Obsesionarse ante la posibilidad de ser despedido intoxica sus emociones y perjudica su rendimiento. Si sospecha que va a perder su empleo, tomar perspectiva y mantener su ritmo de trabajo es clave para que, llegado el momento, no perjudique su futuro laboral.
Los pensamientos negativos sabotean nuestra mente, y no saber mantenerlos a raya tiene un impacto negativo en nuestra vida personal y laboral. En este último escenario, quedarse sin empleo es uno de los temores más habituales y, si se convierte en obsesión, modifica la conducta y resulta pernicioso para la eficacia profesional. Ángela Sánchez, responsable de recursos humanos y controller de Grupo Gefiscal -firma de consultoría-, explica que este convencimiento "en ocasiones obedece a meros presentimientos o sensaciones", por eso conviene no adelantarse a los acontecimientos: "Al final se sufre el doble, y tanto los resultados como la productividad se ven amenazados". Arancha Ruiz, socia de Headhunter & Talentis, añade que "se teme más a lo desconocido que a lo que se puede definir y medir. Para evitar caer en un estado de pánico lo primero es tomar perspectiva y ponderar".
Aunque conviene tratarlo todo en su justa medida, José Manuel Chapado, socio fundador de Éthica Consultores, recuerda que el trabajo es una necesidad básica del ser humano, "por lo que el temor a perderlo es lógico. Por eso sentimos vértigo cuando creemos que puede darse esa situación". No obstante, insiste en que "nos pasamos la vida preocupándonos por cosas que luego no pasan. Si anticipamos la fatalidad, sin saber cómo, nuestras conductas se vuelven torpes y encadenamos un error tras otro, porque desde el miedo no se toman buenas decisiones". Para dejar a un lado la preocupación de una situación, que se dé o no, aún no existe, "la clave es situarse en el presente, y sin negar la realidad, aunque tampoco sobredimensionarla, centrarse en qué puede y va a hacer".
Puri Paniagua, digital & tech regional head Iberia & Latam de Pedersen and Partners, asegura que el vértigo del despido se supera analizando rápidamente qué pasó: "Es importante el 'qué tengo que aprender', 'qué podría haber hecho distinto' y 'qué parte de responsabilidad tengo ahí'. Pasado cierto duelo inicial hay que pensar en el futuro". Subraya Paniagua que hay profesionales que permanecen mucho tiempo en el rencor o en la animosidad y esas emociones no aportan nada positivo.
Dejando a un lado el aspecto humano de la situación, Ignacio Belinchón, socio director de Moebius Consulting, cree que si las sospechas de un despido no son infundadas, ponerse en contacto con un abogado laboralista es la mejor opción para estar preparado y tener toda la información... también la que concierne al profesional: "Muchas veces se nos olvida mantener a buen recaudo nuestro contrato, evaluaciones de desempeño y otra documentación necesaria para recibir un buen asesoramiento. Es fundamental proporcionar todos los datos a quien nos asesore".
Si finalmente el despido se confirma, además de tener en cuenta la parte burocrática, Ruiz anima al profesional a trabajar su marca personal, aún más, dentro y fuera de la organización: "La reputación está en manos de aquellos que se quedan y el empleado ha de asegurarse de que su versión también permanece para que su profesionalidad nunca quede en entredicho, que se considere su salida natural y la credibilidad sobre su talento intachable". Y volviendo de nuevo sobre las emociones, Chapado dice que "importa mucho desterrar dos sensaciones altamente tóxicas: el sentido de culpa y el de vergüenza. Es muy recomendable difundir nuestro nuevo estatus y, así, comenzar a sembrar un terreno nuevo".
La guía de la prevención
Con una tasa de desempleo cercana al 14%, España es uno de los mercados laborales más duros de Europa. Para que un despido no se convierta en un drama, Puri Paniagua, 'digital & tech regional head Iberia & Latam' de Pedersen and Partners, aconseja:
- Contención del gasto.
- Mantener actualizado el currículo en cuanto a competencias técnicas de nuestro rol o similares.
- Aprender cada día.
- Alimentar y conservar una red de contactos sana: aportar a los demás y no pensar sólo en qué proporciona el resto.
La conversación cara a cara, una oportunidad para salir ganando
De qué y cómo se habla en una entrevista de selección resulta tan relevante para el candidato como la charla de salida que precede a un despido. José Manuel Chapado, socio fundador de Éthica Consultores, cree que se trata de una conversación crucial que no hay que evitar; y para aprovechar el caudal de información que se puede derivar recomienda no tener miedo a preguntar: "La primera y principal cuestión es conocer con claridad el motivo del despido, sin temer la verdad. Nada tiene que ver un despido disciplinario con otro por incompetencia, y menos aún con uno por causas objetivas sobre el que el despido no tiene responsabilidad ni influencia alguna".
Ángela Sánchez, responsable de RRHH y 'controller' financiero de Gefiscal, subraya que es fundamental actuar con calma y seguridad en uno mismo y en su trabajo: "No hay que sentirse culpable de lo que está sucediendo". Una actitud que comparte Arancha Ruiz, socia de Headhunter &Talentis, quien cree que mantener la cabeza fría, recabar información y hablar de forma educada es fundamental: "Ya habrá tiempo después para meditar qué hacer".
Por otra parte, Chapado añade que puede ser un buen momento para solicitar una evaluación final del desempeño, "en la que se desgranen las fortalezas y las áreas de mejora. No se trata de cuestionarlas, sino de digerirlas".
El comportamiento del profesional en este cara a cara final también es decisivo.
Ignacio Belinchón, socio director de Moebius Consulting, aconseja enfrentarse a la situación con dignidad y entereza, y siendo consciente de que tampoco es una situación agradable para quien despide: "Si se trata de un despido individual, intentar crear cierta distensión ayudará a conocer las razones de despido y aprender. Saber lo que ha pasado y por qué ayudará a no martirizarnos más de la cuenta". Advierte Belinchón que una vez que la salida no tiene camino de retorno, el rencor no es la mejor reacción: "Dejar 'marrones' no es un castigo a la empresa por el despido, es una faena para los compañeros y el equipo. Conseguir buenas referencias es fundamental para una nueva etapa". Chapado insiste en que en un trabajo estamos de paso, "tan inherente es ser contratado como despedido". Y Belinchón lo ve como una oportunidad de cambio: "Es el primer paso para superar ese vértigo y mirar hacia adelante en busca de otros invernaderos o ser consciente de que tendrás que crear tu propio invernadero y comenzar desde cero".
Montse Mateos
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