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sábado, 7 de diciembre de 2013

VALOR DEL CLIENTE

  


¿Sabemos cuanto valen nuestros clientes, y que tenemos que hacer para no perderlos y para que cada vez tengan mas valor para nosotros?

Cada uno de nuestros clientes es un activo de nuestra empresa. Su valor como tal está dado por el VAN o valor actual neto de las utilidades de sus compras, y de las compras de los que por lo menos seis clientes anuales que el nos refiere durante un periodo determinado.

Si nuestro cliente promedio y sus referidos nos compran alrededor de dos mil euros por año y por persona, y la probabilidad es de que permanezcan un promedio de 10 años en nuestra cartera, podemos calcular su VAN: suponiendo que nuestro margen de beneficio neto de promedio es el 15%, y utilizando la misma tasa para el calculo de actualización el VAN (Valor Actual Neto) de cada uno de nuestros clientes es aproximadamente de 10.000 euros. Si tenemos una cartera activa de 40.000 clientes, nuestro activo en términos de clientela es de alrededor de 400 millones de euros.

¿Hay algún activo más importante que este para nuestra empresa? Si no, porque no se lo preguntamos a las empresas de multinivel que hoy son las que más facturan en los diversos sectores de la economía: telefonía, por ejemplo. Frente a esta realidad casi incontestable, ¿Cuál es o tendría que ser una de nuestras principales estrategias corporativas de marketing?

La respuesta estriba en tres consignas básicas:

La primera consiste en aumentar constantemente el importe promedio o valor medio por operación y con una periodicidad dinámica de nuestras vetas a cada uno de nuestros clientes actuales.

La segunda, estriba en lograr que esos clientes nos recomienden cada vez a mas amigos y conocidos, y a que cada vez mas proactivamente esos clientes y sus relaciones se trasformen en nuestros virtuales promotores externos.

Y la tercera, reside principalmente en ampliar, retener, estrechar y hacer cada vez más cordiales y satisfactorias las reacciones e interacciones con nuestros clientes actuales.

Con este conocimiento aproximado de nuestra realidad, escojamos a nuestros mejores clientes y, con ellos, hagamos reuniones focales. Le invitemos a nuestra empresa, mediante foros y cambio de impresiones, ofreciéndoles oportunidades especiales conforme su grado de colaboración de nuestro proyecto de ventas, atrayendo nuevos clientes compradores y estos a otros.

Con estas reuniones, con exposiciones claras y sencillas, implementaremos realmente las respuestas para hacer realidad las otras dos consignas:

Aumentar el promedio de recomendaciones.

Acelerar y fortalecer el crecimiento de nuestra cartera de clientes a través de la satisfacción y fidelización creciente de estos últimos.

Con este esquema de análisis y de trabajo para todo un año, podemos hacer frente a la actual crisis, y no nos afecte como al resto de nuestros competidores.

La cartera de clientes es uno o el activo más fuerte y poderoso de cualquier empresa. Pero lamentablemente, también es el más frágil. Es un activo que requiere una atención permanente y preferente, durante todos los días y minutos del año, por parte de todos y cada uno de los miembros de nuestra empresa, no importa en que puesto de trabajo o frente de lucha o línea de fuego este cada uno de ellos.


Alberto Salinas
Consultor de Marketing
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