1- Definición. La Economía del Conocimiento está integrada por aquellas actividades productivas que se caracterizan por el uso intensivo de tecnología y que requieren capital humano altamente calificado. La medición se genera a través de aquellos elementos de la producción con un componente técnico-cognitivo alto. Más específicamente, se consideran dos tipos de factores relevantes: el capital tecnológico (trabajadores con "perfil MIT", que provienen de las ciencias "duras'') y los trabajadores del conocimiento (creativos o con habilidades en el ámbito de la inteligencia emocional).
2- Cambio global. El fenómeno de esta economía está generando cambios en la estructura productiva y en la valorización de las empresas a nivel mundial, desde hace ya tiempo. En la cotidianidad, accedemos como usuarios a los servicios de compañías que son dominantes en sus respectivos rubros y que, en realidad, no poseen bienes. Ejemplo: la compañía más grande de turismo no posee hoteles; las más grandes de traslado aéreo no poseen un solo avión; una de las compañías más valorizadas de automóviles no posee un solo auto, y las firmas que se dedican exclusivamente al comercio por internet no tienen stocks. Para dimensionar el avance, podemos destacar que, en la última década, las acciones que lideraron los índices bursátiles mundiales cambiaron sus tendencias notoriamente. En 2008, entre las acciones líderes del mercado se encontraban compañías como Petrochina, Exxon Mobile, General Electric y ICBC; había solo una, en el top ten, dedicada a tareas de generación de conocimiento (Microsoft). Esa ecuación se revirtió y hoy las empresas de este tipo son el 50% de las que están en el top ten: Apple, Alphabet (Google), Microsoft, Amazon y Facebook.
3- La normativa. El Régimen de Promoción de la Economía del Conocimiento, que fue reglamentado en octubre pasado, abarca a los sectores del software y de contenido audiovisual, a la industria 4.0 y a la biotecnología. En primer lugar, se otorga una reducción de las contribuciones patronales; además, se permite que los exportadores que hayan abonado impuestos en el país al que exportaron puedan deducirlo del impuesto a las ganancias. Y se dispone que las empresas no podrán ver aumentada su carga tributaria total a partir la inscripción en el registro sectorial y durante la vigencia del mismo (incluyendo retenciones). Por último, se establece que las microempresas podrán ser una actividad elegible acreditando que el 70% de la facturación corresponde a estos servicios.
4- Hacia adelante. Todas las proyecciones indican que para 2025 los servicios basados en el conocimiento podrían aumentar en tres puntos su participación en el PBI. También se estima que hacia 2030 la cantidad de puestos de empleo podría aumentar un 40% respecto del número que hay hoy, y que las exportaciones se duplicarían y aún más, hasta representar el 15% del share total.
SANTIAGO BULAT (Argentina)
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