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martes, 30 de mayo de 2017

El Sentido del Liderazgo



Fernando Bayón Mariné, Doctor en Derecho por la Universidad de Granada, y Director General de EOI Escuela de Organización Industrial de Madrid, dispone de más de cuarenta años de experiencia liderando y gestionando organizaciones empresariales. Además de su tarea al frente de EOI, Fernando es Catedrático de Organización de Empresas de la Escuela Universitaria de la Universidad Rey Juan Carlos y profesor titular de la Escuela Oficial de Turismo de Madrid. También es autor de más de 120 referencias bibliográficas, y 21 libros, en su mayoría acerca de Coaching y la Gestión de Recursos Humanos. Este profesional de reconocido prestigio en el sector del talento nos habla acerca de cómo abordar y ejercer un buen liderazgo.

Cuando Argyris enuncia su Teoría de la Sustitución, se basa en una hipótesis condicionada: “si yo fuera el jefe, si yo fuera ministro, si yo fuera el entrenador del equipo de fútbol… “cuando en realidad esa hipótesis es prácticamente inviable porque no vamos a por el jefe. Ni ministro, ni entrenador del equipo de fútbol, lo que termina conduciendo a una frustración típica del Romanticismo de Espronceda.

Con esta primera aproximación quiero señalar que normalmente, las personas que ocupan una posición de liderazgo tienen las aptitudes y conocimientos suficientes para ellos, pero con igual normalidad necesitan revisar sus actitudes y comportamientos. En una palabra: la calidad directiva no es la adecuada y las competencias afectas al liderazgo son insuficientes.

“LAS PERSONAS QUE OCUPAN UNA POSICIÓN DE LIDERAZGO TIENEN LAS APTITUDES Y CONOCIMIENTOS SUFICIENTES PARA ELLOS, PERO NECESITAN REVISAR SUS ACTITUDES Y COMPORTAMIENTOS”

El liderazgo y el talento constituyen un binomio prácticamente inseparable. Si el talento lo reconocemos a través de la ecuación Capacidad X Compromiso merecerá la pena detenernos en su significado.

“LA CALIDAD DIRECTIVA NO ES LA ADECUADA Y LAS COMPETENCIAS AFECTAS AL LIDERAZGO SON INSUFICIENTES”

Capacidad

Capacidad, referida no a las capacidades del conocimiento -que tienen que existir sí o sí-, sino a las personales para el ejercicio del mando, como la toma de decisiones, la visión estratégica, el trabajo en equipo y, sobre todo, la gestión de la incertidumbre y del networking.

Son las capacidades que hoy se exigen a un líder, a un conductor de personas y a un gestor de la estrategia. En definitiva, visión clara y óptima ejecución de la misión.

“LA TOMA DE DECISIONES, VISIÓN ESTRATÉGICA, TRABAJO EN EQUIPO Y, SOBRE TODO, LA GESTIÓN DE LA INCERTIDUMBRE Y DEL NETWORKING SON CAPACIDADES REQUERIDAS PARA UN BUEN LÍDER”

Compromiso, un paso más allá de la motivación

Estar comprometido con lo que se hace y se quiere hacer. Un compromiso estratégico que exige incluso un esfuerzo aún mayor en aras a la ejemplaridad y al futuro.

Sentirse comprometido es también un estado duradero. No se puede comprometerse con unas cosas sí y con otras no, o comprometerse ahora sí y mañana no. Compromiso real. Sólo el compromiso real es válido.

El líder de hoy no es aquel que influye en el comportamiento de los demás como se decía hace 30 años, ni siquiera el que predice, gestiona y lleva adelante el cambio –el líder típico de principios de siglo-. Hoy el líder ha de hacerse fuerte, al menos en las cinco actitudes principales:
  1. Aceptar la incertidumbre
  2. Visionar variables desconocidas
  3. Ser capaz de elevar el networking a la enésima potencia
  4. Creer absolutamente en el equipo que les rodea
  5. Mostrarse valiente cada día sin olvidar que la humanidad y la humildad serán sus mejores valores
 “EL LÍDER DE HOY ACEPTA LA INCERTIDUMBRE, VISIONA VARIABLES DESCONOCIDAS, POTENCIA EL NETWORKING, CREE EN SU EQUIPO, Y HACE DE LA HUMANIDAD, LA VALENTÍA Y LA HUMILDAD SUS MEJORES VALORES”

Según Richardson y Chandler, “guerra al líder tóxico, guerra al líder paternalista, guerra al líder autoritario y guerra al líder desconfiado”. Y frente a eso, Robin Sharma, el mayor reconocimiento al líder que nos demuestra día a día las cinco competencias que hemos señalado anteriormente.

Como diría hoy cualquier alumno de Baudelaire: sin liderazgo que nos dirija será más difícil llegar a la meta, pero sin meta, ¿para qué necesitamos un líder?

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