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domingo, 4 de abril de 2021

EL PAPEL DEL CONSUMIDOR EN EL CRECIMIENTO ECONÓMICO

 



A menudo se considera la política de los consumidores como la inquietud de una sociedad opulenta preocupada por las cosas materiales. Con excesiva frecuencia se confunde con "consumismo" ( o la frívola acumulación de bienes por placer, de hecho, no hay valor más fundamental en nuestro sistema democrático pluralista que el respeto de los derechos de los individuos) , y el propósito de la poltica de los consumidores no es sino la protección de los derechos individuales en el contexto económico.

Otro malentendido que impide el desarrollo de la política de los consumidores es el dar por hecho que el interés del consumidor o usuario está invariablemente enfrentado con el del productor. En un sistema de libre mercado cualquier transacción entre comprador y vendedor implica un compromiso entre fines opuestos ( el precio máximo y el mínimo), pero la relación productor/usuario también se basa en un objetivo común: la satisfacción de las necesidades del consumidor.

La política de los consumidores, al definir y establecer estas necesidades, contribuye a que los productores dirijan sus actividades de forma más precisa hacia las realidades del mercado. La política de los consumidores, al aumentar el conocimiento del mercado por parte de éstos, contribuye a garantizar que los productos que satisfacen necesidades reales encontrarán compradores. De ello resulta un mercado más eficaz, con más ganancias para los productores y mayores oportunidades para la satisfacción de los consumidores.

La política de los consumidores, preocupada por el individuo como entidad económica, nunca puede ser considerada de forma aislada: debe participar en la elaboración de la política global e integrarse en la política económica en particular. Su objetivo es corregir un reiterado desequilibrio de la estrategia económica, un hábito de centrarse en el aspecto del suministro como si fuera el motor principal de la economía. El desequilibrio de fuerzas actual está patente en la organización normal de los gobiernos, la influencia conjunta de los ministerios de Industria, Comercio, Trabajo, Agricultura, etc. en nombre de los productores, supera con creces los esfuerzos de los ministerios( o secretarias de Estado) responsables de los asuntos de los consumidores. La misma desigualdad puede observarse en las cantidades de dinero que el gobierno dedica a subvencionar a los grupos de interés encuadrados, dentro del mercado, en el lado productivo, en comparación con los fondos disponibles para los órganos representativos de los intereses de los consumidores.

Este enfoque económico gubernamental centrado en el productor refleja el comportamiento de las propias personas que operan en el mercado. La escala de los mercados actuales, en los que el distribuidor tiene pocas probabilidades de mantener una relación personal con el consumidor, da lugar a unas prácticas comerciales que pueden tratar al consumidor casi como si fuera una cantidad pasiva. Conceptos tales como "crear la demanda" son sintomáticos de la alienación del usuario final.

El desarrollo de técnicas de marketing estratégico y la utilización de la informática y sofisticados análisis estadísticos en la toma de decisiones de los productores pueden contribuir a un estilo de dirección de empresa que olvida al consumidor como individuo. Esto no quiere decir que se debe abandonar el marketing moderno, al contrario, sino que, si no de utiliza con el debido respeto a las necesidades del consumidor como individuo, se hace un flaco favor tanto a los consumidores como a los productores. El alejamiento entre las dos partes del mercado conduce, efectivamente, a la explotación, la cual perjudica al consumidor, y al temor a la explotación, el cual paraliza el mercado en detrimento tanto de los beneficios del productor como del bienestar y satisfacción del consumidor.

La eliminación de los obstáculos al comercio deberá hacer que la industria española sea más competitiva en los mercados exteriores. Sin embargo la capacidad de España para competir no sólo vendrá determinada por el tamaño del mercado interior: la calidad de dicho mercado también es crucial. La disciplina-- y las oportunidades-- que ofrece un grupo de consumidores fuerte, articulado y bien informado son esenciales si los productores españoles quieren igualar la competitividad de unos rivales muy acostumbrados a satisfacer las exigencias de mercados amplios y sofisticados. 

Pedro Rubio Dominguez.
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Fuente: EL DERECHO DE ELEGIR Y EL IMPULSO ECONÓMICO- Eamonn Lawlor.
Documento de la Comisión de las Comunidades Europeas

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