En España y una vez ingresamos en
el euro y se eliminaron las barreras comerciales en el seno de la UE provocaron
un aumento de la oferta y las empresas españolas se vieron enfrentadas al reto
de la pérdida de competitividad. Ante esta situación, fue preciso acudir a
nuevas herramientas y sistemas que facilitaran ahorros en gestión y gastos de
estructura, introduciendo nuevas tecnologías y buscando soluciones externas que
permitieran resolver los problemas de estructuras pesadas que no aportaban
valor añadido a la propia empresa, concentrándose en aquellos en los que
contaban con ventajas competitivas.
Desde entonces la externalización
se ha constituido como una herramienta básica en este proceso. Si la
competitividad depende de la capacidad para crear organizaciones ligeras,
ágiles, sin estructuras pesadas y orientadas al cliente, en las sociedades
avanzadas, la especialización genera siempre mayor eficiencia y predispone a
las empresas a cooperar y asociarse entre sí. Todo ello ha llevado a las
empresas a realizar un análisis muy sencillo: en que soy especialista, donde
está mi know-how, dónde tengo mi
ventaja competitiva … Una vez ese núcleo, todo lo demás se puede mirar de otra
manera.
La externalización responde a un
replanteamiento estratégico de la cadena de valor: allí donde una compañía no
sea capaz de desarrollar ventajas competitivas, lo mejor es ceder esa actividad
a un tercero que si las aporte. Buscar especialistas en cada una de esas
actividades para poder centrar el esfuerzo de la organización en lo que se
llama core business no es solamente
una manera de mejorar costes, es una estrategia diferente, una manera distinta
de enfocar el negocio.
De hecho, aunque la mayoría de
las empresas externaliza en un primer momento para reducir gastos, cada vez son
más las compañías que subcontratan para conseguir beneficios estratégicos:
incremento de la productividad, de las ventas, de la satisfacción del cliente,
etc. Éste es el verdadero reto de la externalización: ir más allá de considerar
las ventajas en términos de ahorro de costes. Para la empresa, significa no
sólo ser competitivo em su actividad, sino serlo también en su organización y
su estructura.
Una apuesta sobre seguro
La externalización aporta innumerables ventajas a las empresas. Entre otras:
- Es el procedimiento más eficaz para optimizar los costes indirectos y de su estructura.
- Permite contratar mejoras sucesivas con carácter variable, pagando sólo por el consumo.
- Da entrada a un know-how específica de cada actividad.
- Flexibiliza las estructuras de la empresa.
- Ofrece disponibilidad de nuevas tecnologías sin inversiones, solo las realiza el proveedor externo.
- Racionaliza la gestión operativa.
- Permite centrarse en el negocio principal y liberar a la dirección general de actividades no estratégicas.
- Facilita la competitividad en un entorno cambiante.
- Profesionaliza los servicios.
- Mejora la productividad
- Agiliza la gestión del cambio.
¿Qué se espera de la externalización?
Igual que existen actividades
para las que muchas empresas si siquiera han pensado en la externalización como
solución, hay países con una tradición tan arraigada en esa práctica donde el
planteamiento de las compañías y de los directivos no es ¿Qué es lo que pueda
sacar fuera?, sino ¿Qué me quiero quedar dentro? La filosofía de las compañías
más avanzadas va mucho más allá de la pura operación puntual de ahorro de
costes o solución a un problema específico. Se trata de responder al reto de la
competitividad, pero también se trata de crear una organización, a largo plazo,
más rentable e influyentes en la sociedad.
Es tal el movimiento empresarial
ligado al outsourcing, que las
expectativas de las empresas que deciden emprender el camino de la
externalización se sitúan en niveles muy elevados, Una reciente encuesta
realizada entre directivos españoles mostraba este hecho, destacando sobre todo
lo mucho que se esperaba de la externalización en términos de focalización en
el core business, la maximización de
recursos, la mejora de los servicios internos o el ahorro de costes.
En un 70% de los casos, los
consultados afirman que lo más importante es pensar que la empresa proveedora
es mucho más experta que ellos en determinados servicios; como segunda razón,
un 64% de los encuestados citaban la necesidad y el deseo de centrase en su core business; y, como tercera
explicación fundamental, en un 53% de los casos está la reducción de costes y
de personal.
De hecho, en el mercado actual,
asistimos de forma constante al aligeramiento de estructuras en todos los
sectores, estrategia impensable hace unos años. Cualquier directivo sabe que
todo lo que ahorra tiempo y todo lo que supone racionalizar los procesos
productivos y los esfuerzos intelectuales siempre se traduce, a largo plazo, en
dinero de una u otra manera.
Desde luego, hay que reconocer que,
si no fuera rentable, nadie externalizaría ningún servicio. Esa rentabilidad
que ha convencido y convence cada día más empresas hay que buscarla en fuentes directas,
como la transformación de costes fijos en variables, la salida de personal de
la estructura de la compañía o el traspaso de inversiones en tecnología y en I+D+i
al proveedor. Sin embargo, las ventajas más importantes hay que buscarlas en
las fuentes indirectas: flexibilidad, racionalización y mejora de procesos,
eficiencia, garantía de medición de costes, posibilidad de mejoras sucesivas, y
el traspaso al outsourcer de riesgos tales como el absentismo laboral o las
bajas de personal, entre otras.
Según esta misma encuesta entre directivos
que evaluaban las ventajas de la externalización, la primera de ellas, con
diferencia, es que permite la planificación, Para un analista superfluo, no se
trata de dinero, pero cualquier directivo sabe muy bien que todo lo que ahorra
tiempo y todo lo que supone racionalizar esfuerzos siempre se traduce, a largo
plazo, en dinero de una u otra manera. ■
Pedro Rubio Domínguez
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