Podemos aprender muchas cosas de las formas organizativas del sector televisivo
La evolución del mundo laboral en las últimas décadas ha sido vertiginosa, de forma que en muchos casos carecemos del vocabulario necesario para explicar determinadas situaciones. Las viejas distinciones entre trabajo fijo o trabajo temporal o entre contratado y autónomo ya no están tan claras, en parte debido a las reformas políticas propiciadas por la crisis, en parte por las necesidades empresariales de un mercado que no se parece en nada al de hace apenas 20 años. Por ello, tanto compañías como empleados han tenido que buscar fórmulas de organización que les permitan adaptarse a ese nuevo entorno.
Es lo que propone una interesante investigación llamada 'The indeterminacy of 'temporariness': control and power in neo-bureaucratic organizations and work in UK television', publicada en 'Human Relations' y que dibuja un complejo perfil de las relaciones laborales en la televisión británica. Sin embargo, sus conclusiones pueden ser extrapoladas no solo a otros países (la industria televisiva española funciona de manera muy semejante), sino también a otros sectores que cada vez se parecerán más a lo que los profesores ingleses Jonathan Morris, Catherine Farrell y Mike Reed proponen en su estudio, debido sobre todo a “la globalización, los cambios tecnológicos en la industria, la desregulación y losrecortes de costes”.
La especialización, la estandarización y la formalización son sustituidas por modos de trabajo colaborativos, flexibles y espontáneos
Como ha ocurrido repetidamente a lo largo de la historia, entender el funcionamiento de las industrias creativas –como es este caso– nos permite vislumbrar cuáles son los cambios que próximamente se implantarán en el mercado. La televisión, dadas sus particularidades (programas que aparecen y desaparecen o la necesidad de montar y desmontar proyectos muy rápidamente) es terreno abonado para los contratos temporales de muy corta duración, que en muchas ocasiones pueden llegar a durar menos de una semana. Pero, ¿de qué manera se organiza una industria marcada por tal inestabilidad?
Bienvenido a la neoburocracia
“Aunque las formas de organización temporales tienen una larga historia en ciertas industrias, pueden ser vistas también como parte de un cambio organizacional más amplio desde las formas jerárquicas que dominaron las economías occidentales durante la segunda mitad del siglo XX, a formas con mayor capacidad de reacción, representativas de un entorno organizacional neoburocráctico”, señalan los investigadores. Este está caracterizado por unagran externalización de las actividades no centrales de la empresa, que permitan que esta “se reinvente y reconfigure constantemente en cuanto a personal”. Ocurre también en otros sectores como el de la construcción, en el que mandan los contratos por obra y servicio, pero en el caso de la televisión se ha pasado de formas muy jerarquizadas a otras muy flexibles.
La mayoría de cámaras están contratados por obra y servicio
“La especialización, la estandarización y la formalización de las prácticas laborales y las relaciones son sustituidas por modos de trabajo colaborativos, flexibles y espontáneos, en los que la improvisación, la toma de decisiones y la creatividad se ven como características normales, de hecho cruciales, del ambiente laboral y de la cultura más que amenazas a un orden administrativo establecido”. Adiós al fordismo; si la mayor parte de trabajos en Occidente forman parte de la conocida como economía del conocimiento, las cualidades que se pedirán al trabajador serán otras. También, las maneras de relación entre empresa y empleado. Por una parte, señalan los autores, sigue llevándose a cabo un control estratégico centralizado, supervisión y regulación, pero también entran en juego poderes blandos que permitan la independencia de la toma de decisiones del trabajador.
Se forma así una especie de poliarquía, en la que “los profesionales y técnicos gozan de un grado relativamente alto de libertad y autonomía a la hora de llevar a cabo su trabajo, mientras al mismo tiempo se aseguran de que su capacidad para resistirse al control de los jefes se mantiene en los límites dados por la élite administrativa”. La organización ya no se legitima a partir de las órdenes y la autoridad, sino debido a la propia naturaleza temporal de las colaboraciones laborales, es decir, de manera más informal, a través de “la confianza, la reciprocidad y la correspondencia”. Los autores no tienen dudas de que, en la mayor parte de casos, esto tiene como objetivo “la reducción de costes en mercados inciertos”, que por lo tanto se basan en “proyectos intermitentes que dependen de formas de organización temporales que se montan y desmontan para volver a ser retomadas tiempo después”.
