El grado en que una empresa puede hacer frente a sus obligaciones
corrientes es la medida de su liquidez a corto plazo. La liquidez implica, por
tanto, la capacidad puntual de convertir los activos el líquidos o de obtener
disponible para hacer frente a los vencimientos a corto plazo.
Algunos autores se refieren a este concepto de liquidez con el término
de solvencia, definiéndola como la capacidad que posee una empresa para hacer
frente a sus compromisos de pago. Podemos definir varios grados de solvencia.
El primer lugar tenemos la solvencia final, expresada como la diferencia
existente entre el activo total y el pasivo exigible. Recibe este nombre de
solvencia final porque se sitúa en una perspectiva que podemos considerar
“última”: la posible liquidación de una empresa.
Con esta solvencia final
medimos si el valor de los bienes de activo respalda la totalidad de las deudas
contraídas por la empresa. Recordemos que esta medida es la que suele figurar
en las notas o resúmenes sobre suspensiones de pagos. En la práctica corriente
suele utilizarse más el concepto de solvencia corriente, término equiparable al
de liquidez a corto plazo.
De igual forma, debemos hablar de la existencia de diferentes niveles de
liquidez. Una falta de liquidez puede significar que la empresa sea incapaz de
aprovechar unos descuentos favorables u otras oportunidades rentables. También
puede suponer un freno notable a la capacidad de expansión. Es decir, la falta
de liquidez a este nivel implica una menor libertad de elección y, por tanto,
un freno a la capacidad de maniobra.
Una falta de liquidez mas grave significa que la empresa es incapaz de
hacer frente a sus compromisos de pago actuales. Esto puede conducir a una
disminución del nivel de operaciones, a la venta forzada de bienes de activo o,
en último término, a la suspensión de pagos o a la quiebra.
Por lo tanto, para los propietarios de la empresa, la falta de liquidez
puede suponer:
- Una disminución de la rentabilidad.
- La imposibilidad de aprovechar oportunidades interesantes (expansión, compras de oportunidad, etc.)
- Pérdida de control de la empresa.
- Pérdida total o parcial del capital invertido. Como es lógico, los acreedores de la empresa también se verán afectados por la falta de liquidez: Atrasos en el cobro de intereses y principal de sus créditos. Pérdida total o parcial de las cantidades prestadas.
Las importantes implicaciones de todas estas consecuencias justifican la
gran relevancia que se da a las medidas de la liquidez a corto plazo.
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Este Cuaderno forma parte de
la serie "Cuadernos de Gestión Financiera" editados por
el INSTITUTO EUROPEO DE GESTIÓN EMPRESARIAL.
Titulo: MANUAL DE ANÁLISIS FINANCIERO
Autor: Pedro Rubio Domínguez
© ISBN-13-: 978-84-60-6172-5 / Nº REGISTRO: 07/
41658
IEGE/MADRID/ESPAÑA
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