La llamada economía ‘Gig’ define esa situación laboral en la que los profesionales son contratados para proyectos puntuales, donde el freelance aporta todos sus recursos, es decir, su conocimiento, experiencia profesional, tiempo y material de trabajo. Las startups son las principales impulsoras de esta modalidad de contratación que difiere de los asalariados pero, también, de otros trabajadores independientes, cuyas condiciones laborales son ligeramente distintas y, según algunos expertos, menos precarias.
Para entender cómo la "Gig economy" está impulsando la economía colaborativa y transformando el mercado de trabajo, es importante comprender qué implica trabajar en ella.
Según los expertos, esta modalidad contractual ha empezado a dejar de ser algo del "futuro" para convertirse en el presente de muchas compañías como Uber o Airbnb, entre otras. Así, las startups son las principales impulsoras de este tipo de empleo, donde el profesional -freelance- es contratado de forma puntual para desarrollar una determinada tarea, en la que es el encargado de aportar todos los recursos que son necesarios.
Pese a que, a priori, lo que busca este tipo de empleo es proporcionar a los profesionales una mayor autonomía y espíritu empresarial, los más críticos lo vinculan a un “deterioro del contrato social entre empleados y empleadores”. Así lo exponen desde Gallup en un artículo donde, además, se afirma que el mercado laboral actual está caracterizado “por relaciones laborales no tradicionales, independientes y de corto plazo”.
Respecto a si la "Gig economy" es buena o mala para los trabajadores, el artículo recoge varios argumentos a favor y en contra. Por ejemplo, al hablar de satisfacción laboral, tanto los trabajadores tradicionales como los freelancers muestran elevados índices: 71% y 64%, respectivamente. No obstante, según Gallup, esta cifra no es suficiente para asegurar que los profesionales eligen esta modalidad por preferencia. Y, quizás, la razón se encuentre en el tipo de condiciones bajo las trabajan.
Según Gallup, mientras que los trabajadores independientes experimentan altos niveles de equilibrio trabajo-vida, flexibilidad, autonomía, comentarios significativos y libertad creativa, los trabajadores temporales reciben menos comentarios sobre su desempeño y reconocen tener niveles más bajo en cualquiera de estos factores. De hecho, “experimentan su lugar de trabajo como lo hacen los empleados normales, aunque sin los beneficios de un trabajo tradicional: beneficios, sueldo y seguridad”.
En esta línea, la remuneración también es otro de los elementos críticos que diferencian a unos profesionales de otros. Sin embargo, dentro de este factor también existen matices. Según Gallup, la clave está en saber si el trabajador cuenta con habilidades muy demandadas, pero difíciles de encontrar. Es ahí donde la negociación salarial se torna más justa o beneficiosa para el profesional.
El debate sobre los beneficios y las consecuencias de la "Gig economy" se ha convertido en una tendencia importante en el campo de la gestión del capital humano. Así, según los expertos, esta economía “ofrece un conjunto único de desafíos y oportunidades para las empresas que buscan una mayor agilidad en la fuerza de trabajo y experiencia en los mercados competitivos”.
Con el fin de lograr obtener dichos beneficios, Gallup recomienda, por un lado, rediseñar los trabajos tradicionales, y por otro, capacitar a los gerentes para que se relacionen mejor con su fuerza de trabajo temporal. “Deben comunicar la misión y los valores de la organización de forma rápida y concisa, al tiempo que impulsan la participación de los trabajadores, aunque sean temporales”, apunta el artículo.
Fuente: Equipos y Talento
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Apuntes del editor:
Las empresas pequeñas, no suelen contar con recursos de dirección sobrantes para enfrentar circunstancias inesperadas o excepcionales. La dificultad en la gestión simultánea de múltiples proyectos desborda con frecuencia a los equipos directivos de las empresas y, para ellas, el Interim Management proporciona la flexibilidad de contar de una manera rápida con esos recursos, sin sobrecargar las tareas del empresario o de su equipo.
De hecho, trabajar en cambios que pueden ofrecer nuevas oportunidades, entrar en nuevos mercados o que incluso pueden invitar a fusionarse con un competidor, cambios que pueden ser claves para la supervivencia de una empresa y, al mismo tiempo, gestionar el día a día de la compañía, puede ser una difícil, cuando no imposible tarea, que puede producir enormes dolores de cabeza y exigir excesivamente tiempo y dedicación por parte de los empresarios.
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Por todo ello, le invitamos a considerar la conveniencia y ventajas del Interim Management, como una perfecta solución para este tipo de problemas. En términos generales, el Interim Management es la contratación temporal de un Consultor de Gestión independiente, por un periodo de tiempo definido, bien para llevar a cabo los cambios en la actividad de la empresa o para hacerse cargo de la dirección de un proyecto concreto. El Interim Management es un recurso flexible, que puede además contratarse con carácter de inmediatez y por un tiempo concreto.
