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lunes, 25 de noviembre de 2013

EL PENSAMIENTO ESTRATÉGICO COMO FACTOR DE SUPERVIVENCIA EMPRESARIAL


En el año 1346, durante la Guerra de los 100 años, se libró en Crecy(Francia) una memorable batalla entre las tropas inglesas comandadas por el Rey Eduardo III y un poderoso ejercito de nobles franceses que defendían la causa de su Rey Felipe VI. El resultado de la batalla, que en principio parecía claramente favorable para las fuerzas francesas, habla por si solo:  dicho ejercito perdió entre 1.500 y 20.000 hombres, mientras que los ingleses perdieron menos de 50 ¿Cuál fue el secreto de la Batalla?. Una sola palabra lo resume: ESTRATEGIA.

Este concepto, originalmente limitado al mundo de las guerras, tiene tanta vigencia hoy como hace setecientos años, especialmente en el mundo de los negocios.  Sin embargo, muchos empresarios, en particular los responsables de la dirección de las pequeñas y medianas empresas y empresas en crecimiento, suelen manifestar cosas como estas: “estos conceptos de estrategia y planificación estratégica no son para mi; tengo demasiados problemas tratando de sobrellevar el día a día, como para darme el lujo de pensar en el futuro… No, definitivamente esto tiene validez solo para las grandes empresas”. Esta forma de pensar refleja una realidad cotidiana que olvida que David venció a Goliat basando su estrategia en sus armas más poderosas: su tamaño, su fe y su visión.

Dinámica competitiva

Pero, ¿Cuál es la razón que lleva a tantos empresarios a pensar de esta forma? ¿No habrá algo de razón en esa predisposición antiestrategia? ¿Cómo hacer cambiar una actitud que tiene, definitivamente, un impacto directo en la competitividad y el futuro de las Pymes?

En estos trabajos que venimos presentando a los lectores de nuestro Blog, buscaremos respuesta a estos interrogantes, destacando ciertos conceptos estratégicos claves y universales, que en nuestra opinión, jugarán un papel primordial en la supervivencia, crecimiento y desarrollo futuro de muchas empresas.

El uso de las palabras supervivencia, crecimiento y desarrollo no es puramente casual.  Refleja una realidad que el mundo de los negocios muchas veces parece ignorar, y es que la dinámica competitiva de las empresas y de los mercados manifiesta un comportamiento similar al planteado por Charles Darwin en su teoría de la evolución de las especies: “ante la ausencia de fuerzas que puedan mantener un equilibrio estable dándole a cada especie una ventaja en su propio territorio, solamente las que mejor se adapten al medio ambiente sobrevivirán”.

Como la Naturaleza ha demostrado en repetidas oportunidades, las especies qu e mejor se adaptan al entrono no siempre son las mas grandes, sino aquellas que mejor preparadas y equipadas están para hacer frente a los factores de cambio que afectan a dicho entorno. La consecuencia directa de esta teoría de la evolución es que en el largo plazo no pueden coexistir dos especies que intenten sobrevivir de igual manera; cada una debe tener, necesariamente una ventaja competitiva que sea única y exclusiva, y que permita diferenciarse del resto de las especies.

Este comportamiento que es tan cierto y aceptado en las ciencias naturales funciona de manera similar en el mundo empresarial: a menos que una empresa o un  negocio tengan ventaja diferencial sobre su competidores, tarde o temprano las fuerzas del mercado se encargarán de hacer funcionar las leyes de la dinámica competitiva, y de esa forma establecer una nueva situación de equilibrio.

Ante este panorama de dinámica económica, de constantes cambios, el desarrollo de un enfoque estratégico orientado a dar respuesta a estas presiones externas y a posicionar a la empresa competitivamente en el mercado, se convierte en una necesidad vital. Cuando la situación de los mercados es estable o evoluciona de manera lenta y predecible y las reglas competitivas son aceptadas y respetadas por todos los sujetos económicos, las empresas pueden desenvolverse, y hasta prosperar, utilizando un enfoque de prueba y error, adoptando una actitud pasiva o de reacción ante los cambios que ocurren en el entorno. Ante esta situación, que ha sido el caso de muchos mercados hasta no hace mucho tiempo, la existencia de un plan de negocios o de un enfoque estratégico se convierte en un mero factor de mejora de los sistemas de planificación y control.

El cambio constante

Pero cuando el cambio es una realidad que varía día tras día, cuando la innovación tecnológica reduce constantemente los ciclos de vida de los productos, cuando las necesidades y gustos de los consumidores modifican los segmentos de los mercados de manera continua, cuando las decisiones dependen más y más de la calidad y rapidez de la información disponible, en definitiva, cuando el ritmo de cambio supera a la velocidad con que las empresas pueden responder y adaptarse al nuevo entorno, los mecanismos convencionales de hacer negocios no solo quedan obsoletos, sino que se transforman en una bomba de relojería que pone en peligro la existencia misma de la empresa.

Es entonces cuando resulta necesario, --o mejor dicho, vital—adoptar un enfoque estratégico que permita a las empresas anticiparse al cambio y adaptar su organización a las nuevas reglas del juego, Cuando se convierte en realidad el proverbio chino: “Comienza a cavar el pozo antes que estés sediento”. Cuando el pensar estratégicamente se convierte en un factor de supervivencia.■



 Texto extraído del libro: "COMO MEJORAR LA GESTIÓN DE LAS PYMES COLOMBIANAS"

© Publicado conjuntamente  por el Instituto Europeo de Gestión Empresarial. Madrid-España. B78404290 y Enterprise Owi International en colaboración con ACOPI-Ibagué (Colombia).

Reservados los derechos. Estos textos pueden ser reproducidos por cualquier medio de difusión, pero siempre citando como "fuente" los datos antes mencionados.
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