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martes, 14 de julio de 2020

Tu actitud marca la diferencia


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¡Energía positiva! Siempre he dicho que con cada cosa que hacemos o que no hacemos, estamos enviando mensajes al otro. A veces no tenemos ni que hacer el esfuerzo de transmitir y sin embargo, ¡transmitimos tanto! Piensen en sus interacciones con personas. 

Por lo general tras tiempo de juntarte con alguien, no vas a recordar la conversación que tuviste con él o ella, sin embargo, sí vas a recordar cómo esa persona te hizo sentir cuando se fue. ¿Te transmitió alegría o tristeza?, ¿entusiasmo, energía o todo lo contrario…? Con algunos es siempre un gusto estar, y con otros, a los 5 minutos de conversación quieres salir corriendo porque son como una esponja que absorbe la energía que tienen a su alrededor. En definitiva, cómo eres cuenta más de lo que pensamos, deja huella en las personas de nuestro alrededor, para bien o para mal.

Victor Kuppers nos habla en una charla TED de cómo el conocimiento y la experiencia es importante, pero lo que finalmente va a marcar la diferencia va a ser tu manera de ser. ¿Tiene sentido no? ¿Eliges a tus amigos por su curiiculum o por su actitud? Claramente diría que por lo primero.

Entonces la actitud cuenta, determina tus relaciones sociales pero no solo eso, dentro de un entorno laborar se ha visto como la actitud afecta a otras personas dentro de la organización, desde los empleados al director general. Las actitudes, ayudan a desarrollar un entorno laborar que determinará la moral, productividad y las habilidades de construir equipo. Es por eso que más y más, las empresas otra vez se fijan en la variable actitud, más allá de los conocimientos y habilidades de las personas ya que esto puede llegar a marcar el éxito o fracaso de la iniciativa. Pero, ¿se puede cambiar la actitud?

No podemos controlar lo que otros hacen o dejan de hacer, pero sí podemos controlar cómo nosotros nos comportamos y esto va a determinar mucho qué tipo de ambiente creamos a nuestro alrededor, en nuestras interacciones tanto personales como laborales. Entonces, ¿se puede cambiar la actitud?, creemos que sí, y sobre todo creemos que sí si tienes claro y presente los siguientes tres puntos:

1. Ser consciente justamente de esto, de cuál es tu actitud. Raramente vas a intentar cambiar nada si no crees que hay algo que necesites cambiar. Hazte la pregunta… ¿con qué actitud he venido yo a esta fiesta?, o ¿con qué actitud voy a encarar este desafío?

2. Tienes el poder de elegir. Una vez que te das cuenta que en lugar de criticar la situación por criticar quizás puedes hacer algo por mejorarla, que en lugar de lamentarte por lo que no tienes, puedes alegrarte por lo que tienes… y así sucesivamente, es fácil darse cuenta que depende de ti, de dónde pones el foco.

3. La actitud es contagiosa. Si proyectas entusiasmo, positividad, empeño, atraparás a la gente por eso. A cuantos conoces que estén deseando juntarse con alguien pesimista, crítico hasta la saciedad pero que no hace nada por cambiar nada… La actitud como la sonrisa es contagiosa, siempre una vez más que seamos conscientes de su poder y queramos hacer por afectar de buena manera a los demás.

Entonces, ¿en qué manera crees que tu actitud afecta para bien a la gente que te rodea? Más allá de eso ¿está tu actitud ayudándote, o parándote para avanzar? 

Micaela Urdinez
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