Muchas empresas están hoy en
día reduciendo sus plantillas –o como mínimo, planteándoselo-. Las ventas han
bajado con la crisis, y se hace complicado mantener una estructura. Uno de los
apartados en los que se incide habitualmente es el contenido en el epígrafe
“costes de personal”. ¿Es la mejor opción? ¿Es la única solución?
Hemos oído hasta la saciedad
que España debe aumentar su productividad. ¿Qué mejor manera de hacerlo
–pensarán algunos- que reduciendo personal? Si menos empleados hacen el
mismo trabajo, incrementamos la productividad y la competitividad de la empresa
(que produce sus bienes o servicios más baratos). Sencillo, ¿no?
Un aspecto que habría que
analizar previamente es cuál es la estructura de costes de la
empresa: cómo se divide en costes fijos y variables, qué se podría
subcontratar, o cuál es la clasificación ABC de sus costes.
¿Qué porcentaje de gasto
supone el personal de la empresa sobre el total? ¿Es fijo o variable? Si el
gasto de este apartado supone el 40% del total (depende mucho del sector y
dentro de éste, de la empresa), querrá decir que hay otro 60% de gastos en los
que se podría incidir previamente.
Por otra parte, también nos
dirá que una bajada del 20% en los costes de personal implicaría una mejora del
8% (20% del 40%) de los costes de la empresa. ¿Habría otras maneras de mejorar
este 8%? Por ejemplo, actuando sobre otros costes, analizando procesos y
eliminando aquéllos que no son necesarios, transformando costes fijos en variables.
Hay otra cuestión que debe
ser tenida muy en cuenta: cuando se reduce la plantilla, no se está simplemente
eliminando un coste, se trata de personas. Y más allá del componente emocional
que ello supone, es importante destacar que los trabajadores son en muchas
ocasiones lo más importante de la empresa (y no por que emplee esta frase el
ejecutivo de turno).
La diferencia entre una
compañía y otra se da en gran medida por las personas que la componen, por su
capacidad: sus conocimientos y experiencia, su aptitud y su actitud,
etcétera; cómo se traduce todo ello en beneficios económicos es algo que debe
analizar muy detenidamente la empresa antes de acometer recortes de personal.
Y no sólo por los
trabajadores “estrella”, sino por el conjunto de los mismos. Porque en muchos
casos, la buena atención al cliente depende no sólo de la persona que está en
contacto con él, sino de que otras muchas personas hagan bien su trabajo
previo, simultánea o posteriormente.
Y si la plantilla es
insuficiente (y además, está poco motivada a causa de los despidos),
probablemente se acabe notando, y el servicio al cliente sea más defectuoso,
acentuando los problemas de la empresa
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Pablo Rodríguez
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