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martes, 30 de agosto de 2016

¿Yo feminista? ¡Jamás!



Un libro argumenta que la revolución feminista se privatizó. En lugar de buscar el cambio social (pues la lucha está incompleta) las famosas de hoy se presentan como liberadas porque son libres de elegir la marca que quieren.

Hubo una época en la que muchas mujeres preferían que les extirparan un órgano antes que llamarse feministas. Así de manchado estaba el término. Pero hoy  en todas las pantallas que miramos a diario aparecen estas chicas autodeclaradas liberadas y que proclaman a los cuatro vientos el orgullo de ser mujer.

Y están en todas partes. Esta apropiación promiscua  de una etiqueta es de lo que trata el libro escrito por Andi Zeislercofundadora y directora creativa de Bitch Media.  "We Were Feminists Once" explica cómo las mujeres permitieron que se banalice la idea central del feminismo y cómo pueden ampliarlo para que recupere su objetivo real y su poder.

El feminismo está viviendo un gran momento, dice Zeisler no sin cierta ironía. Lo que antes era casi una mala palabra que todo el mundo desestimaba con una sonrisa de desprecio, ahora  tiene como una especie de marca nueva que enarbolan con orgullo artistas del cine y la televisión y cantantes poderosas como Beyoncé. El feminismo impulsa campañas de marketing y publicidad para todo tipo de productos y presenta lo que durante mucho tiempo fue  un movimiento por la justicia social como otra opción de consumo en un mercado vasto. La meta es la autorrealización, el medio para lograrlo es la compra y los altavoces son las celebridades.

El feminismo estuvo durante muchos años peleado con los medios y la cultura pop. Ahora vuelve, dice la autora para colocarse en el centro de los medios, de la cultura pop y del mercado. Como si el cambio social se convirtiera en identidad de marca, como si regresara para terminar el combate incompleto del feminismo de siempre. Después de todo, la planificación familiar sigue siendo atacada, las mujeres siguen ganando menos que los hombres y los ataques a las mujeres (maltratos, violaciones o asesinatos) son más feroces que nunca.

Andi Zeisler, fundadora y directora de Bitch Media, utiliza sus más de veinte años de experiencia en interpretar la cultura popular para escribir esta picante historia de cómo el feminismo ha sido cooptado, aguado y convertido en una giratoria tendencia en los medios. Analizó películas, televisión, publicidad y mucho más para pintar el paisaje que ofrecen los medios, rebosante de palabras como empoderamiento pero con muy poco cambio transformacional.

Como directora de la revista Bitch, que salió en 1996, Zeisler entiende la complicada relación entre el feminismo y la cultura pop. Es una relación de codependencia tóxica, dice.  Las activistas necesitan a los medios para que las ayuden a difundir sus ideas, aunque bombeen estereotipos sexistas; los medios, a su vez,  no pueden arriesgarse a perder contacto con el espíritu de la época.

El problema, dice Zeisler, es que aquella revolución se ha privatizado. Las feministas de hoy parecen satisfechas con hacer sus propias elecciones individuales, cualquier elección, así esté totalmente alejada de los objetivos originales del feminismo que alguna vez significaron acciones colectivas para cambiar los sistemas sociales.

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