OFICINAS DE POKERSTARS EN LONDRES
La revolución tecnológica ha dado lugar a un proceso de transformación sin precedentes de los espacios de
oficinas. Desaparecen los cubículos. Caen las paredes interiores. El despacho de la esquina, antes codiciado, se
considera aislante y deja de ser apetecido. En lugar de una sala de conferencias impresionante, los elementos
indispensables para las nuevas oficinas son los espacios multifuncionales comunales, diseñados para estimular la
conversación, la cooperación y la inspiración. Además, se destinan espacios para la relajación y el ocio, así como
para algunos servicios personales.
Las causas de esta alteración hay que buscarlas en los importantes cambios económicos y culturales que ha
traído consigo esta era digital, permitiendo moldear esos entornos para convertirlos en lugares cómodos,
modernos y, sobre todo, en espacios de trabajo donde prime el bienestar y la productividad.
Las empresas se ven a sí mismas como colaboradoras con los clientes, reflejando una tendencia que está dando
forma a la nueva oficina al deconstruir las relaciones y reinventarlas. Las formalidades entre los clientes y las
empresas se han relajado, al igual que las jerarquías corporativas.
Para todos los sectores, excepto para los más tradicionales, la formalidad está desapareciendo, y eso se refleja en
espacios que no tienen barreras, con áreas compartidas por todos. El espacio abierto, dicen los expertos, cultiva
mentes abiertas. El comportamiento de los empleados dentro de estos espacios afecta realmente a las métricas
de su rendimiento.
Se suprimen las áreas de recepción al considerar que transmiten al cliente cierto ocultamiento y pasan a
considerarse zonas muertas. Lo que los clientes valoran es el acceso a las ideas. Un vestíbulo formalizado con
una recepción es un espacio que no genera idea alguna. La integración de esos espacios en la oficina permite que
los clientes nada más entrar vean la progresión del trabajo que se desarrolla. Cuando los clientes observan que el
espacio que usa la empresa está lleno de ideas y que las siguen generando, saben por lo que están pagando. Los
empleados ya no están escondidos detrás del área de recepción, sino que se muestran como el auténtico valor de
la empresa.
De la mano de la flexibilidad, existe un nuevo tipo de sostenibilidad en el que los empleados operan y controlan
individualmente las configuraciones de temperatura y luz. Estas características, además de proporcionar
comodidades, son energéticamente eficientes, promueven el bienestar y, a su vez, fomentan la productividad y el
orgullo del lugar.
Se trata de entornos capaces de atraer a la prometedora fuerza de trabajo de los millenials, descrita como
confiada, conectada y abierta al cambio. Familiarizados con la tecnología móvil, se manejan con fluidez en las
redes sociales y están inmersos en temas como el cambio climático y la sostenibilidad. Además, buscan entornos
de trabajo que reflejen sus ideales, y las empresas adaptan las oficinas a este nuevo psicográfico.
Las empresas que ha adoptado estos cambios buscan tener a sus empleados satisfechos y que se identifiquen
con sus valores y principios. En definitiva, tratan de crear en ellos un profundo sentimiento de pertenencia a la
organización.
Por gentileza de:
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