Este término obedece a una explicación basada en una formación
vanguardista, que marca tendencias y que nace como respuesta a empresas con una
amplia y dilatada cultura de formación. La formación no convencional promueve
que sea el entorno formativo el que se introduzca en el entorno laboral del
empleado, consiguiendo que la formación se conforme como una tarea más en el
desempeño laboral. Las formaciones orientadas a la creatividad, el desarrollo
del talento, y el positivismo encaminan a la compañía hacia el crecimiento y el
desarrollo positivo.
Para marcar la diferencia en las acciones formativas, es
preciso, reducir al máximo las sesiones de aula y transformarlas en reuniones
de trabajo, cuyo objetivo sea intercambiar feedback entre los participantes y
utilizar los formatos media-learning como uno de los pilares que sustentan una
acción formativa. Sectores como el de la banca, energéticas o
farmacia llevan tiempo apostando por este tipo de formación, no desde un punto
de vista excluyente a la formación tradicional, sino como una línea de
actuación que suma y establece sinergias altamente rentables.
En 2012, el 55% de las compañías reconoció haber
mantenido o incluso incrementado la inversión en formación. Dentro del contexto económico en que nos hallamos inmersos, la principal
recomendación tanto para las personas en búsqueda de empleo como para los
empleados es apostar por su formación con el fin de incrementar su
empleabilidad mediante cursos de especialización, idiomas etc. Sin embargo, Adecco
Training, la consultora especializada en formación del Grupo Adecco, ha
detectado nuevos modelos formativos que se perfilan como la estrategia de
diferenciación tanto para lograr un empleo como para ofrecer valor a las
compañías.
Una de las demandas que los empleados solicitan a sus empresas es la
formación en el ámbito laboral donde las propias compañías se involucren y
posibiliten la formación continua de sus trabajadores. El objetivo no es otro
que mejorar sus resultados dentro de la compañía y seguir renovándose y
reciclándose, tanto dentro de la empresa, como en su propia carrera
profesional.
La formación se
mete en entorno laboral
Tradicionalmente, una acción formativa se diseña y ejecuta
sacando al participante de su entorno laboral para introducirlo durante un
espacio de tiempo en un nuevo entorno en el que se llevará a cabo esa acción. Sin embargo, la formación no convencional promueve que sea el entorno
formativo el que se introduzca en el entorno laboral del empleado, consiguiendo
que la formación se conforme como una tarea más en el desempeño laboral.
Esto se consigue cuando
la formación está alineada estratégicamente con la compañía en todas sus
dimensiones, es decir, con una clara definición de objetivos, con una correcta
asignación de recursos y con una adecuada combinación de metodologías
Nuevas
fórmulas de formación
En los últimos años, las empresas viven una constante adaptación al
cambio, en este entorno, la respuesta que las empresas necesitan se traduce en
fórmulas que abandonen los viejos esquemas, ideas innovadoras y formatos muy
realistas con la situación.
Realizar formaciones encaminadas hacia la creatividad, el
desarrollo del talento, la innovación y el positivismo marca no sólo el
desarrollo de un trabajador sino que encamina a la compañía hacia el
crecimiento y el desarrollo positivo.
Nuevas herramientas y
nuevos planteamientos
En estos momentos están surgiendo centros formativos
tanto para empresas como para profesionales independientes que procuran ofrecer
nuevas herramientas y planteamientos que permitan a las compañías generar
nuevos enfoques y dinámicas para ofrecer respuestas ante las situaciones
adversas de la compañía.
El diseño de los planes de formación se ve obligado a
cumplir estas premisas, buscando una correcta combinación de recursos
metodológicos que produzcan el máximo impacto en el desarrollo de las
competencias profesionales del empleado y, por el contrario, el mínimo impacto
posible en la dedicación que éste tiene de destinar a la formación en perjuicio
del desarrollo de su trabajo diario.
Para marcar la diferencia en las acciones formativas, es preciso,
reducir al máximo las sesiones de aula y transformarlas en reuniones de
trabajo, cuyo objetivo sea intercambiar feedback entre los participantes,
utilizar los formatos media-learning como uno de los pilares que sustentan una
acción formativa y, por otro lado, recurrir a herramientas que permitan una
cercanía que imprima un carácter individualizado en los programas formativos.
Atrás convencionalismos
Este tipo de formación debe huir de convencionalismos instaurados
tradicionalmente y cambiar radicalmente los paradigmas establecidos, diseñando
y ejecutando ahora con una alta dosis de pragmatismo, además de proporcionar
elementos que permitan medir los resultados obtenidos.
Trabajar sobre competencias con un reflejo directo sobre el
comportamiento de la persona es mucho más productivo. En el campo de las
habilidades directivas, a través de formación no convencional, se pueden
potenciar las denominadas soft-skills o competencias blandas tales como el
liderazgo, la gestión de personas, la capacidad de reacción ante problemas,
iniciativa y flexibilidad.
La proactividad comercial, el impulso comercial, el
aprovechamiento de las oportunidades de negocio o la gestión de las relaciones
con el cliente, son las protagonistas que conforman los ejes de actuación en el
diseño de programas de formato no convencional.
En resumen, podríamos decir que se trata de una formación
vanguardista, que marca tendencias y que nace como respuesta a empresas con una
amplia y dilatada cultura de formación.
Formación vs.
Cuenta de Resultados
Las empresas cada vez se muestran más interesadas en perfiles
profesionales que cuenten con este tipo de habilidades. Grandes empresas dentro
de sectores como Banca, Energéticas o Farmacia llevan tiempo apostando por este
tipo de formación, no desde un punto de vista excluyente a la formación
tradicional, sino como una línea de actuación que suma y establece sinergias
altamente rentables. Las materias que más se adaptan a este tipo de programas
formativos, tienen un reflejo directo sobre el comportamiento de la persona y
se traducen en su rendimiento y productividad.
En 2012 más del 50% de la inversión en acciones
formativas se destinó a habilidades técnicas, formación íntimamente ligada a la
cuenta de resultados, lo que confirma la apuesta por la formación como
herramienta de productividad y competitividad de las empresas.
Efecto en el tiempo
Está demostrado que el uso de metodologías que conectan
directamente con las emociones del participante provocan un efecto memorable
que perdura mucho más en el tiempo y es obvio que este efecto debe tener una
justificación, debe estar relacionado con la competencia laboral o el cambio
actitudinal que se pretende trabajar. Dicho de otra forma, no
solo basta con que el participante en una acción formativa recuerde al cabo de
los años aquel programa formativo, aquella actividad o dinámica que realizó, sino
que debe dotarla de un significado desde el punto de vista empresarial. Es por
ello que todos los medios, recursos a utilizar o metodologías a desarrollar,
estén sólidamente justificados.
Para 2013-14, las acciones de formación que se perfilan como
críticas son las relacionadas con habilidades comerciales y
técnico-productivas, dos acciones que claramente tienen que ver con los
resultados de la empresa, convirtiéndose así la formación en una parte
estratégica de las compañías.
http://www.americalearningmedia.com/
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