Entre las circunstancias que a menudo deben llevar a la decisión de contratar a un Directivo temporal, pueden mencionarse la reestructuración o reorganización de las empresas, llevar adelante cambios estratégicos, en procesos de fusión, adquisición o venta de empresas, en situaciones de crisis, para el lanzamiento de nuevos productos, para ganar mercados, para la puesta en marcha de sociedades filiales o sucursales o para situaciones de no sucesión por parte del empresario, que acostumbran a darse con cierta frecuencia en empresas familiares.
El Interim Management está diseñado para ayudar a los pequeños empresarios, frente a una oportunidad, necesidad específica, o situación de crisis y muchos son sus factores interesantes, entre los cuales se pueden mencionar: La rapidez, pues el puesto se cubre en días y sin costo de tiempo y dinero en seleccionar el directivo adecuado. La experiencia, que, generalmente, sobrará para acometer el proyecto concreto y con la experiencia de haber ya trabajado con anterioridad en un escenario semejante.
La objetividad, pues el Directivo temporal, sin cargas ni emociones, sin dependencias extrañas, sugerirá todo lo que crea oportuno acometer para mejorar las condiciones y posibilidades de la empresa. La eficacia, pues su experiencia le permitirá trabajar con eficacia desde el día uno y, en conexión directa con el primer nivel de decisión de la compañía, gestionará adecuadamente en tiempo y forma, los cambios.
El Directivo temporal se compromete a resultados tangibles. No trabajará nunca por las “medallas”, pues será consciente de que trabaja solo por objetivos concretos y durante un periodo de tiempo determinado. No compite con nadie, ni quiere hacerlo.
El Interim Management, finalmente, también puede proporcionar docencia, pues el Directivo temporal, puede ayudar a la formación, entrenamiento y tutoría de un director o equipo directivo joven y poco experto. Se trata de una práctica bastante extendida en países como Inglaterra, Holanda o Estados Unidos pero todavía poco habitual aún en nuestro país, aunque se espera entre en fase de crecimiento.
Normalmente, las condiciones del Interim Mangement se basan en que el empresario paga un fijo mensual, más gastos extras previamente acordados y no hay más costo, ni en la selección del directivo, ni en su cubrir sus necesidades para el día a día. No hay coches de empresa, ni ordenador portátil, ni teléfono móvil, ni siquiera compromiso de mantener el empleo fuera de las necesidades más concretas.
El directivo temporal reporta directamente al propietario o Consejo de Administración de las compañías, pero no solo reporta, también “lo hace” e implementa, con autoridad delegada, los cambios que sean necesarios. ”No explica lo que hay que hacer, ni tampoco donde hay que hacerlo. Sencillamente, lo hace”.
El marco temporal de ejecución de un servicio de estas características, se sitúa entre los 4 y los 18 meses, pudiendo, en raras ocasiones, superar la barrera de los dos años. El coste total se suele situar, naturalmente dependiendo mucho de las razones para su contratación, entre los 3.000 y los 6.000 Euros mensuales.
Las compañías PYME multinacionales, que quieren abrir una filial en nuestro país, suelen contratar servicios de Interim Management para su nueva implantación que van, desde el registro del nombre de la Compañía, la redacción de los Estatutos Sociales y la preparación de todas las formalidades para constitución de la compañía ante Notario, su registro de constitución, el alta en Hacienda, Seguridad Social, o la obtención de las Licencias Municipales y otros permisos oficiales, hasta la búsqueda de instalaciones, la negociación de contratos de alquiler/compra-venta, los contratos de servicios, los permisos de apertura, el control de la rehabilitación de las instalaciones, la compra de muebles y equipos, los contratos de personal y sus registros, los servicios de back office (nómina y servicios sociales, contabilidad, informes mensuales de Balance de Situación y Cuentas de Perdidas y Ganancias, control presupuestario, administración de la Compañía e impuestos, tesorería y bancos, facturación y cuentas a cobrar, negociación con proveedores, contratos de seguros, contratos de mantenimiento), el soporte al Consejo de Administración o socios, la supervisión de asuntos Fiscales y Legales, el soporte a la Junta de Accionistas, el control del negocio, y la representación de la compañía cuando y donde sea necesario.
Muchos directivos se oponen a contratar los servicios de Interim Management por miedo a las críticas o porque creen que con ello demostrarían debilidad, cuando es todo lo contrario. Cuando un directivo pide ayuda, muestra un signo de madurez y de interés por mejorar constantemente las posibilidades de la empresa.
Si usted comprende que necesita un refuerzo en su estructura de dirección y usted quiere disponer de experiencia, objetividad, flexibilidad, eficacia y menor coste para solucionar el problema, contrate los servicios de un experto en Interim Management.
ALBERTO AGUELO
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