Los negocios precisan cada vez más la participación en la gestión de especialistas y expertos en todas y cada una de las áreas funcionales de la empresa. Pero la acción de estos profesionales no pueden en ningún momento perturbar la actuación de la Dirección de la empresa, ya que cada vez el logro de los objetivos precisa de decisiones rápidas y bien encaminadas.
Definir las áreas y oportunidades de actuación, de unos y otros, es tan fundamental como la propia existencia de Consultores. Estos deben realizar análisis para la toma de decisiones y han de ser profundos, sinceros y eliminando los prejuicios. Las conclusiones que se obtengan deben permitir establecer prioridades, en las técnicas de activación y mejora que se van a implementar, a la vez que se planifica y programa este desarrollo para evitar interferencias con la linea,
La actuación del consultor tiene que ser ante todo creativa, adaptada en cada momento a la situación de la empresa y sus circunstancias, de aquí el interés en lograr que esta actividad no se encuentre en ningún momento con la interferencia de los problemas diarios de la linea.
Su actuación son aquellas actividades que no siendo inherentes y vitales al negocio de la empresa ayudan al perfeccionamiento de la dirección en todos sus niveles haciendo así más eficaz el trabajo. El perfeccionamiento de los directivos de la empresa, para lograr una mayor eficacia en su actuación, es uno de los objetivos básicos del consultor.
El consultor ha de actuar siempre asistiendo a la dirección de la empresa, en la planificación, organización y administración de la empresa, pero sin tomar nunca decisiones que solo a aquella competen, Por ello el consultor ha de ajustarse siempre a sus objetivos, antes mencionados.
La preocupación por la formación permanente de los directivos es una tarea fundamental del consultor --como motor del cambio--, mediante la articulación de programas de formación en todos los niveles de la organización.
- Descripción de puestos.
- Inventario de los recursos humanos
- La evaluación de los ejecutivos y el entrenamiento directivo.
El papel del consultor en la formación de los directivos.
La perfección de los planes de formación ha de contrastarse con los múltiples problemas prácticos que su puesta en marcha desencadena. Los programas de formación fuera de la empresa sólo pueden tener un carácter complementario. El verdadero perfeccionamiento de los directivos, solo puede tener lugar en la misma empresa.
La actuación del consultor, como consejero con experiencia analítica, sistemática y objetiva, es fundamental para el perfeccionamiento de los directivos que pueden lograr así una mejor comprensión de los problemas en que solo ellos han de decidir.
Como decimos, los directivos deciden lo que haya de hacer, pero el consultor ayuda a la planificación de la fase previa de análisis de los objetivos opcionales y modos de alcanzarlos. En definitiva la gestión integral de una empresa en un conjunto de responsabilidades que los directivos han de asumir, con la mirada puesta en las interrelaciones que han de mantener. Pero a veces estos directivos tienden a distorsionar la planificación con su actuación. Las técnicas de simplificación de trabajo y de control han contribuido en parte a aumentar los conflictos verticales en las empresas.
Es preciso evitar un tipo de organización mecanicista que se preocupa de la simplificación y la actualización olvidando la existencia de la organización informal. En todo lo que sea posible se ha de tender a una estructura organizativa que responda a estas caracteristicas:
- Simplicidad,
- Flexibilidad,
- Descentralización,
- Escasez de niveles de supervisión y control,
- Atribución de verdadero carácter directivo a los puestos ejecutivos,
- Reducción de actividades excesivamente especializadas,
- Simplificación de métodos y procedimientos.
El consultor aconseja a los responsables de la gestión teniendo en cuenta estas normas operativas y sobre todo su objetivo principal; el perfeccionamiento de los directivos.
Sobre el personal intermedio y de apoyo
Las administración de las empresas-- es decir la dirección, coordinación y control de las operaciones que permiten alcanzar sus objetivos-- ha seguido las mismas tendencias que la organización y por tanto ha padecido sus mismos defectos.
Los directores de departamento se han preocupado poco de establecer las bases de una actuación más participativa de su personal. Desde los métodos competitivos, mecanicistas y de incentivos exclusivamente económicos, se ha llegado a través de sucesivos fracaso en esta política interna, a restaurar el principio de la jefatura de personal, sobre todo en sus manifestaciones menos tangibles, como el método o camino mas adecuado para aumentar la productividad del personal.
El consultor debe ayudar a estos responsables guiándose en su labor de asistencia por los principales determinantes de la productividad que básicamente se reducen a proporcionar al personal un trabajo satisfactorio por si mismo integrado en la organización, una adecuada y directa supervisión y unas relaciones interpersonales de trabajo suficientemente buenas.
Trabajo de implementacion de proyectos de racionalización a todos niveles.
El experto en organización general ha de ayudar al directivo, no simplemente mediante la aplicación de técnicas, sino a través de una comprensión total de su trabajo.
El consultor ha de conseguir sus tres objetivos básicos ( ayuda al directivo en su perfeccionamiento, organización y administración) mediante una actuación planificada, en el sentido de lograr la aceptación y la participación eficaz del mismo, pero sin sustituirle.
Al consultor no se le contrata para la resolución de los problemas presentes, sino como medio de prevenir los problemas futuros y de detectar cuales son los problemas actuales de la empresa para aportar soluciones viables y factibles,
El consultor asesora a la Dirección sobre los distintos instrumentos de análisis a su alcance para conocer adecuadamente los problemas, pero será en definitiva la Dirección quien decida sobre los instrumentos a emplear y sobre todo y más importante quien da la última significación a los hechos analizados.
Las habilidades personales para usar los instrumentos adecuados en cada caso, para lograr la aceptación, vencer la resistencia al cambio, obtener información e interpretarla son absolutamente necesarias para aplicar adecuadamente las técnicas recomendadas por el consultor.
Este asesoramiento ha de ayudar a los directivos a pensar en los verdaderos problemas, ha de averiguar que tipo de ayuda necesitan, ha de ser consciente del problema y ser modesto en sus esperanzas de lograr cambios. Nada de sistemas parches, sino proyectos de racionalización a todos los niveles para mejorar la gestión de la empresa.
Dado que la toma de decisiones en las empresa moderna se basa cada vez más en las actuaciones de los equipos de trabajo, el consultor debe obtener la máxima rentabilidad a sus propuestas, y debe ser capaz de asesorar a los distintos grupos que se presenten actualmente en la empresa, sin que por ello signifique interferir en sus procesos de decisión.
Pedro Rubio Dominguez.
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