Crédito: Ignacio Sánchez
El que avisa no traiciona: este artículo pertenece al género de las fake news (noticias falsas). No vamos a llegar a enumerar 19 errores de decisión, por falta de espacio en esta columna. Pero el título quedaba atractivo así (y casi capicúa).
La pandemia puso a la agenda del comportamiento (hábitos, decisiones, sesgos) en el centro de la escena. Hasta que no se descubran una vacuna o haya tratamientos efectivos, las armas disponibles para luchas contra el Covid son conductuales: distanciamiento social, medidas de higiene, etcétera. El contagio de hábitos sociales debe ser más rápido que el del virus y, para lograrlo, la economía del comportamiento tiene para aportar décadas de investigaciones, experimentos y sugerencias.
Pero en épocas de cambio acelerado también deben tomarse más decisiones, que son más visibles y que tendrán (para bien o para mal) un mayor impacto que las tomadas en épocas normales. Para peor, estas definiciones se tomarán con mayores niveles de angustia, miedo, estrés y culpa, lo cual amplifica el margen de error. La denominada "teoría de la decisión" precede a la economía del comportamiento e incluye aportes de las neurociencias, la filosofía, la historia, el psicoanálisis, la ciencia de datos, el pensamiento algorítmico y la inteligencia artificial, entre otras vertientes. Lo que sigue es una lista de los errores más costosos y comunes que pueden verse por estos días:
Apegados al statu quo. Es uno de los sesgos más estudiados en la economía del comportamiento dentro de una familia de errores que lleva a postergar definiciones: "Hay que distinguir entre las decisiones 'pateables', es decir aquellas a las que con más y mejor información podré tomarlas mejor, de las que no lo son y en las que el costo de esperar es menor al de tomarlas con menos datos", dice a la Nación Ernesto Weissmann, ex-profesor de Teoría de la Decisión en la UBA y director de la consultora Tandem. "A la hora de re-pensar la manera de operar -continúa- es conveniente empezar con 'base cero', como cuando hacemos un nuevo presupuesto. Muchas veces, por pensar de la manera en que veníamos haciendo las cosas nos perdemos oportunidades".
Brecha temporal. Cuando la realidad se acelera, como ocurre ahora, proliferan errores por un "desacople de velocidades". Narda Lepes cuenta a este medio que muchas marcas quedan en off side con sus mensajes porque las acciones y presupuestos fueron aprobados un par de semanas antes de salir al aire con sus campañas, y en la actual montaña rusa emocional de la pandemia ese tiempo es una eternidad. "En materia de decisiones, el timing es todo", agrega Weissmann, "la mejor opción queda arruinada si no se concreta en el momento indicado, y viceversa".
Escenarios en mente. El presidente estadounidense Dwight Eisenhower dijo una vez que "los planes no sirven para nada, pero la planificación es todo". Esto quiere decir que hay decisiones importantes a tomar dentro de tres meses que no se concretarán si no se las empieza a pensar desde ahora. Weissmann sugiere hacer ejercicios de escenarios extremos, para mal y para bien: "¿Qué pasaría si mis clientes no vuelven nunca? ¿Y si desaparece toda mi competencia?", para estar mentalmente preparado y llegar mejor equipado al momento de la decisión.
Criterios ex ante. Relacionado con lo anterior, la jefa de "inteligencia de las decisiones" de Google, Cassie Kozyrkov, cree que en territorios como el actual es más importante pensar en criterios de decisión ex ante. Por ejemplo: "Voy a reabrir la oficina cuando la tasa de contagio sea menor a determinado número". Definir gatillos que dispararán ciertas decisiones luego las automatiza y las hace más fáciles de tomar y de administrar. Kozyrkov explica que ella usa esta estrategia en su vida cotidiana. Por ejemplo, cuando se va a comprar ropa y ve un vestido que le gusta, antes de mirar el precio establece internamente cuanto "vale" para ella la prenda (supongamos: 50 dólares) y así, si luego decide, la compra rápido y sin dudarlo, de acuerdo a que esté por debajo o no de ese valor.
Tres empanadas. ¿Cuántos conocidos tenemos que durante la cuarentena se la pasan todo el día saliendo a la calle y despotricando porque "está todo el mundo afuera, nadie respeta nada, ¡esto es un descontrol!". El equivalente a la escena de las "tres empanadas" de Luis Brandoni en Esperando la Carroza (contaba la miseria en la que vivía una familia, mientras él se comía una de sus empanadas). Muchas de las decisiones en tiempos de pandemia implican cuestiones morales ("¿Salgo y expongo a los demás?", etcétera). "Hoy las decisiones de los líderes tienen más impacto que en épocas normales. Si haces las cosas bien serás recordado por mucho tiempo. Lo mismo si las haces mal -dice el titular de Tandem-. Por eso, más que nunca hay que pensar en honrar los valores y actuar conforme a lo que creemos que es lo correcto". Existe en la teoría de los juegos una regla denominada "Criterio se Savage", enunciada en 1951, que justamente establece que en momentos de incertidumbre hay que optar por definiciones de las que luego "nos arrepentiremos menos". Uno de los empresarios que suele enfatizar esta regla es Jeff Bezos, el fundador y dueño de Amazon.
Ruidos estadísticos. El miércoles pasado Cass Sunstein dio un webinar para el BID sobre las últimas novedades en herramientas de economía del comportamiento para luchar contra la pandemia. Sunstein, un referente mundial en este tema y autor, junto a Richard Thaler, del libro Nudge, viene subrayando la importancia de la "negligencia de probabilidades": habitualmente los seres humanos somos malos para calcularlas, y más en este contexto en el cual la base de datos es tan confusa. Por lo tanto, fallan los mecanismos racionales de cálculo para la toma de riesgos. Y se agiganta el "sesgo de disponibilidad" o saliencia (capacidad para llamar la atención): actuamos acorde a lo que tenemos más a mano o visible. Tomamos más precauciones si en el parte del día del Covid hay algún fallecido de nuestra edad.
Asimetría con los "no decidores". En la tira cómica de humor corporativo Dilbert, el jefe Pelopunta es lo que se llama un "manager flotante": un inepto total que solo sabe nadar en las aguas culturales de la empresa y se mantiene durante años con sus privilegios, sin tomar ninguna decisión. El denominado "sesgo de omisión" justamente señala que los premios y castigos suelen ser mucho más elevados para los que toman decisiones que para quienes no las toman, aunque los efectos de una "no definición" puedan ser igualmente catastróficos. Como en épocas de cambio acelerado como la actual suele ser perentorio tomar decisiones, se trata de un error particularmente costoso.
Errores en "la brecha". El experto en Teoría de la Decisión Thomas Davenport escribió un ensayo sobre los principales sesgos y errores que están circulando junto con el Covid-19. Entre ellos está el "sesgo político": tendemos a opinar a favor o en contra de una cuarentena estricta según cuáles sean nuestras preferencias políticas ex ante (y qué discurso tengan el Gobierno y la oposición al respecto). El "sesgo de confirmación" hace que solo escuchemos los argumentos que van bien para la hipótesis que ya tenemos anidada en nuestro cerebro, y la "intolerancia a la ambigüedad" vuelve a la mayoría de las personas poco propensas a aceptar grises o matices. En la misma línea opera el sesgo de "atribución de hostilidad": le asignamos intenciones hostiles a los que no piensan como nosotros, y no a los que piensan lo mismo. Cualquier parecido con la realidad argentina es pura casualidad.
Sebastián Campanario
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