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domingo, 31 de mayo de 2020

LA SOCIEDAD DEL APRENDIZAJE


Resulta muy difícil para un empresario evaluar los distintos Centros donde pueden formarse sus directivos, ejecutivos y personal de apoyo, sin embargo, es una tarea necesaria y urgente.

En los últimos tiempos y debido a la recesión de los mercados interiores—sobre todo los inmobiliarios y financieros—ya no basta elegir a los Centros de Formación por su nombre sino por la calidad de su formación. Algunos Centros son tan elitistas que es muy difícil acceder a ellos, por los enormes costes de la enseñanza, no siempre justificada, en función de los resultados obtenidos.

La mayoría de los alumnos que acuden a nuestras aulas no son adolescentes zangolotinos, sino curtidos y experimentados hombres de empresa, que buscan formación sin ambages, útil y de aplicación inmediata. Pongamos por ejemplo la Formación Profesional, que ha impuesto su peso, sobre la Universitaria. Hoy tiene mejor salida laboral quien puede demostrar habilidades concretas, que quien solo aporta teorías filosóficas o estériles.

Los estudios sobre la gestión empresarial- Marketing, Producción, Administración, etc. las denominadas “Ciencias de los Negocios” han sido diseñadas y programadas por expertos consultores en cada una de las materias, teniendo en cuenta los enfoques y posibles salidas laborales, así como las dificultades encontradas por algunos colectivos para su incorporación al mundo del trabajo.

Para la preparación de estos hombres y mujeres de empresa se necesitan Centros de Enseñanza Inteligentes, es decir, organizaciones que sean capaces de responder con rapidez a los retos que nos plantee la situación económica en cada momento, y diseñen unas materias formativas eficaces y de aplicación útil. La finalidad de la inteligencia compartida es conseguir que un grupo de personas no extraordinarias consiga resultados extraordinarios.

Hasta ahora la formación o educación se ha basado en una pedagogía individual, que es, no cabe duda muy necesaria, porque hemos estimado que el sujeto es siempre una persona concreta, con sus peculiaridades o habilidades. Pero también- como ahora nos ocupa-- con sus temores y dificultades a la hora de enfrentarse a una formación especializada, que busca siempre resultados concretos.

Hemos entrado en la “sociedad del aprendizaje” en la cual vamos a estar continuamente poniéndonos al día, y los formadores debemos estar transfiriendo más calidad y efectividad al proceso, porque es la sociedad la que nos exige este nivel de formación.

Mi interés por los temas educativos mas eficaces me ha llevado a estudiar el mundo empresarial, que en estos momentos está muy sensibilizado por el aprendizaje. Cada día se habla mas de “empresas inteligentes” “de gestión del conocimiento” “Coaching” es decir, son los eslogan del momento.

La inteligencia de un grupo, de un centro de formación, de una organización empresarial, es algo más que la suma de la inteligencia de sus miembros. La inteligencia de una persona no es la facultad de resolver ecuaciones o problemas semejantes, sino la facultad de dirigir su conducta para salir airoso en situaciones complejas, como en las que nos encontramos actualmente.

Somos conscientes  pues, que la formación es el motor de la sociedad en general y la empresa en particular, y que la mejora de la calidad es una apuesta permanente. Un desafío sobre el que deberemos reflexionar, y cuya evidencia siempre la hemos planteado desde 1986, en la que llevamos de labor informativa y formativa.■


Pedro Rubio Domínguez
Director General
IEGE/MADRID/ESPAÑA
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