En los últimos años, los medios de comunicación se han vuelto más sofisticados, pero aún no hay ninguno tan importantte como la comunicación cara a cara.
Cuando hable con alguien no trate de ocultar su acento, hable claramente. Si está entre gente que parece tener dificultad entendiéndole, hable más despacio y míreles a los ojos buscando signos de duda, comprobando así si le han entendido. No use "hum" o "er", o muletillas como "¿no?", o "y tal"; pues son innecesarias y distraen del contenido de su mensaje.
Practique las técnicas de la conversación. Llame a la gente por su nombre, pregúntele cosas, muestre interés, escuche atentamente y desarrolle técnicas para acercar la conversación a un " Gracias de nuevo, Juan. Ha sido un placer charlar con usted, le veré el martes a las 2 de la tarde."
No interrumpa a no ser que la otra persona esté divagando. Si el discurso de alguien es lento, o dubitativo, no termine las frases por él, apunte lo que quiere decir, o incite a que termine ¡sea paciente!. Recuerde que no sólo queda lo que usted dice, sino cómo lo dice. No utilice un tono agresivo, y nunca hable con desprecio a sus subordinados. No utilice un tono servil cuando hable con los altos directivos o los clientes.
Grabe su voz, escúchela atentamente, y mejore su dicción si es necesario practicando trabalenguas frente al espejo. No habel demasiado deprisa, o demasiado alto. Si su voz tiende a ser monótona, respire hondo y concréntrese en proyectarla con más fuerza. Esto probablemente significa abrir más la boca.
Mire a la gente a los ojos, pero no mantenga la mirada fija. Investigaciones sobre el tema han descubieto que en las conversaciones la persona más decidida generalmente desvia la mirada el primero, pero después de dos o tres segundos, lo hace poco a poco. Cuando hable cara a cara no trate de mirar a los dos ojos al mismo tiempo, o parecerá que bizquea. Mire primero a un ojo y luego al otro.
No hable demasiado rápido, sugiere una falta de confianza. No permita que su tono de voz decaiga al final de las frases. Da la impresión de que está aburrido o que carece de entusiasmo. Cuando hable con otras peronas no se distraiga con lo que ocurre en la habitación. Preste toda su atención a la conversación. Si sus ojos vagan en todas direcciones rsulta grosero e injusto con el que le habla.
No hable demasiado. Incluso cuando esté informando permita a la otra persona que hable al menos el 20% del tiempo. Asegúrese de que el oyente le está entendiendo. En otro tipo de entrevistas hable menos del 50% del tiempo, incluso si trata de persuadir o motivar a su interlocutor.
Anime a la gente a que hable sobre sí misma. Hágale saber que conoce su destreza y parta de ahí, como en : "Antonio, usted sabe hacerlo bien ¿qué opina sobre és<<<<<<<<to". Usar el "usted" es mejor que el "yo". Piense en la persona más aburrida que conoce, ¿no está siempre hablando de si misma?
No presente sus opiniones como hechos. Diga: "A mi me parece que ...", y no "Esto es..." No sea reacio a admitir que tiene dificultad en decantarse por una u otra alternativa, pero tampoco retrase demasiado la decisión, o la medite indefinidamente, pues parecera dubitativo.
No aparezca serio todo el tiempo o será una compañía muy aburrida. No tiene que contar chistes, pero busque el lado gracioso de los acontecimientos de cada día y cuente anécdotas que animen la conversación. Cuente historias contra usted mismo, no ridiculice a los demás.
Gánese una reputación por ser digno de confianza, lo que incluye no entrar en cuchicheos.
Ron Coleman
de su libro "GUIA DEL EJECUTIVO EFICAZ"
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