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jueves, 12 de diciembre de 2013

COSTES Y ORIENTACIÓN AL CLIENTE





Muchas empresas están hoy en día reduciendo sus plantillas –o como mínimo, planteándoselo-. Las ventas han bajado con la crisis, y se hace complicado mantener una estructura. Uno de los apartados en los que se incide habitualmente es el contenido en el epígrafe “costes de personal”. ¿Es la mejor opción? ¿Es la única solución?

Hemos oído hasta la saciedad que España debe aumentar su productividad. ¿Qué mejor manera de hacerlo –pensarán algunos- que reduciendo personal? Si menos empleados hacen el mismo trabajo, incrementamos la productividad y la competitividad de la empresa (que produce sus bienes o servicios más baratos). Sencillo, ¿no?

Un aspecto que habría que analizar previamente es cuál es la estructura de costes de la empresa: cómo se divide en costes fijos y variables, qué se podría subcontratar, o cuál es la clasificación ABC de sus costes.

¿Qué porcentaje de gasto supone el personal de la empresa sobre el total? ¿Es fijo o variable? Si el gasto de este apartado supone el 40% del total (depende mucho del sector y dentro de éste, de la empresa), querrá decir que hay otro 60% de gastos en los que se podría incidir previamente.

Por otra parte, también nos dirá que una bajada del 20% en los costes de personal implicaría una mejora del 8% (20% del 40%) de los costes de la empresa. ¿Habría otras maneras de mejorar este 8%? Por ejemplo, actuando sobre otros costes, analizando procesos y eliminando aquéllos que no son necesarios, transformando costes fijos en variables.

Hay otra cuestión que debe ser tenida muy en cuenta: cuando se reduce la plantilla, no se está simplemente eliminando un coste, se trata de personas. Y más allá del componente emocional que ello supone, es importante destacar que los trabajadores son en muchas ocasiones lo más importante de la empresa (y no por que emplee esta frase el ejecutivo de turno).

La diferencia entre una compañía y otra se da en gran medida por las personas que la componen, por su capacidad: sus conocimientos y experiencia, su aptitud y su actitud, etcétera; cómo se traduce todo ello en beneficios económicos es algo que debe analizar muy detenidamente la empresa antes de acometer recortes de personal.

Y no sólo por los trabajadores “estrella”, sino por el conjunto de los mismos. Porque en muchos casos, la buena atención al cliente depende no sólo de la persona que está en contacto con él, sino de que otras muchas personas hagan bien su trabajo previo, simultánea o posteriormente.

Y si la plantilla es insuficiente (y además, está poco motivada a causa de los despidos), probablemente se acabe notando, y el servicio al cliente sea más defectuoso, acentuando los problemas de la empresa

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Pablo Rodríguez


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