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jueves, 16 de julio de 2020

La falta de compañerismo afecta al rendimiento laboral


             Resultado de imagen de falta de compañerismo en el trabajo

En un momento en el que el trabajo en equipo es una de las habilidades más demandadas entre los seleccionadores, el individualismo sigue afectando a ciertas plantillas huérfanas de un buen liderazgo.

En el fútbol, la falta de compañerismo puede suponer una derrota en cualquier partido. Los individualismos de ciertas estrellas del balompié en grandes equipos como el Real Madrid le han hecho perder encuentros de relevancia. Una situación inadmisible en cualquier empresa que defienda el trabajo en equipo como un factor esencial en el rendimiento de la plantilla. Pero este mal existe en algunas organizaciones y, en la mayoría de las ocasiones, la falta de liderazgo alimenta esta situación.

Para evitar equipos desestructurados hay que poner mucha atención a la selección

La ausencia de camaradería en algunos equipos provoca mal clima laboral: "Se generan situaciones conflictivas, corrillos y bandos e, incluso, colaboradores que deciden ir por su cuenta y a su propio ritmo", advierte José Luis Pascual, senior manager de Page Consulting. Una situación que, a no ser que sea buscada por la compañía, frena el rendimiento de la plantilla, porque "no hay comunicación y desvincula a los profesionales de la empresa, que pueden terminar planteándose su marcha", explica Noelia de Lucas, directora comercial de Hays España.

Reconoce al tóxico

Cuando se descubre falta de compañerismo en un equipo, normalmente suele estar motivada por un colaborador en cuestión que, "o bien peca de individualista y cree que su plan de desarrollo es más importante que el de la empresa, se cuelga medallas y pone zancadillas para promocionarse; o tiene miedo de compartir información con el resto de compañeros", indica Pascual, que también añade que cuando sucede este último caso es porque la cultura de la organización lo promueve.

Los perfiles que fomentan esta situación suelen buscar adeptos 
entre los más débiles

Porque, aunque parezca mentira, en algunas empresas y, en concreto, en ciertos equipos, el jefe fomenta este tipo de comportamientos al considerarlos una muestra de competitividad"Aunque también puede pasar que el responsable de la plantilla deje que ocurra esta falta de compañerismo porque no sabe gestionar a sus colaboradores", apunta De Lucas, que también asegura que "cuando hay falta de camaradería es necesario mirar al líder, que es quien marca las funciones de cada uno y quienes deben evaluar a sus colaboradores. Los jefes que no afrontan el problema es porque tampoco saben gestionar los conflictos". Poner remedio cuando el problema es evidente no es tarea fácil. 

Encarna Maroño, directora de recursos humanos de Adecco, aconseja que "el jefe tome el control, identifique, de nuevo, la posición de cada uno dentro del equipo, los objetivos del grupo, lo que se espera del mismo, de cada uno de ellos y para cuándo. Además, será muy positivo establecer momentos periódicos en los que poner en común los avances realizados, detectar si la plantilla ha vuelto a conectarse y si todos los colaboradores están trabajando como un equipo y no como un grupo".

La falta de camaradería genera un clima laboral tenso en el que es difícil trabajar

El problema muchas veces es que este tipo de personajes de oficina "suelen ganar adeptos, porque saben que solos no tienen fuerza. Proyectan su influencia sobre los más débiles y así ganan aliados", advierte De Lucas, que también avisa de la doble cara que tienen algunos de estos especímenes: "en grupo y en público ponen su mejor cara, sonríen y son corporativos, pero luego hacen pasillo". Por eso mismo, en la mayoría de los casos los compañeros no denuncian la situación, pese a que el mal ambiente en el trabajo sea palpable. Además, "normalmente cuando un compañero llama la atención a otro no surte el efecto deseado, porque no hay un poder jerárquico", recuerda José Luis Pascual. De ahí la importancia en la selección del equipo. 

Maroño cree que en el momento del reclutamiento "hay que prestar especial atención a las personas que colaborarán juntas y lo que se espera del equipo que formen. Unos objetivos claros y un rol bien definido ayudan considerablemente a que estos riesgos se minimicen. Dedicar tiempo al inicio para que se conozcan entre sí, entender cuál es el cometido de cada uno y compartir sus fortalezas y debilidades ayudará a crear un clima de confianza y garantizará siempre los mejores resultados". Un equipo desestructurado no fomenta la competencia, crea desarraigo y falta de motivación. Lo que se traduce en bajo rendimiento.

Elige al personaje más tóxico de la oficina

Los hay para todos los gustos. Están los que se quejan por todo, los que adulan al jefe, los que se cuelgan medallas que no se merecen y los que no se enteran de nada. Especímenes con los que convives habitualmente en tu lugar de trabajo, aunque no te hayas fijado. También pululan, en algunas empresas, los llamados vampiros emocionales, que son personas que siempre tratan de sacar ventaja en cualquier situación, capaces de darle la vuelta a cualquier circunstancia y que tienen el poder de sacar de quicio y robar la energía a sus compañeros.

¿Crees que son los peores? Depende, porque quizá te irrita el típico pesado que se pasa la mayor parte del horario laboral gastando bromas e interrumpiendo el trabajo de los demás; o el 'sabelotodo' que se meterá en las conversaciones de los demás para dar a conocer su punto de vista que, considera, es el acertado.

En la oficina puedes encontrarte también al irresponsable, que suele pasar de todo; al inseguro, que te endosará su trabajo, porque despierta empatía y un cierto sentimiento de ternura; y al veterano o superviviente, que esgrime sus años de trabajo como arma arrojadiza y le cuesta reconocer méritos de personas que no lleven tanto tiempo en la empresa como él. Puede, incluso, que haya aspectos de estos personajes que veas reflejados en ti mismo, aunque no lo reconozcas. Es algo normal, lo importante es no convertirse en un personaje de oficina, en un 'cliché', alguien a quien se le pueda etiquetar y de los que los demás huyan.

Arancha Bustillo
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