El trabajo creativo como síntoma
La quintaesencia de todos estos cambios en la organización laboral es el mercado televisivo, marcado por “la globalización, la internacionalización, la desregulación y la casi privatización”, especialmente a partir de 2008. Las formas de colaboración y organización entre cadenas, productoras, empleados y 'freelancers' son altamente complejas, debido a la proliferación de empresas de pequeño y mediano tamaño en las que se externalizan gran parte de labores auxiliares como las cámaras, el vestuario, el maquillaje o la peluquería, trabajos que históricamente (y ahora más aún) han sido llevados a cabo por profesionales independientes. En el 2012, el 24% de los empleados del sector creativo eran autónomos.
“Hace dos o tres años, la BBC tuvo que enfrentarse a grandes recortes”, asegura uno de los entrevistados en el estudio. “Tenemos que afrontar reducciones anuales. Tenemos que recortar personal inmediatamente y tirar rápidamente de los 'freelancers'. Por ejemplo, aparte de las noticias y la actualidad, el 35% del trabajo está subcontratado, y la mayor parte de contenidos de actualidad lo van a ser pronto”. Es él quien afirma que “un trabajo fijo será cosa del pasado”, la tendencia en organizaciones que buscan ver reducido su tamaño al mínimo. En los ejemplos que aparecen en el artículo, la mayor parte de empresas tienen “apenas cinco trabajadores, que llevan a cabo un pequeño rango de funciones, a pesar de obtener beneficios relativamente grandes, como tres millones de libras en uno de los casos”. “Es el modelo actual, tenemos gente de la que tirar que trabaja todo el tiempo, pero son autónomos”, explica otro de los 75 participantes.
Tengo que trabajar para la BBC, creo que se aprovechan de mí,
pero no quieres enfadar a la gente así que no rechazas nada
Con el objetivo de garantizar que dichos empleados están permanentemente controlados, aunque tengan una relación temporal con ellos, la mayor parte de empresas les aseguran una cantidad mínima de trabajo al año. Esta reducción del tamaño de las compañías contrasta, no obstante, con la élite de la organización laboral, que sigue estando ocupada por unos pocos empleados 'senior': “La BBC tiende a apoyarse en el personal veterano, te obligan a utilizar a este productor o a este director...” Estos afirman trabajar con “gente en la que puedas confiar”, y que se trata de un sector mucho más cerrado de lo que puede parecer a simple vista. Como señala otro participante, “La ficción en Reino Unido está dominada por tres o cuatro personas, los encargados de la BBC, ITV y Channel 4 son dioses”.
Las figuras fuertes, en este caso celebridades, siguen siendo de vital importancia en las nuevas estructuras burocráticas, a pesar de su mayor ductilidad: como señala la investigación, muchas productoras independientes se construyen alrededor de ellos, ya que son tanto rostros conocidos para el público como gente con buenas relaciones en la industria, es decir, resultan clave a la hora de conseguir contratos por sus contactos y reputación. Por el contrario, la mayor parte de técnicos y trabajadores suelen compaginar o incluso acumular trabajos temporales que pueden tener muy distintas duraciones.
Las celebridades son muy importantes gracias a sus contactos y reputación
Uno de los participantes asegura compaginar varios empleos en compañías independientes para financiar su productora de cortometrajes de terror, y otro señala que mezcla pequeños trabajos como “diseñador de páginas web, vídeos corporativos, social media y cosas así” para pagar por su coche. Son el eslabón débil de la relación contractual, como señala uno de ellos: “Tenemos que asumir que la productora nos querrá la semana siguiente y que nos van a pagar”. Sin embargo, mientras que las empresas pueden prescindir rápida y limpiamente de los servicios de sus empleados, estos no pueden hacer lo propio por miedo a que no les vuelvan a llamar: “Tengo que trabajar para la BBC, creo que se aprovechan de mí, pero tengo que hacerlo, no quieres enfadar a la gente así que no rechazas nada”, señala uno de los participantes.
“Las principales cadenas externalizan su trabajo o bien porque tienen que hacerlo (a causa de la legislación), por una falta de capacidad o habilidades propias, o para recortar costes, pero mantienen tanto control como pueden en el proceso utilizando su poder de adquisición oligopolístico y las relaciones de poder asimétricas para intentar manejar el proceso decreativo”, concluye la investigación. Es la paradoja de la situación actual, marcada por una gran flexibilidad que debe compaginarse con la permanencia de antiguas formas de organización: “Si eres conocido, vas a conseguir más trabajo”, señala uno de ellos. “El Santo Grial es desarrollar relaciones con media docena de ejecutivos que confíen en ti y te ayuden a enchufarte en Channel 4, Sky y la BBC”. Hay cosas que nunca cambian.
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