Uno de los problemas más difíciles con que ha tenido que enfrentarse el Empresario español durante los últimos años ha sido la incapacidad manifiesta de dirigir técnicamente su empresa.
Esta incapacidad para adaptarse a las modernas técnicas de gestión han producido un desajuste en el desarrollo de la empresa y han provocado que muchas de ellas hayan sufrido grandes pérdidas y, consecuentemente, el cierre de las mismas, o, como mínimo están sufriendo un proceso largo y duro de recuperación.
El Empresario, hoy, ya conoce que no puede dirigir su empresa sin tecnificación. Sus hombres de Ventas, Administración y Producción, cada día están más desbordados, y de ahí que para hacer más rentables los hombres y mujeres de la empresa, para economizar recursos, para incrementar la productividad, nacieron los sistemas de organización, sistemas que han evolucionado día a día, y que han propiciado que muchos empresarios estén siendo efectivos y rentables. Con lo cual se justifica su implantación.
Los sistemas de organización, por tanto, han evolucionado la empresa moderna. La productividad de una fábrica no es comparable ni con la cuenta de resultados ni en ambiente de trabajo a una fábrica donde subsiste aún la tradición y el obsoletismo. Los resultados de un equipo de venta--continuando con la comparación--necesitan un diseño comercial distinto y al introducirnos en la administración se detecta cómo con menos personal, pero con un sistema adecuado, se superan resultados, existe una mejor información y un correcto control.
A nuevos tiempos, soluciones actuales
Desde hace unos años, las tensiones en la actividad empresarial han ido incrementando paulatinamente. Cada día se engendran nuevos e insólitos problemas reivindicando soluciones inmediatas, concretas, específicas a cada caso, y con una especial aversión al riesgo.
Estas concreciones son la esencial problemática de la Gestión Empresarial, y de ahí que haya que implantar tratamientos específicos, globales y finalistas, que solucionen problemas como:
- Baja productividad.
- Enorme competencia.
- Incremento de los conflictos laborales.
- Absentismo desaforado.
- Endurecimiento de los mercado interiores.
- Falta de penetración en las ventas.
- Dificultades en la financiación.
- Creciente presión fiscal tributaria.
- Contabilidades estáticas y no fiables.
- Erróneas e improcedentes mecanizaciones, etcétera.
No obstante, pese a esta anacrónica situación, España ha seguido registrando un crecimiento económico sólido y una rápida creación de empleo, pero sigue afrontando desafíos importantes. España registró en 2018 su quinto año consecutivo de crecimiento económico sólido, a pesar de haberse producido cierta desaceleración.
La inadecuación de las cualificaciones y el déficit de mano de obra cualificada lastran el crecimiento de la productividad, especialmente en algunas comunidades autónomas.
En España, el nivel de innovación es moderado en comparación con la UE. Los resultados en materia de innovación del país adolecen de una inversión insuficiente en I+D pública y privada, pero también de una escasa coordinación entre los distintos niveles de la administración y una insuficiente evaluación de las políticas. Otros importantes obstáculos para el desarrollo y la utilización de tecnologías avanzadas son la inadecuación de las cualificaciones y el déficit de mano de obra cualificada. Una cooperación más estrecha entre el mundo académico y las empresas podría contribuir a la difusión del conocimiento y aumentar el número de empresas innovadoras. Todos estos factores explican el bajo rendimiento de España en términos de exportaciones intensivas. Aunque en los últimos años, se han logrado avances limitados en la aplicación de las reformas del mercado de productos y en la mejora de la investigación y la innovación.
Sin embargo en los tres últimos años no ha habido un aumento sustancial en este capitulo de la productividad, por lo que, nuevamente se ha encendido la alarma, ya que la lucha por los mercados se establece únicamente en dos frentes: productividad y competitividad.
Cuando se habla de productividad, los males se achacan siempre a los factores: desinterés en el trabajo, absentismo, crecimiento salarial, reivindicaciones sindicales, etc.
En alguna medida estos factores influyen, sin duda, pero la baja productividad española no se produce exclusivamente a nivel de trabajadores, que es-- donde precisamente más altas cotas de productividad se obtienen comparativamente:
Los datos son elocuentes:
- Productividad de empleados en tareas administrativas > 3%
- En la informática empresarial > 30%
- En las redes de venta organizadas > 45%
- Productividad del trabajo directivo (administración de su tiempo) > 30%
No todo es achacable el trabajador, y menos en tiempo en tiempos de nula incidencia huelguista.
Continuar así es un suicidio. La Alta Dirección empresarial tiene la obligación de actuar en algo que es vital: el control de gestión.
Y poner en practica estas recomendaciones es la única forma de seguir adelante y resistir.
Parece obvio que la calidad de gestión de una empresa depende, en gran parte, de la calidad de sus directivos, mandos intermedios y personal de apoyo.
Existen muy buenos directivos a alto nivel, con una calidad similar a la de cualquier otro país europeo, pero los problemas se plantean en las zonas intermedias de la pirámide de la Organización, donde la calidad es bastante baja.
Si las empresas españolas no resuelve este problema, las dificultades aumentarán en los próximos años. La calidad de gestión de las empresas depende fundamentalmente, pero no únicamente de sus Directivos. Es necesario tener en cuenta otras cosas que facilitan la buena marcha de la empresa, es necesario, por ejemplo:
- Definir las responsabilidades
- Cuidar las relaciones funcionales y jerárquicas.
- Consolidar la estructura empresarial.
- Implementar los sistemas de gestión más adecuados.
- Seleccionar los mejores perfiles profesionales para cada área funcional
- Fomentar la vocación empresarial entre los jóvenes.
- Practicar un estilo de dirección excelente.
- y lo que se denomina valores compartidos de la empresa, es decir, la escala de valores internos de cada Sociedad.
Ninguno de estos componentes prima sobre los demás, y todos están interrelacionados, de forma que es esencial establecer un serie de acciones coherentes y conjuntadas con el fin de obtener y mantener ventajas competitivas. De lo contrato, las empresas no sobreviven.
Aplicar Técnicas de Gestión no es sólo cuestión de emplear personas con suficiente formación: la base de toda técnica de gestión es el sistema. Lo arduo y difícil es la implantación y desarrollo del sistema, lo demás es un seguimiento constante del mismo, simplemente:
Por tanto recomiendo: nada de remedios-tipo, sino proyectos de racionalización a todos los niveles para aumentar la productividad y los beneficios.
Pedro Rubio Domínguez
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Es una recomendación de:
INSTITUTO EUROPEO DE GESTIÓN EMPRESARIAL
Formación & Consultoría
Dpto. de Análisis y Activación de Empresas
iege.formacionyconsultoria@gmail.com
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El IEGE da respuesta a las necesidades de la empresa, garantizando a través de la transferencia de su know how, la rápida y efectiva adaptación a las nuevas condiciones del mercado.
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