo de la población.
Con una demanda que se mueve
entre estas dos coordenadas, la estratega debe replantearse en base a unas
variables mercadológicas dirigidas a la consecución de la supervivencia del
producto.
Para ello, el primer esfuerzo
debe realizarse en una lucha continuada para mantener las posiciones adquiridas
en los distintos canales de distribución y no dejar que la competencia gane
terreno, toda vez que una cesión en esta fase del Ciclo tiene un efecto multiplicador
negativo más demoledor que en etapas anteriores.
Como complemento, el producto
debe plantearse la necesidad de tener una distribución más intensiva, para
seguir aportando el máximo esfuerzo en la creación de una demanda, la cual disminuiría
si el producto no acapara y ocupara el máximo “espacio” en los canales de
distribución.
Canales que son los mismos que en
las etapas anteriores, pero on la peculiaridad de que ven mermados sus márgenes
comerciales al producirse, en la etapa de Madurez una auténtica política estratégica
de precios, que incide inicialmente en la disminución de los márgenes.
La fuerte lucha de precios entre
los productos se traduce en la puesta en práctica de políticas de ofertas y descuentos,
tanto a los canales como a los consumidores. Los objetivos para conseguir son
fáciles de determinar. En primer lugar, se trata de liquidar, lo más pronto
posible, el exceso de inventario en los canales para provocar una nueva
demanda.
Con la guerra de precios se
consigue, normalmente, una disminución de los mismos cara al consumidor, lo
cual siempre es interesante por provocar una usurpación de clientes al resto de
las marcas competidoras, generando así una demanda añadida hacia la nuestra,
con el subsiguiente efecto expansivo de la marca.
Debe comprenderse que estas
circunstancias no son la panacea universal, lo serían si nuestra marca fuera la
única en usarlas, pero la práctica cotidiana nos enseña que es un arma
comercial generalmente practicada por todas las marcas. Esta circunstancia
origina que, a la postre, exista una cierta uniformidad en los preciso de los
distintos competidores y que solamente sean las diferencias cualitativas entre
los productos los únicos elementos condicionantes en la fijación del precio.
La labor de investigación de
mercados se convierte en la piedra angular, a través de la cual se teje el arrope
del producto. Los aspectos cualitativos de la investigación aportarán los datos
necesarios para el enfoque preciso de los aspectos del uso y valor del
producto., mientras que los cuantitativos permitirán, entro otros, detectar las
políticas de precio más consonantes con la nueva realidad del mercado.
Sin que sirva menosprecio al
resto de las variables del marketing, y al igual que en la etapa de lanzamiento,
en la madurez, vuelve a recobrar importancia
el enfoque comunicacional y promocional. La comunicación, vía publicidad, debe
apoyar los nuevos conceptos nacidos en torno a los usos y atributos del
producto que, como vimos ya, en la tapa de Madurez ha de contemplar como
necesarios para una mayor supervivencia de este.
La acción promocional debe ser
redoblada y sostenida para conseguir un mantenimiento intensivo de la marca en
el mercado y no permitir el desembarco de las marcas de la competencia en el
dominio de la nuestra.
Vista la nueva situación, sólo
resta afirmar que las condiciones tan duras y draconianas de esta fase
originarán la desaparición de las marcas con una posición de debilidad
manifiesta, puesto que las supervivientes se ven obligadas a un gran esfuerzo económico
e imaginativo, incapaz de ser seguido y mantenido por las más débiles.
La etapa de Madurez pude
afirmarse que dura mientras que en el mercado no existen productos sustitutivos
importantes y con la suficiente incorporación de atributos nuevos, capaces de desbancar
a nuestra marca. Naturalmente, la desaparición no es fulminante, sino que tiene
lugar tras un cierto tiempo de vegetación comercial.
Estos comentarios sobre los
distintos hechos que acontecen en la fase de Madurez nos dirigen hacia la nota
más característica de la etapa y que apunta hacia la eficacia general del
marketing.
Pedro Rubio Dominguez
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Textos extraidos de su libro LANZAMIENTO DE UN NUEVO PRODUCTO publicado y distribuido a la comunidad empresarial española e hispanoamericana por el INSTITUTO EUROPEO DE GESTIÓN EMPRESARIAL-MADRID-ESPAÑA.(B78404290)
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Con éste articulo continuamos con la serie ELEMENTOS ESTRATÉGICOS EN LA PLANIFICACIÓN DE UN NUEVO PRODUCTO: EL CICLO DE VIDA
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Próximo y último articulo:
Cuarta fase: Declive
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Estimado lector:
Aprovechamos este paréntesis para recomendarle que su empresa puede apoyarse en el trabajo de innumerables asesores de calidad o de estudios de mercado. Su intuición, el optimismo, los datos, las estadísticas, los números, no siempre garantizan el éxito de un lanzamiento.
Su organización debe ser flexible y tratar siempre de identificar nuevas oportunidades de negocio, manteniendo una actividad en la que desarrolle sus capacidades propias, manteniendo una estructura de integración vertical y horizontal, como ventaja competitiva ante sus competidores.
Su empresa debe manejar eficientemente sus recursos obtenibles y disponibles, con el fin mostrarse siempre ante sus clientes o proveedores como una empresa atractiva y segura.
Por tanto hemos de preguntarnos como podremos cumplir con todos estos objetivos y como analizar nuestra empresa para poder disponer de una estrategia competitiva eficaz que justifique nuestra presencia en el mercado.
Antes de poner en marcha toda la maquinaria que nos conduce a que se hagan realidad nuestras ideas y que estas se conviertan en algo tangible y rentable, hemos de realizar un estudio del mercado, que es un paso imprescindible y que consistirá en la recolección, sistematización, estudio y análisis de la información que obtengamos del mismo y que nos garantice que podremos contestar a una serie de preguntas como:
¿Quienes son nuestros clientes?
Sus características personales, sus hábitos de compra, cuanto consumen, su poder adquisitivo, donde están situados dentro de nuestro mercado. Es necesario que usted analice cuidadosamente cada uno de los aspectos con objeto de formular correctamente su política de marketing.
A continuación le presentamos una lista para realizar un análisis de los hábitos de compra del consumidor.
1. ¿Quien lo usará?
2. ¿Quién decidirá lo que hay que comprar?
3. ¿Quién realiza la compra?
4. ¿Cuándo se compra?
5. ¿Qué quieren comprar los clientes?
6. ¿Qué están comprando ahora los posibles clientes?
7. ¿Dónde se toma la decisión de compra?
8. ¿Dónde se realiza la compra?
9. ¿Cuánta cantidad del producto desea comprar el cliente
10. ¿Cómo se usa el producto?
11. ¿Es necesario la concesión de crédito?
12. ¿Cómo actúa el comprador para adquirir el producto?
13. ¿Con que frecuencia se compra?
PRD
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